⊷⊶⊷⊷⊶⊷《 MATTHEW 》⊷⊶⊷⊷⊶⊷
Nos sentamos en la mesa a planear como realizar las fotos, la locación y demás. Algunas horas transcurrieron desde que empezamos, por alguna razón la conversación era muy amena, disfrutaba de es luchar a Katherin y la emoción con la que contaba sus sueños e ideales, y muy dentro de mi sentía la enorme necesidad de quitar todos los obstáculos que aparecieran en mi camino para verla siempre feliz.
— Estoy muerta, antes de tomar las fotos, ¿quieres ir a comer algo? — le sonreí.
— Claro –
— Hay un lugar cercano donde trabajaba antes, sus postres son deliciosos y siempre me dejan más barato cuando voy con amigos — amigos, no quería que me viera como amigo, no ahora.
— Por supuesto, vamos — forcé una sonrisa, vamos Matthew, paciencia, si no le dices nada no sabrás que pueda pasar.
Llegamos a una panadería, era muy psicodélica, cada uno de las paredes estaban pintadas de color distinto, todos muy llamativos, las sillas y mesas parecían ser hechas de materiales reciclados, era en verdad un lugar genial, muy ingenioso.
Antes de sentarnos un hombre alto y musculoso se acercó a nosotros, al ver a Katherin corrió a ella levantándola en sus brazos en un abrazo, haciéndolos girar en su sitio mientras se es escuchaban las fuertes carcajadas de Kathe.
— Chris, que alegría verte, mírate estas cada vez más musculoso, los esteroides son malos — ambos sonrieron y yo me aclare la garganta, estaba a punto de saltarle encima, no me importaba que fuera tres veces más grande que yo.
— Chris, te presento a Matthew, él es — antes que pudiera continuar la interrumpí mientras la tomaba de la cintura.
— Soy su esposo, un gusto Matthew Collins — le extendí la mano con una sonrisa triunfal mientras él la tomaba con fuerza y miraba a Katherin con una mirada pícara.
— Te tenías este bombón bien guardado princesa, seguro era miedo que te lo quitará — Me sorprendí al escucharlo y mi cuerpo se refugió tras el cuerpo de Katherin.
— Nada de eso, sólo no había tenido tiempo de venir —
— Tienes razón pequeña princesa, ha pasado un tiempo sin vernos, ¿Cómo está Amelia? — ella hizo una mueca antes de contestarle.
— Ella está bien. Te contare de eso en otra ocasión, por ahora sólo queremos unos ricos postres, especialidad de la casa — ¿Qué tenía que contarle?
Nos sentamos en una mesa a conversar, entre más hablaba con ella más sentía que nos conectábamos, era un algo raro, pero me gustaba. Era una persona muy animada y creativa, era muy simpática y carismática, y estaba seguro que a medida que la conociera iba a descubrir muchas cualidades más de ella.
Después de comer algo fuimos de regreso al apartamento, ya teníamos todo listo para las fotos.
— Muy bien, sólo sacamos las cosas y vamos directo al parque — decía entusiasmada.
— Ahora que lo pienso, ¿Dónde se supone que nos cambiemos en el parque? — le pregunté pensativo, yo podía cambiarme sin problema, pero no iba a permitir que nadie viera a Katherin cambiándose de ropa, antes muerto.
— Diablos, que torpe soy, había olvidado completamente ese detalle, maldición — sonreí mientras quitaba un mechón de cabello que el viento llevo a su rostro.
— ¿Qué tal si lo hacemos en la terraza del edificio? Alla nadie te verá cambiándote — Me mostró una sonrisa enorme.
— Eres un genio, es una excelente idea, vamos pronto — tomo mi mano y empezó a correr las calles que nos faltaban hasta el apartamento.
— Ayúdame a subir esos conjuntos, mientras yo llevo algunas telas y objetos para decorar alrededor, quiero que todo salga perfecto — le asentí tomando los conjuntos.
Al ver que no era posible llevar varios conjuntos al tiempo quité el palo de la escoba y los colgué en él, mientras llevaba el palo en mi hombro.
— Gracias Matt — la mire mientras colgaba y acomodaba algunas telas, había traído de varios colores para que combinará según la estación.
— No tienes que agradecerme — ella me asintió pasándome el primer conjunto.
— Bueno, cámbiate — se quedó pensativa mirando su conjunto. — Creo que bajaré a casa a cambiarme yo —
— No tienes que hacerlo, puedes cambiarte aquí, no hay nadie mirando — ella me miro entrecerrando los ojos.
— Tú me miraras —
— Nada que no haya visto antes — dije encogiéndome de hombros y la imagen de Katherin con aquella sexy lencería del día de nuestra boda vino a mi mente.
— Bien, pero prefiero que te des vuelta, y no espíes — levanté los brazos en señal de rendición.
— Como quieras — Me di vuelta, pero saqué mi celular y lo puse en modo selfie, así podía ver su perfecto cuerpo mientras se cambiaba.
Cuando vi que ya estaba casi cambiada, me puse rápidamente mi conjunto.
Ajustó la cámara para que tomará la foto de los dos, luego la de ella sola y luego la mía, y así fuimos haciendo la toma de los cuatro conjuntos.
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Editado: 23.11.2022