Forever Young

Capítulo 9

Narra Jayden:

Triste y deprimido estoy desde que Katly y yo terminamos. Dice la típica frase:

“Si amas a alguien, déjalo ir”.

Estúpida frase barata. Desde que finalizaron las clases, no he dejado de insistir a Katly que vuelva conmigo, desgraciadamente se desconectó de sus redes y apagó su celular. Una y otra vez los recuerdos volvían a mi mente en forma de un tráiler de película, en este instante me dolía horrible la cabeza que más quisiera es arrancármela.

Tampoco he dejado de pensar en lo que sucedió en el cole, ¿quién diría que por salvarle la espalda a otra chica arruinaría mi relación? Sí, realmente culpo a Angie, si no fuera una chica engreída y me hubiera escuchado que tuviera cuidado con el piso mojado, nada de esto estuviera pasando.

Me encontraba solo en casa y aproveché para fumar, llevaba ya dos cajetillas de cigarros. Mis papás tuvieron que salir otra vez por cuestiones de trabajo. Es duro no tener a nuestra familia cerca y no nos pregunten que tal nos fue en nuestro día y nuestro estado de ánimo, al menos Brandon ha estado acompañándome y escuchando todo lo que le contaba, parecía más un psiquiatra que orientador.

―Jayden ¡ya deja eso! ¡ya llevas fumando por horas! —farfulló Brandon.

―Te juro que éste será el último —mi voz se oía rasposa, mientras le mostraba un cigarrillo más entre mis dedos.

―Sí, claro —ironizó―. Eso mismo dijiste hace unos momentos, por favor ya detente. Ve y mírate al espejo, tienes los ojos rojos y no es precisamente por el llanto.

Asentí pesadamente, le di una última calada y tiré la colilla de cigarro para aplastarlo con la suela de mi zapato.

―Bien, llevo rato preguntándote lo mismo y no me das respuesta, ¿ahora me vas a decir bien qué fue lo que pasó? —pregunta él tomando asiento.

―Te diré que extraño demasiado a Katly, dos años de relación se han ido a la basura. Todo por culpa de Angie.

―¡Wow! Espera un segundo, yo diría que aquí la culpa la tienes tú. Fuiste tú quien empezaste a encapricharte con esa rubia ¿estás viendo y no ves?

―¡Joder! En ningún momento me he encaprichado con ella ¿por qué todos me dicen eso? ¡La maldita sociedad en la actualidad ya malinterpreta todo! —grité frustrado al borde de un colapso.

―Puede que tengas razón —dijo sobándose la quijada, eso me sonó a sarcasmo.

Nos quedamos en un largo silencio, él no decía nada y ni yo tampoco. Después le he estado contando todo sin guardarme algún detalle, después de desahogarme no era suficiente para sentirme mejor, quisiera llenar este vacío que tengo y no precisamente con comida.

Me puse de pie, tomé las llaves del auto y caminé hasta la puerta sin mirar atrás.

―¿A dónde vas? —pregunta Brandon.

―A divertirme un poco, si llegan mis papás o alguien les dices que no tardaré en volver —dicho eso salí dejándolo solo en mi casa.

Conducí sin rumbo alguno, miré hacia muchos lados y finalmente estacioné el auto frente a un bar. Había una larga fila de personas para entrar, me di cuenta de que no a cualquiera dejan entrar. Alisé un poco mi cabello con mis dedos, no quiero dar mal aspecto para estar frente al portero.

―Bienvenido a “The Campbell” ¿tienes alguna identificación tuya? —pregunta el portero con voz estricta.

En realidad no tenía alguna identificación, sólo me faltaba dos años para cumplir la mayoría de edad, pero fingí tener 20 años, total muchas personas me han dicho que parezco de más años, y me deja pasar. Esto fue más fácil de lo que pensé.

Me dirigí a la barra y para empezar pedí alguna bebida alcohólica no tan fuerte y luego subir de niveles. Después fue un shot de tequila, dos, tres, cuatro, cinco, quince shots. Mi mente aún se proyectaban imágenes de momentos que he pasado con Katly, luego pasaron imágenes de cuando abracé a Angie antes de que fuera a caerse por el piso mojado, y observaba su linda cara de muy cerca.

Le dí un sorbo a mi bebida, ―Brindo por nuestros primeros amores que se han quedado marcados en nuestras vidas —dije y volví a beber―. Pero también brindo por una chica linda, que apareció y se robó mi atención. Por su manera de actuar, hablar e incluso su raresa.

No me había dado cuenta que todo eso lo estaba diciendo en voz alta, a pesar de tantos tragos aún me sentía sobrio, o al menos así me sentía e intentaba tener el control de mi cuerpo y pensar bien antes de hablar tonterías. Y mirar más allá a las chicas con cortas faldas y blusas escotadas.

―¿Le eres infiel a tu pareja? —me preguntó el barman, voltee a verlo.

―No, pero muy pronto —solté sin pensar dos veces, ni una.

―¿Pronto? —pregunta riéndose. Las ventajas del alcohol es que se pierde la vergüenza cuando llegamos a hacer el ridículo.

Después de otros shots, ya empezaba a sentirme mareado y con la vista borrosa. Miré el reloj de mi celular. ¡Oh demonios! Son casi las diez de la noche, no puedo creer que haya perdido la noción del tiempo.

Salí del bar. Tendría que irme a caminando a casa sosteniéndome de las farolas, ya que si me voy en vehículo sería mi auto quien ardería conmigo y, fui un estúpido que derrochó hasta el dinero que guardaría para tomar un taxi.

Narra Angie:

Nueve de la noche, estaba desesperada por largarme de aquí. Ya que llegué veinte minutos tarde mi jefe me ha dejado hasta más tarde para recompensarlo, he estado lavando platos, sacando basura y limpiando mesas.

¡Joder! Eso es trabajo de los meseros.

―Listo, jefe. Ya acomodé y limpié las mesas, saqué la basura, etc, etc —dije cansada después de haber terminado los deberes―. ¿Puedo retirarme?

―Buen trabajo Ross, y que esto te sirva de escarmiento, para que la próxima vez no vuelvas a llegar tarde ¿entendido? —dijo y yo asentí.

―Por cierto, mi nombre es Angie —dije, no me molestaba que me llamara por mi apellido pero es que no estaba acostumbrada.



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En el texto hay: romance, drama, amor odio sufrimiento

Editado: 17.11.2020

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