AMOR INFANTIL
Ese amor que sentimos cuando somos unos niños, mi mamá le decía "novios de manito sudada", cuando somos niños los adultos no le dan la importancia que los niños le dan a este primer amor, aunque hayan pasado todos por lo mismo lo vemos como algo estúpido y sin importancia. Y digo "lo vemos" porque yo también lo hice, a ese niño gordito un año menor que yo que me aceleraba el corazón a mil cada vez que lo veía jugar fútbol con sus amiguitos o pasear en bicicleta por el estacionamiento del edificio lo vi como un amor que "no cuenta".
Él tenía nueve años y yo diez, vivíamos en el mismo edificio y compartíamos el mismo grupo de amigos, por lo que nos veíamos constantemente en esas tardes después de la escuela que bajábamos al terreno de nuestro edificio a jugar con nuestras bicicletas o cualquier otro juego trivial que se nos ocurriera.
Desde la primera vez que lo vi llamó mi atención, sus ojos mas que todo, eran claros, pero no solo claros... Eran profundos, unos ojos que cuando hacían contacto visual con los míos me perdía en ellos.
Mi amiga de ese momento sabía que él llamaba mi atención, así que se lo hizo saber, él parecía sentir lo mismo. Nos convertimos en los primeros amores fugaces de cada uno o novios de manito sudada, como quieran decirle.
Pero recuerdo que cada vez que sentía su presencia o que sabía que estaba por verlo mi cuerpo palpitaba completo por los latidos de mi corazón, un nudo se formaba en mi garganta y mis ojos se humedecían levemente.
Aunque solo nos encontrábamos para jugar y darnos picos a través de una reja que dividía los edificios de mi conjunto, nunca sentí esa sensación con otra persona.