⊷⊶⊷⊷⊶⊷《 MATTHEW 》⊷⊶⊷⊷⊶⊷
Llevábamos una semana viviendo en mi apartamento, había sido una semana muy pesada, apenas y podía ver a Katherin en la noche a la hora de dormir, tenía demasiado trabajo, y cuando era mi hora de salida Katherin ya había desaparecido de la oficina y llegaba tarde en la noche, aun no sabía a donde iba todo el tiempo que salía, sin embargo, no tenía intenciones de desconfiar de ella, no había nada que dudar.
Había estado enviando regalos a su oficina, regalos que gracias a Jen sabía que le gustaban. Por suerte y gracias a Jonathan, Jen estaba de mi lado, aunque al principio fue difícil de convencer.
Suspire pesadamente, Me encontraba sentado en mi camerino, un no me acostumbraba a ser modelo de tiempo completo, me gustaba estar al frente de los negocios.
Recosté mi cabeza sobre el espaldar de la silla, debido a los reflectores y los flashes de las cámaras mis ojos ardían horrores, puse unos paños de agua en cada ojo y los dejé cerrados un rato esperando que pasará el ardor.
La dulce fragancia de Katherin llegó a mí, abrí los ojos y empecé a buscarla por todo el camerino, era extraño verla fuera de su oficina.
— Lo siento, ¿Te desperté? — Me preguntó cuando sintió mi mirada sobre ella.
— Para nada, descansaba mis ojos, los siento muy irritados — ella se acercó y tomo mi rostro con una de sus manos.
— Tienes razón, están muy irritados — apoye mi mejilla sobre su mano. — ¿Te arden mucho? — negué un poco.
— Un poco, pero ya no tanto, ¿Qué te trae a mis territorios? — le sonreí
— Tengo unas gotas en mi bolso, tal vez te ayuden un poco, y estoy por acá porque necesito tomarte medidas — enarque una ceja.
— ¿Medidas? ¿No me las tomaste para tus diseños? —
— Ahh, si, esas, es que lo mejor es tomarlas cada que elabore un diseño, eso — retórico sus manos nerviosa.
— ¿No será que venías a verme? —
— No, y me estás haciendo perder tiempo, tengo otros modelos a los que tomarles medidas, no eres al único al que vengo a ver — Me dijo cruzando sus brazos.
— ¿Otros modelos? ¿Estás loca? No vas a tomarle medidas a otros modelos, y menos si vas vestida así —
— ¿Qué pasa con mi ropa? Además, no puedes prohibirme hacer mi trabajo —
¿Qué que pasaba con su ropa? Nada, era simplemente espectacular, para estar conmigo y sólo conmigo, su falda ajustada y esa blusa transparente que dejaba ver la blusa de tiras abajo se le veía muy sensual, demasiado para que otros hombres tuvieran el privilegio de mirarla.
— No vas a tomar medidas de nadie más, y es definitivo —
— Mírame hacerlo — gritó antes de salir del camerino azotando la puerta.
Bendita mujer, aun así, de obstinada me gustaba, salí buscándola por todo el lugar encontrándome de frente con una de las chicas de maquillaje.
— Hola Matt, te estaba buscando — mi mirada no se apartaba de Katherin que hablaba con uno de los modelos que iban a asistir a la semana de la moda.
— Ahora no tengo tiempo, amm, como te llames — la empuje hacia un lado sin hacer mucha fuerza y corrí hacia Kathe.
— Mi amor, veo que ya conociste a mis compañeros — le dije abrazándola por la cintura y pegándola lo más posible a mi cuerpo.
— Hola Matt, llegas a tiempo, estabas invitando a tu novia de turno a un café, ya sabes, siempre nos las prestas — estúpido lengua larga. Sentí a Katherin tensarse en mis brazos, este maldito comentario no me ayudaba en nada.
— No es mi novia, es... — No me dejó terminar de hablar.
— Mucho mejor, ¿Quieres ir a tomar un café y tal vez algo más linda? — solté a Katherin y lo tomé del cuello de la camisa con fuerza.
— Escúchame bien maldito imbécil, ella no es mi novia, es mi maldita esposa y no te permito acercarte a ella, no la mires, mucho menos le hables — Katherin puso su mano en mi brazo queriendo que lo soltara.
— Está bien Matthew, déjalo — Lo solté empujándolo.
— Que esto no vuelva a pasar, por qué no respondo — tome a Katherin de la mano alejándonos del lugar.
— No quiero que te acerques a ellos, alguien más tomará esas malditas medidas —estaba realmente enojado.
— No puedes prohibirme nada Matthew, mucho menos algo que tenga que ver con mi trabajo —
— Puedo y lo haré, ahora eres mía, mi mujer, no voy a dejar que nadie se acerque a ti —
— No soy tuya, no soy un objeto para ser tu posesión — frene mis pasos y gire para tomar su rostro en mis manos.
— Eres mía Katherin, eres lo más preciado para mi ahora — la bese bruscamente, buscando transmitir lo que sentía en ese beso, beso que fue bien correspondido.
— Se mi novia — le dije sobre sus labios.
— No — se alejó de mi soltándose de mi agarre y me sentí vacío sin ella en mis brazos.
— Debo irme, tengo cosas que hacer — se dio media vuelta y se fue del lugar, dejándome allí, viendo cómo se alejaba.
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Editado: 23.11.2022