Cielo estrellado, cielo lleno de bellos luceros, que me hacen pensar y analizar, creyendo que su belleza sigue tan grandiosa, como aquel día, lleno de fantasía, donde dejaba ver que no existía la monotonía en mi vida.
Estrellas, que en mi vida deleito con sus virtudes, que gozo con plenitud tú grande bondad.
Está pobre y vacía alma, que llenas con calma y tranquilidad, hasta que aparece el alba, quien indica que un nuevo día debe empezar...
¡Oh luna! Que cuyo brillo radiante, hasta las estrellas tienen envidia de tu cuerpo cuando se presenta a hacer tú baile sobre el abismo, que aún pienso y creo, que tu hermosura es más grande que el sol, más potente que sus rayos.