Capitulo Dos
Mi hermana luce muy molesta, de hecho, luce más que molesta. Su rostro está completamente rojo de la furia. Un poco aterrador. Si el homicidio no fuera un crimen con un feo castigo, creo que ella estaría considerando esa opción, después de todo, su mirada me está asesinando.
—¿Es que te has vuelto loco?.—Grita molesta, tira un poco de su cabello.
—Luz baja la voz. Gabe tiene razón. Lo necesito.
—No hermanito. Tú no necesitas a esa zorra. No necesitas verla.
—Necesito un final de mi historia con ella. No te pido permiso. Es lo que haré... te guste o no. Necesito verla… Quiero que esto me deje ser libre.
—Bien. No vengas a llorar a mis brazos luego.—Dice enojada saliendo de mi habitación.
Suspiro y sigo armando mi maleta. Es pequeña pero llevo lo necesario. Mi celular vibra. Es un mensaje de Gabe.
«En quince voy por ti, hermano. Gabe x»
Busco entre mis cosas una carta que he escrito hace unos años atrás cuando ella se tardaba en regresar y nunca le he hecho llegar. Quizá nuestra relación no sólo se perdió por ella.
Yo también fui responsable. No insistí lo suficiente para que ella me eligiera a mí. Pero nunca creí que tenía competencia.
Camino hacia la linda chica que me está volviendo un poco loco, quería decirle que deje de mirarme, no quería meterme en problemas con su novio, porque esa mirada que ella me daba, por más que me encante, me traería problemas.
Cuando llego hacia la chica hermosa, ella me sorprende cuando me besa. Ella literalmente se tiro sobre mí, para besarme.
No puedo responder su beso, no porque no me este gustando, si no, porque estoy sorprendido. No esperaba esto. Me alejo de él y la miro confundido.
—¿Porqué no me besas?.—Dice en un hilo de voz, como si mi rechazo la hubiese lastimado.
—Tienes novio.
—No es mi novio hace semanas. Lo dejé, no puedo estar con él y pensar en ti. No es sano para nadie.-Dice ella con su dulce voz.
Sacudo mi cabeza alejando aquel momento donde todo había empezado, todo había comenzado por ella. Ella tomo la iniciativa. Pero gracias a ello, fui feliz durante mucho tiempo.
Tomo mi bolso y bajo hacia la entrada. Me siento en el porche esperando a mi amigo.
Cuando llega, subo a su auto y el comienza a conducir hacia el hotel donde su prima se hospeda.
Siento nervios, una sensación se apodera de mi estomago, como si fueran cosquillas pero sé que es una manifestación de los nervios.
La volvería a ver.
El camino el largo, dura cuatro horas. Me siento nervioso y con ganas de volver a casa. ¿Qué le diré? Quizá ella ni me recuerde. Ahora es una estrella. Ahora está viviendo su sueño.
—Hemos llegado.—Dice mi amigo y yo lo miro.
—Mierda, creo que debemos volver.—Le digo y el niega con la cabeza.
Arrastrándome, me lleva donde queda la habitación de su prima aun soportando todo mi parloteo sobre que me arrepentí, que no quiero verla. Me mira mientras golpea la puerta. Sólo se demora un minuto en abrirla.
—¡Gabe!.—Grita ella abrazando a su primo. Yo me hago a un lado y la miro.
Su cabello ha crecido y lo ha dejado rubio, su color natural. Algo extraño ya que ella odiaba ser rubia. Decía que las personas la juzgaban solo por el simple color de su cabello y no por lo que en verdad era.
Se aleja de él y entonces, ella parece mirarme a mí. Parece que alguien ha muerto por su rostro. Su cara esta pálida mientras que su boca está un poco abierta.
—Tú.—Susurra en un hilo de voz.
Algo bastante decepcionante, quizá ni recuerda mi nombre. Ahora solo quiero irme lo mas pronto posible.
Aprovechó que estamos frente a frente y la miro mejor. No lleva ni una gota de maquillaje, sus cejas están perfectamente depiladas y luce hermosa. Realmente hermosa.
Sus ojos celestes lucen bien grandes mientras ella me mira, su nariz respingada y sus hermosos labios que tanto he besado y añoraba seguir besando.
—Sí, soy yo.—Respondo secamente.
Aquel hombre que le dijiste que ibas a volver y que nunca volviste entonces el quedo con un corazón roto y atado a una mujer que era feliz sin él.
Ese soy yo.
Ella mira de mi a Gabe, parece desconcertada, entonces, se sonroja.