EXTRA I... LUCÍAN.
⊷⊶⊷⊷⊶⊷《 LUCIAN 》⊷⊶⊷⊷⊶⊷
— Por favor padre, no puedo permitir que Alice vuelva a ese lugar, ya viste lo que intento hacerle ese degenerado, ayúdanos papá, sabes que nos amamos —
Ese fue el día que me case con Alice, la salve del mounstruo que era su prometido, o eso fue lo que pensé.
La conocí dos años antes en secundaria, su curiosidad y alegría llegaron a poner mi mundo de cabeza, su hermosa mirada me había vuelto completamente loco y la forma en la que apoyaba lo que hacía apresar que todos decían que diseñar era de mujeres fue lo que me enamoro.
— wow ¿creas esos hermosos vestidos? Eres todo un genio, cuando seas famoso prométeme que seré yo quien modele todos tus diseños — acepte eso, era la primera persona aparte de mi madre a quien le agradaba mis diseños.
Empezamos a pasar más tiempo juntos, hasta que en una primavera decidí dar el siguiente paso y hacerla mi novia, ella acepto con una sonrisa, de esas que cada vez me enamoraban más.
Todo iba perfecto hasta que una noche llegó a mi casa llorando, nos contó todo lo que habian hecho sus padres y lloro en mis brazos, mis padres la quería mucho y ese día no dudaron en dejarla dormir en casa, unos días después papá me contó que estaba buscando como ayudarla, pero que la familia del prometido era demasiado influyente en el país.
Fueron momentos difíciles, nos veíamos a escondidas, ella todo el tiempo temía ser descubierta y yo odiaba al maldito bastardo que tenía la suerte de casarse con ella.
El día de su cumpleaños celebramos juntos, la lleve a almorzar y le regale un hermoso vestido que diseñe para ella, esa misma tarde estuvimos a punto de entregarnos por completo, pero recibió una llamada y tuvo que salir casi corriendo a su casa.
Unos días después llegó llorando a casa, mi padre la recibió, luego nos contó que sus padres habían decidido vender su virginidad como si fuera una cualquiera, mi padre había trabajado como juez en la ciudad, al final, fuimos a un registro civil y con su ayuda nos casamos.
Papá nos regaló el dinero suficiente para empezar nuestra vida de ceros en Nueva York, así fue como escapamos juntos, tenía a la mujer que amaba a mi lado, e iba a hacer hasta lo imposible por darle la vida de reina que se merecía.
El primer año fue difícil, como en todo matrimonio, conseguí un empleo con muy buena paga, sin embargo, odiaba ese maldito lugar, mi jefa era una mujer más que fastidiosa, y su esposo me odiaba, cosa que me jodida bastante, ya que a sus ojos mi trabajo nunca estaba bien, aún así me esforzaba al máximo y ahorraba hasta el último centavo.
Aparte de ese trabajo confeccionaba ropa a.pedido o hacía arreglos ahí mismo en casa, eso me ayudaba un poco, mis ahorros iban destinados a crear una boutique, por fin te diría mi propia empresa.
Alice empezó como mesera, no quería que ella trabajará, había vivido toda su vida con lujos y comodidades, quería ser yo quien le diera esa vida ahora, pero era difícil, ella me aseguraba cada día que no le importaba nada, lo único que le importaba era estar a mi lado.
Cada vez me enamoraba más de mi mujer.
Esa mañana antes de ir a trabajar llegó a mi lado con una caja de regalo, al abrirla me encontré con la más dulce prueba de que nuestro amor había dado frutos.
— Estoy embarazada Lucían — puso su mano en su vientre plano y las lágrimas corrieron sin permiso por mis mejillas.
— Me haces el hombre más feliz del universo —
Ese día ella trabajaba a la noche, no me gustaba ese horario, menos para que ella andará sola por las calles a la hora que cerraba, así que salía unos minutos antes de emi trabajo para ir a acompañarla al suyo, y luego iba a buscarla a la salida.
Esa noche no la encontré a la salida, cuando llegue lo único que encontré fue su bolso en el suelo, corrí por todas las calles cercanas, callejones en todos los lugares aledaños que pude buscar la busque, hasta que un vagabundo se acercó a mi con su teléfono celular, me dijo que un hombre la había subido a la fuerza a un auto, ese día mi mundo se desmoronó.
Quince días después no había rastro de Alice, estaba desesperado, deje de trabajar por buscarla, la policía no era de mucha ayuda, y estaba agotando mis ahorros pagando investigadores, hasta que un día simplemente choque con un viejo amigo.
— ¿Lucían? — me quedé mirando al hombre que me hablaba a las afueras del supermercado, de su brazo llevaba a una bella mujer.
—¿Steven? — me asíntio con la cabeza y se acercó a saludarme con un abrazo.
— Tanto tiempo amigo, ¿Cómo te trata la vida? —
— Digamos que bien — le extendió uno de los volantes que había estado pega do en toda la ciudad durante días, — ¿La has visto? Es mi esposa, se la llevaron hace quince días en un auto —
— ¿Qué? Amigo como no me contactaste antes, hoy es mi día de descanso, aún así vamos a las oficinas, te ayudaré a buscarla —
— ¿Cómo? — el palmeo mi espalda.
— Trabajo para el FBI — sonreí por primera vez en semanas, por con veía una pequeña calma en medio de la tormenta. — Por cierto, ella es mi novia Amelia —
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Editado: 23.11.2022