Parecía un día normal, pese a la extraña aparición de ese par de hombres que en realidad lucían bastante normales, se fueron dos horas después pero no quiso darle importancia pero no fue hasta que llegó la hora de irse a casa pasadas las ocho, el ambiente se sentía extraño, inseguro, había olvidado su suéter esta vez así que se abrazaba ligeramente a sí misma ante el frío que comenzaba a calar su ser, caminaba recorriendo el mismo sendero que siempre y no podía haber fallo alguno.
Pero lo hubo.
Pese a eso, pensó con tristeza en su mejor amiga Ioana que había salido prácticamente huyendo por el desplante que hizo y simplemente no podía culparla, sin embargo, la voz en su cabeza parecía contenta con lo ocurrido por lo que no podía evitar odiarla, dirigió su vista a uno de los postes de alumbrado público; apenas se dio cuenta que en la solitaria calle y de lado contrario al suyo venía un hombre usando una sudadera con capucha, ropa demasiado sospechosa para su gusto pero fingió no darle mucha importancia, pero al cabo de varios segundos tuvo que hacerlo pues notó con nerviosismo como cruzaba la calle. Supo que ese era el momento preciso para dejar la calle, solo un par de metros la separaban de la siguiente intersección con la otra calle pero tuvo que ralentizar sus pasos al ver salir de ese mismo lugar un segundo hombre vestido con las mismas características.
Dio media vuelta sabiendo que debía salir pronto de ahí o la cosa se pondría fea, esta vez no podría salir victoriosa si se proponía a defenderse, pero como nunca nada sale como se planea, un tercer hombre salió a su encuentro cerrándole el paso, estaba realmente jodida ahora y antes de poder echarse a correr con el pulso acelerado su espalda chocó con los otros dos hombres sin darse cuenta de que estaba retrocediendo hasta ese preciso momento.
Se inició un forcejeo donde claramente llevaba las de perder, ni siquiera tuvo tiempo de intentar gritar para pedir ayuda pues le pusieron una mordaza para acallar sus gritos dándose cuenta de que esos hombres sabían lo que querían y con quien se metían; pataleó y manoteó todo lo que le fue posible, pero terminaron por sostenerla fuertemente mientras el sujeto frente a ella reía ligeramente. Le propinó un fuerte y certero golpe que le sacó el aire casi doblándola de dolor, apenas gruñó intentando no mostrar el dolor que le causó, una lluvia de puñetazos la impactó de lleno sin poder hacer nada, fueron escasos segundos en los que en un último intento por defenderse logró soltarle un rodillazo en sus genitales logrando así detener los golpes en su contra.
Su victoria no duró más de un segundo, alguno de los hombres atrás de ella le tomó fuertemente del cabello lastimando el cuero cabelludo, pero momentos más tarde las manos que la retenían desaparecieron llevando rápidamente sus manos a sobar su cabeza y a quitarse la mordaza que le impedía gritar, se dio media vuelta queriendo saber que había pasado con los agresores observándolos luchar contra aquel par que horas antes estuviera en local bebiendo café, ahora luchando fervientemente en una pelea muy a la par, distraída y pensativa olvidó por completo al otro hombre que le dio un recordatorio de su presencia jalándole el cabello una vez más.
De esta forma le hizo girarse para encararlo para nada contento con el rodillazo que le dio por lo que le dio un puñetazo en el rostro, el sabor de la sangre inundó su boca, furiosa y con la adrenalina corriendo por sus venas, le dio un codazo en la cara logrando así que le soltara, y haciendo que el hombre cayera al suelo quien desde su posición le pateó las piernas provocando que cayera también de espaldas contra el frío y duro piso, adolorida sintió el peso extra del otro individuo sobre su cadera, fue entonces que lo tomó de las solapas de la sudadera para acercarlo hasta sí pegándole un cabezazo con tal fuerza que lo desconcentró logrando salirse de su agarre quedando el hombre sentado en el suelo.
En un ágil movimiento se puso de pie y sin perder más tiempo le dio una patada con el empeine en la cabeza dejándolo tirado de lado e inconsciente, satisfecha con su trabajo escupió la saliva a un lado y se limpió la sangre de los labios con el dorso de su mano, volvió la atención en las otras dos peleas y notó con extrañeza que los dos pares se alejaban lo suficiente el uno del otro haciéndole creer por un momento que la contienda había terminado pero grande fue su sorpresa al verlos tomar impulso para saltar contra el contrario, pero eso no fue lo que realmente le causó sorpresa sino el hecho de que los cuatro se transformaron en lobos de tamaño formidable, retrocedió solo un poco para terminar cayendo de bruces al piso al chocar contra el hombre inconsciente, ahogó un grito de sorpresa con una mano mientras que con la otra se recargaba.
Aquel cuarteto de lobos peleaba ferozmente contra su oponente, gruñían soltando zarpazos y mordidas, a diestra y siniestra a su parecer, los lobos que al ser humanos minutos antes le habían salvado llevaban las de ganar y la voz en su cabeza aulló en reconocimiento ante tal proeza, sintió la satisfacción corriendo por todo su cuerpo rebosando de una energía increíble. Más gruñidos y arañazos, fuertes embestidas hicieron salir victoriosos al par de lobos, uno negro con matas blancas en su pelaje y el otro de café oscuro con matas en ciertas partes también, quienes se cercioraron de haber obtenido la victoria para después encaminarse sigilosos hasta ella, en vez de sentir temor sintió familiaridad.
Editado: 01.09.2020