LO HACES A UN LADO
Vivíamos en el mismo conjunto residencial, por lo que encontrarnos a lo largo de nuestra vida era constante, pero para mi ya no tenía importancia.
Recuerdo que podía estar en el mismo salón que él y ni siquiera notar su presencia, aunque para él yo siempre estaba presente, ¿Cómo lo sé? Me lo hacía saber. Me saludaba constantemente, intentaba que me quedara con su grupo a jugar, pero por alguna razón nunca me interesó.
Yo había conocido a mi primer gran amor juvenil, tenía doce años en ese momento y mi madurez siempre fue superior a cualquiera de mi edad, tal vez por todas las cosas que pasé a mi corta edad.
Estuve un año y un poco más con una persona que amé fuertemente, que eclipsaba a Joseph, ese niño que activó mi coraza cuando tenía tan solo diez años.
Pero como siempre cuando entregaba mi corazón en las manos de otra persona no pasaba ni un segundo cuando lo apretaba con sus manos haciéndolo pedazos, empezaba a pensar que yo era la del problema y no sabía como salir de ese pensamiento.
Joseph nunca contó, porque Voldemort me había hecho cenizas el corazón.
PD: Todos tenemos un Voldemort en la vida.