Capítulo Seis: La fiesta.
Katherine Hudson
Observo a TaeHyung caminar deliberadamente por toda mi guarida —departamento—, mirando cada rinconcito de este, no paso desapercibido la manera en la que tiene las manos dentro del bolsillo delantero de su pantalón. Él no es ni tan musculitos ni tan delgado, es el promedio de esas dos y eso me gusta. Me agrada, es la palabra correcta, olvidemos lo de me gusta.
Dejo mi maletín en el sofá, un poco nerviosa para variar. He estado con chicos en un ambiente cerrado, vale, pero por algún motivo con él es diferente y no entiendo porque.
Si bien me aferré a él en ese abrazo, en el baño de damas, más no me sentí sola, pero cuando nos separamos no hablamos y agradecí eso de todas las maneras posibles, porque una parte de mi supone que TaeHyung pensó que Bryan era un novio mio, uno el cual maltrata, pero afortunadamente no lo es, y tampoco se lo dije. Cuando salimos del baño él no soltó mi mano hasta llegar al salón, me hizo sentir protegida en ese momento hasta que me topé con la mirada de James, a quién no le dio gracia verme con TaeHyung, y más aún cuando vio nuestras manos unidas. La vergüenza me invadió al entender a mi mejor amigo cuando después me senté a su lado y él dijo: No lo conoces Kath, no sabes nada de él. Y tenía razón, no sabía nada de Kim TaeHyung, solo que venía de Corea del Sur, y que tampoco presta mucha atención a la clase y no sostiene su cámara.
Entonces quise entender el porque entró al baño a ayudarme, porque sus palabras de alguna manera me aterraba y tranquilizaba, a partes iguales. No me dejaría caer, ¿Qué tan cierto puede ser esas palabras?
No nos conocemos.
Se queda de pie frente a unas de mis fotografías enmarcadas y su ceño se frunce.
—¿Sabes quién es kth? —Su pregunta me tensa de pies a cabeza. Olvidaba esconder esas fotos —. ¿Alguna vez lo viste?
—Es la viste. —corrijo de inmediato. Cierro los ojos dándome cuenta de lo que dije, porque eso nadie sabía.
—¡¿Es una chica?! —vuelve a mirar las fotografías y solo espero que no sé de cuenta de que esas cuatro fotos no han sido publicadas hasta ahora —. Pero estas fotos nunca las vi publicadas en las revistas.
Mierda, ¿Katherine por qué no cierras la boca?
Busco una excusa rápida y creíble. Y digo solo lo primero que se viene en mente.
—James me lo consiguió y no se como, pero lo hizo. —muestro un intento de sonrisa.
Él entrecierra sus ojos hacia mí —No le caigo a tu amigo para que me diga como lo hizo. —se encoge de hombros —. Tampoco voy la vida tratando de hacerle caer mejor a la gente.
—Él es un poco especial.
—Especialmente imbécil. —trato de no ponerle mala cara, pero no puedo y lo nota—. Es prejuicioso y no le di motivos para serlo conmigo.
—James es complicado, ¿Vale?
—No me importa en tal caso. —le resta importancia en un gesto con sus manos—. No he venido para ser su amigo.
Se sienta en el sofá al igual que yo, pero algo curioso es que no deja de mirar los cuadros de las fotos que tomé cuando estuve en Londres. ¿Le gustan? Pensé, que no le agradaba la fotografía, pero si está en la facultad es porque le gusta ¿no?.
Después de clase y tal como acordamos en su auto en la mañana, estamos aquí en mi guarida de duende, bueno él lo hace ver así por lo alto que es. Soy tutora después de todo, así que estamos en la etapa de alumna y profesor.
—Bueno deja y traigo mis apuntes. —asiente, me pongo de pie y siento su mirada en mi nuca. Me estremezco.
Ingreso a mi habitación hasta el estante de mis libros, el cuaderno está encima, lo sostengo y antes de salir tomo una respiración profunda para salir.
—Vamos Katherine, no es como si fuera la primera vez que estas a solas con un chico. —susurro y vuelvo a respirar hondo.
A por el fiera.
Sacudo mi cabeza. Solo espero que Bryan no aparezca acá nuevamente como siempre lo hace, además sé que tratará de sacarme a si sea a golpes una respuesta de porqué TaeHyung lo interrumpo en el baño. Aun siento mi espalda adolorida junto a mis mejillas, es como sientiera sus manos aun.
—Aquí están. —le entrego y él solo me da una diminuta sonrisa—. Revisalas.
El abre los apuntes, le da una ojeada.
—¿Tus trabajos son siempre así de... —Parece que las palabras no le salen y eso me hace reprimir una risa—...completos?
Veo que no es de alagar. Además sé que la palabra que quiso decir es perfecto, y no porque yo diga que lo son, sino porque siempre dicen eso. Al comienzo me sentía incómoda, pero después me adapté. Así que se lo dejo pasar.
—Supongo que sí. —me encojo de hombros—. Suelen decirme siempre que mis trabajos son así de...¿Completo?
Una mirada divertida se asoma en sus ojos, para luego pasarlas a mis labios. Yo solo esquivo la mirada.
La tarde nos la pasamos observando los apuntes y entre otros trabajos en las que le pongo al día, le explico, y aunque a veces siento que no deja de mirarme en vez de mirar el ordenador donde señalaba algunos conceptos, me dejaba nerviosa, pero al menos trataba de ocultarlo, porque si volteaba una oleada de nervios me invaden y me tentaban mirar sus labios, cosa que no quería.
Soy tímida algunas veces, pero eso no quiere decir que tenga pensamientos virginales y rosas, nada que ver, mis pensamientos a veces vuelan como por ejemplo cuando observé su mano y los dedos largos que tiene, y solo imaginé esas manos en un lugar de mi cuerpo y solo al hacerlo, sentí como mi cuerpo quemaba y mis mejillas se sonrojaron, incluso él se dio cuenta y solo preguntó:
—¿Tienes fiebre? —y yo no volteé a verlo solo negué.
No quería lanzarle un sarcasmo porque cuando lo hice terminanos gritándonos en su auto.
—No, estoy bien. —fue lo que dije.
—No parece, Hudson. —dijo divertido el asqueroso volviendo a llamarme por mi apellido.
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Editado: 03.07.2023