Capítulo 2

Me apresuré para entrar al aula antes de que el tráfico de adolescentes idiotas me aplastara, igualmente como en las clases anteriores tomé asiento en una de las butacas de atrás, en eso entran todos y la profesora, es una señora lo suficiente mayor y parece ser de carácter estricto, que hasta nos podría aterrorizar a todos. En fin, ella nos impartiría la materia de ciencias sociales por consiguiente comenzó a hablarnos con respecto a la materia.

―Muy bien, espero y les haya quedado claro lo que les acabo de explicar —hizo una breve pausa—. Para dar inicio a este nuevo tema, harán un ensayo en parejas y…

Alguien toca suavemente la puerta del salón interrumpiendo la explicación de la maestra, por instinto giré mi cabeza a la dirección donde está la entrada y se trata de… Oh, demonios.

―¿Me da permiso de entrar? —pregunta el chico que me lastimó los dedos.

―Jayden, como siempre llegando tarde. Mañana asegúrate de llegar puntual, o irás a la oficina del director.

El tal Jayden no respondió más que sólo sonrió como un vil bobo ese que todo le parece gracioso, caminó buscando algún lugar disponible en donde sentarse, toma asiento en un lugar a la derecha de su amigo suyo y a mi izquierda, pero ni siquiera me dispuse a verlo de reojo. La maestra prosiguió explicando el trabajo, no me molesté en preguntarle si podría hacerlo sola, sólo lo haría.

―Muy bien, ya quedaron todos con su pareja de trabajo, pero sólo quedan tres: Brandon, Jayden y Angie. Ustedes podrían ser un equipo —habló la profesora.

Rápidamente alcé la mano llamando su atención.

―Profesora, prefiero hacer el trabajo yo sola —dije enseguida.

―Señorita, el ensayo puede estar muy extenso y tendrá que ser entregado a más tardar el viernes de esta semana, además es calificación para ti. Está bien, ustedes tres —finalizó ella poniéndome de equipo con ese par de idiotas sin mi consentimiento.

―Vamos Angie, verás que nosotros seremos un buen equipo —me dijo Jayden con su misma sonrisa intacta.

Rodee los ojos, guardé silencio mirando con rechazo a los dos chicos, nos reunimos para dividirnos lo que le tocaría a cada quien, pero también no paraban de reír por idioteces que se les ocurría y eso comenzaba a irritarme. Mientras ellos hablan, descansé la barbilla en mis dos manos y observo el exterior por la ventana, por un momento me perdí en la naturaleza que rodea este instituto, tanto me distraje que olvidé que tenía un trabajo que realizar a lado de un par de tontos.

—¿Angie? —la mención de mi nombre por parte de Jayden me trajo de vuelta a la realidad—. Lamento interrumpir tu viaje astral pero, esto es lo que te toca investigar para que hagamos el ensayo.

Brandon me pasó su libreta para que pueda ver lo que llevan escrito, asentí después de leerlo.

…

Suena el glorioso timbre de salida, para ser mi primer día en esta nueva preparatoria las horas se habían pasado de volada. Para mí los regresos a clases siempre han sido los mejores, pero también me aterra el concepto del último año de preparatoria: estrés, más estrés y planear que hacer de mi vida.

Estaba frente a mi casillero acomodando mis cosas y metiendo a mi mochila algunos cuadernos y sobre todo llevarme a todos lados mi libro favorito por si en alguna ocasión existe la oportunidad de leer. En eso se acerca nuevamente el moreno insoportable y lastima dedos.

―Angie, ¿vamos a mi casa para hacer lo del informe?

―Ya nos dividimos el trabajo entre los tres, ya no será necesario ir a tu casa —contesté fría y cerrando mi casillero, antes de que siguiera dirigiendo la palabra me alejé ganándome más miradas asesinas de Katly cuando caminaba por el pasillo. Si las miradas mataran yo ya estuviera bajo tierra.

Salí del instituto y volteé a la izquierda para empezar a caminar hacia casa con mis audífonos puestos y muy tranquila. Saqué mis llaves de mi bolsillo para introducirlas, pero cuanto entré vi a mi madre y al idiota de Elliot comiéndose o mejor dicho... tragándose a besos en el living, cosa que sorprendió a mis hermosos ojos.

―Oh, lo siento creo que me he equivocado de casa —dije sarcástica.

―Angie no seas exagerada —dijo en un tono de ¿borracha? ¿drogada? ¿o ya está delirando por besuquear tanto?, luego se quedó callada y volvió a besar a Adam.

―Si, claro —dije irónica, me di la vuelta para irme pero antes...―. Si yo también haría lo mismo con mi novio... tú estarías igual

―Oh..., claro que no eso nunca pasará, me refiero a que eres mi pequeña hija, o sea tú, en un futuro irá a un convento —al escuchar eso puse los ojos en blanco.

―¡Tú eres la exagerada! —espeté molesta pero ella desechó mi respuesta, no dijo nada más y continuó besando a Adam, hice una mueca de asco―. Voy a vomitar.

Subí las escaleras hacia mi habitación, cuando llegué a mi puerta, entré y cierro la puerta detrás de mí.

Por poco olvidaba que también tendría que trabajar, a mi madre no le agrada que yo trabaje, pero prefiero ganarme mi propio dinero para cubrir mis necesidades, a ser de esas típicas chicas a las que sus padres les dan de sus millones; y bueno, no voy a pretender ser alguien que no soy.

Media hora de descanso, me cambié de ropa y bajo, ya no está Adam y mi mamá, eso me da suma alegría, luego decido entrar a la cocina para tomar un vaso con agua, ahí se encuentra Ethan sentando y atareado en su PC, al hacer contacto visual entre él y yo rápidamente desvié la mirada.

―Hola Angie —me saluda mientras tecleaba. No le respondí mientras sacaba del refrigerador la jarra con agua.

―Saldré para ir a mi trabajo —hablé mirándolo sobre mi hombro, él me miró y asintió―. Lo digo por si acaso mamá te pregunte por mí, aunque lo dudo.

Me colgué la mochila y salgo de la casa.

Admito que mi nuevo empleo si quedaba un poco lejos para mí, a unas varias cuadras agigantadas. No es el primer empleo que he tenido en mi vida, podría decir que es el quinto de mi lista. Miré el establecimiento de afuera y varias personas estaban comenzando a entrar, me apresuré a ponerme el delantal y la plaquita que leía mi nombre.