Fortress (gay)

IV

La asesina abrió los ojos un poco desorientada.  Luego maldijo para sus adentros.  No sabía en qué momento se había quedado dormida, ni siquiera había despertado a Killian para que siguiera con el turno, eso había sido extremadamente descuidado y peligroso de su parte.

Se talló los ojos mientras bostezaba, de repente cayó en la cuenta de que sentía cálida, como si estuviera envuelta en una cómoda y cálida sabana.  Cuando su vista se ajustó a la claridad del día y vio por qué se sentía tan cómoda, gritó.

Se encontraba acostada en el suelo, sin embargo Killian y el lobo se encontraban recostados a cada lado de ella brindándole calor.  Killian se sobresaltó al escuchar el grito de la asesina.

-Despertaste.-  Susurró el caballero somnoliento.  -Te quedaste dormida, y como parecías tener frío Silver y yo te brindamos calor. –

Juliet se sonrojó, la falta de su preciado e importante espacio personal era impresionante.  Abrió la boca, con intención  de insultar y maldecir, sin embargo antes de poder decir algo, analizó lo que el caballero había dicho, y eso le hizo evitar las palabrotas.

-¿Silver?-

-Sí, pensé que si viene con nosotros, debería tener un nombre.-  Respondió. -Así que le nombre Silver.-  El lobo levantó la cabeza al escuchar el nombre que le habían puesto, pero al realizar que Killian no lo necesitaba volvió a recostar la cabeza en el suelo y cerrar los ojos nuevamente.

Juliet se levantó del suelo.  Ya había amanecido, pero al ser tan temprano en la mañana, aún hacia bastante frío.  Así que cruzó los brazos para mantener calor.

-Deberíamos seguir.-  Dijo recogiendo su carcaj del suelo y enganchándoselo en el hombro.

-Entre más rápido nos vallamos, más rápido llegaremos.- 

El caballero asintió.  Recogió sus cosas y llamó al lobo para que los siguiera.  Silver se levantó y bostezó, para luego seguir con paso tambaleante a Killian, el cual tenía una gran sonrisa plasmada en el rostro.  El azabache parecía muy alegre desde que se habían encontrado al lobo.

-¿Dónde vive tu compañero?-  Preguntó el caballero con curiosidad, quería saber si ella sabía a donde tenían que ir, o estarían dando vueltas totalmente perdidos y desorientados.

-No recuerdo muy bien, pero una vez había mencionado que vivía cerca de unas sirenas.- Respondió Juliet, intentando no tropezar con las rocas.  El camino era básicamente un sendero de rocas inestables, pero era mejor que adentrarse al bosque y perderse.

Killian no pensaba que ella supiera a donde tenían que dirigirse, pero de los dos, ella era la que tenía una mejor idea de dónde dirigirse.  Así que no debía quejarse.  Killian le echo una mirada a Silver, quien le seguía cercamente.  Él aún no se creía que fuera un lobo.  Era tan amistoso y obediente que de verdad parecía un perro.  También se había dado cuenta que Juliet evitaba andar cerca de Silver, ni siquiera dejaba que este caminara detrás de ella, y eso al caballero le causaba gracia.

Un gruñido le hizo para en seco.  Killian parpadeó saliendo de su ensoñación.  Silver estaba tenso, en posición alerta, y gruñía mientras daba vueltas alrededor del caballero.  Sin embargo, no parecía tener la intensión de atacarlo, si no, parecía más bien estar intentando protegerlo de algo que acechaba cerca. 

Volteó para mirar a Juliet, la cual a su vez observaba a Silver extrañada.  Lo que quería decir que ella tampoco sentía nada.

-¿Qué le pasa al pulgoso?-  Preguntó Juliet al notar el raro comportamiento del lobo.

-Creo que notó algo.-  Killian intentó concentrar sus sentidos, sin embargo no pudo sentir la presencia de alguna amenaza cerca. 

-Pues yo no noto nada.-  Respondió la asesina mirando a su alrededor.

Al instante en el que terminó la frase, una flecha cruzó alarmantemente cerca de ellos, hasta clavarse en un árbol cercano.   Juliet miró en la dirección en la que vino la fecha.  Al principio no vio nada, ni sintió nada, pero segundos después un grupo de mujeres salieron de entre los arboles apuntándoles con flechas.  Todas ellas vestían con ropas de cuero, descalzas y con el cabello suelto.

-Has traspasado nuestras tierras.-  Mencionó la que parecía ser la líder del grupo.  -Has deshonrado a nuestra diosa.- 

-¿Se dirige a nosotros?-  Le susurró Killian a Juliet, observando extrañado por las mujeres.

-No, se dirige a ti.- Respondió también en un susurro.

-¿A mí?  ¿Por qué?-  El caballero le miró interrogante.  -¿Es porque soy blanco?-

-Son Amazonas, Killian.  Odian a los hombres.-

-Wow, no sé qué es peor, que te discriminen por tu color de piel, o por tu género.-

Juliet lo miró de soslayo irritada.

-Ríndanse.- Ordenó la líder, acercándose cautelosa.  -Y bajen sus armas.-



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En el texto hay: asesinos, caballeros, magia

Editado: 31.10.2019

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