Guardó con una pequeña sonrisa aquel celular que tan solo hace poco le fue entregado por su hermano en lo que a su parecer era un acto de lastima, uno que no dejó pasar y por ende había resultado conociendo a un chico que sin duda estaba colado hasta los huesos de su hermano.
Hizo una pequeña mueca ante el recuerdo, aunque prontamente se recuperó de su malestar, a pesar de no resultar siendo quien ese chico deseaba este no había dejado de hablarle. Y eso era un punto a su favor, ¿no?
Él no tenía nada que le hiciese especial, tan genial como su hermano u otro chico de los que había llegado oír o conocer. Su madre estaba en todo su derecho para criticarlo, él no era nada especial, no valía lo suficiente, no tenía ningún talento.
Aun siendo así, ¿por qué a Yoon Gi no parecía importarle? ¿Por qué seguía a su lado a pesar de ser únicamente un niño llorón?
A pesar de ser una persona de pocas palabras, siempre estaba a su lado, siempre cuando más le necesitaba.
¿Merecía eso?
A veces costaba tanto mantener lejos los malos pensamientos, mantener siempre una sonrisa en sus labios. Pero él podía esforzarse más.
Tras llegar a casa desbloqueó el celular e ingresó de inmediato a esa conversión que no hacía más que ayudarle a olvidar todo lo demás, le hacía sentir tranquilo.
Chico que no es amado:
<< ¡Finalmente te dignas a volver! 😒>>
Chico grosero:
<<No sé tú, pero yo tengo algo llamado clases y las recibo todos los días y que sepa allí no se puede usar el celular>>
Tras terminar de escribir comenzó a arrepentirse de su respuesta, mordió sus labios con nerviosismo al punto de lastimarlos, pudo sentir el sabor metálico al pasar su lengua sobre estos.
¿Y si dejaba de hablarle?
Había sido muy grosero, y sinceramente no deseaba que ese error que podría terminar en una pequeña amistad terminase tan rápido solo por no saber hablar correctamente. Estuvo a punto de escribir algo más cuando la respuesta llegó.
Chico que no es amado:
<< ¡Pero que grosero eres! Yo aquí alegremente esperando por algo de tu atención a pesar de que tardas toda una vida, ¿y es así cómo me pagas? 💔>>
Soltó una pequeña risita ante la exageración.
En cierta manera comenzaba a darle un tanto de miedo, lentamente se había visto a sí mismo esperando por más de sus mensajes, era divertido hablar con él, le relajaba y por un momento le hacía olvidar por completo de sus problemas. Era como si de pronto, cualquier dolor fuera arrancado de su corazón y su mente, era momentáneo, pero realmente lo agradecía.
Aunque a veces era bastante molesto.
Chico grosero:
<<Oh su majestad, siento de todo corazón no estar pendiente de sus lloriqueos todo el tiempo, pero juro que me esforzaré en hacerlo para que no sigas llorando. ¿Te parece mi propuesta? 😂>>
El peli-naranja observó con una pequeña sonrisa su celular, sintiéndose de cierta manera enternecido por la rudeza del más pequeño.
Para muchos tal vez resultara un tanto masoquista que no desistiera luego de reír tan groseros tratos, sin embargo, dijese lo que dijese sentía que este lo hacía como un intento de protegerse a sí mismo. Esperaba en algún momento poder ganarse su absoluta confianza, lo cual tal vez tardase bastante tiempo.
No se dio mucho tiempo para pensar, sus dedos rápidamente digitaron una respuesta.
Chico que no es amado:
<<Oh pero que tierno es mi sirviente 🤗>>
Espero una respuesta, pero nada.
<<Y dime sirviente mío, ¿qué edad tienes?>>
Todavía no había respuesta.
- ¡Tae Hyung, ven a cenar!
El peli-naranja hizo un pequeño puchero viendo con una mirada algo tristona su celular, el cual tuvo que dejar abandonado en cama cuando tuvo que bajar a cenar.
Cuando bajo las gradas yendo hacia el segundo piso pudo observar desde el último escalón el correteo de sus hermanos, las luces en la cocina, el sonido de las ollas al ser movidas de lugar y toparse con la pila.
Su casa siempre era ruidosa, por lo cual era muy difícil que pensamientos de tristeza pudiesen invadirlo, ya que, a duras penas podía oír los suyos propios.
El menor entró a la cocina, sentándose de inmediato en unas de las sillas, la mesa prontamente fue repleta con diferentes platos, los cuales sin duda no podrían ser degustado si no los hiciese su madre. Probablemente si él llegase a cocinar terminarían sin duda con un gran dolor de estómago.
-Gracias Omma, sin duda tu comida es la mejor- canturreó antes de agarrar alegremente su plato, la mujer negó y soltó una pequeña risa.