Frame [#3 Aberrantes]

Capítulo 4 - Tienes muchas bolas para venir aquí

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Las luces de la habitación se encontraban apagadas, la luz de la luna se reflejaba a través de los cristales de la ventana a pesar de que era cubierta por una cortina roja. Lissa y Cooper dormían debajo de un cobertor ancho cubriendo sus cuerpos dormidos. El frío era recio pero el calor de sus cuerpos los mantenía abrigados. El pecho de Cooper servía como almohada para la chica de cabellos oscuros. La oscuridad del cuarto era vigorosa, sin embargo, se podía percibir una sombra, una silueta oscura que parecía emerger de la ventana subiendo y creciendo de tamaño hasta dar contra la cama de la pareja.

Esta sombra seiba acercando cada vez más, reveló una mano, no, no era su mano, era una garra. Sus dedos largos se extendieron para palpar el rostro de Lissa.

Despertó.

Lissa se despabiló con la respiración agitada y los ojos bien abiertos. La sombra había desaparecido. Observo la ventana, no había nada. Se sentó en el colchón y parpadeó repetidas veces para que sus ojos se volvieran completamente azules y brillaran en la oscuridad. Principalmente era para notar si había alguna corriente de electricidad, una energía del cerebro enviando choques eléctricos al corazón. No había nadie. Ni en la habitación, ni en todo el apartamento, solo los vecinos.

Frotó sus ojos y ellos volvieron a la normalidad. Contempló la esquina de la habitación, justo al lado de la puerta, no alcanzaba a ver bien, pero parecía que una persona se hallaba de pie, observándola, no era nadie, no había nadie puesto que ella había revisado si había un ser vivo a su alrededor. No podía permanecer con la incógnita. Se retiró la gran cobija y decidió ponerse la ropa interior que estaba en el suelo, al igual que su camisa. El piso estaba frío al tacto de sus pies, así que decidió emanar más energía a través de su cuerpo para mantener el calor. Antes de que lograra acercarse un ruido se escuchó a través de la cocina.

Volvió su mirada en la puerta, luego en Cooper, continuaba dormido. No sentía miedo, si no extrañeza. No le daba vergüenza pelear en ropa interior así que decidió salir. La sombra ya no era su prioridad. En el transcurso de la habitación hasta la cocina, dejó que su aura azul rodeara su anatomía revelando el uniforme de Blue Velvet. Sus cabellos azules habían sido amarrados con una coleta y algunos mechones sobresalían para cubrir un poco su rostro.

Encendió la luz, no había nada ni nadie. Lo que se habla caído había sido una olla. Se aceró a tomarla y al hacerlo, a sus espaldas, unos ojos rojos hicieron presencia en el umbral, cosa que ella no notó. Colocó la tapa en su lugar, en la encimera y para dejarse de dudas decidió tomar el cuchillo para carnes.

La entrada de la cocina logró ver como dos luces rojas estaban observándola, ¿Eran ojos?

—Tienes muchas bolas para venir aquí —murmuró Lissa.

No sabía qué clase de aberrante era este, pero no iba a permitir que le faltar el respeto a ella y a su casa. Hizo un atisbo para lanzar el cuchillo entre ambos ojos. Se detuvo en seco, algo la detuvo. Unas manos habían agarrado sus muñecas, no eran manos, no era algo humano. Vio que era lo que la estaba conteniendo, era una sombra conforma de manos y alargadas garras que emergían desde el suelo.

No logró hacer nada cuando otra garra apareció y tomó sus manos, lo mismo sucedió con sus tobillos. ¿Era un aberrante que dominaba las sombras? Blue Velvet provocó que una energía recorriera su cuerpo, pero esto no le afectaba a la sombra. Frunció el ceño. Quería volverse electricidad para liberarse del amarre, pero esta energía no lo permitía, la mantenía cautiva.

Volvió su mirada en los ojos rojos. Lo último que logó ver fue la silueta oscura frente a ella, estaba tan próxima de ella que lograba alcanzar su olor. La mareaba el olor a cenizas, podría ser tabaco; también era azufre. Mas garras emergían del suelo y estas se apoderaron del rostro de Blue Velvet, dos dedos se insertaron en la boca de la chica de cabellos acules provocando que tuviera una gran apertura. La comisura de sus labios comenzó a doler cuando abrieron su boca hasta lograr un tamaño inimaginable. Esta sombra cuyos ojos rojos era lo único que podía distinguirse se adentró en la boca de Blue Velvet.

Las lágrimas comenzaron a hacer acto de presencia, sus ojos se tornaron blancos. Estaba convulsionando. Pensó que no encontraría otro dolor similar a esto. Era como dar a luz desde la garganta. Una vez que la sombra accedió en su cuerpo las manos desaparecieron. Su mandíbula continuaba desplomada, sus piernas ya no le respondían. Sentía como su alma se desvanecía con un último suspiro, era un cuerpo inerte ahora. Continuaba de pie hasta que no lo soportó y dejó que esta criatura acabara con su sufrimiento.

Blue Velvet había muerto.

 

 

Shixed se levantó de golpe. Había tenido una pesadilla y ahora estaba sentada en la cama con las prendas ajustadas a su cuerpo debido a lo mucho que estaba sudando. Pedazos de su sueño fueron desvaneciéndose mientras ella intentaba tomarlos poco a poco con su mente. Era inútil, estos se desvanecían como el azúcar en agua, lo único que sabía era que había sido horrible.




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