Me despierto de golpe con unas ganas irresistibles de rascarme la cara. Levanto la mano para poder hacerlo, pero me quedo paralizada cuando siento unos bultos. Mi yo interno empieza a rezar para que no sean granos.
¡Venga ya! Solo me comí media tableta.
Abro los ojos y miro mi mano, ¿Eso es azúcar? Me dejo caer de nuevo en el colchón al ver que eso era lo que tenía en la cara.
Estas fiestas de pijamas son una locura.
No me ha dado tiempo a volver a cerrar los ojos cuando el pie de Claire impacta sobre mi cadera. Esta mujer necesitaría un colchón del tamaño de su habitación para dormir. Al menos esta vez el pie no estaba en mi cara.
Me consigo levantar tras un leve mareo por culpa del alcohol de anoche y cojo mi móvil de la mesilla. Son las 11:32, ¿Claire no tenía una entrevista a las 12:30?
La miro desde lo alto de su cama para comprender que, si no la despierto yo, su despertador imaginario tampoco la hará.
Avanzo hasta ella y le quito todo el pelo enredado de la cara para poder taparle la nariz con mis dedos. Me rio solo de pensar en los gestos que hará.
Debo llevar unos diez segundos y esta mujer ni se inmuta. Se que no esta muerta porque he oído sus ronquidos durante toda la noche, así que suelto un poco mi agarre para que pueda respirar y me pongo de cuclillas para asegurarme.
– ¡Aaahhh!- grito mientras me caigo de culo y me toco mi pecho izquierdo por el golpe.
– Buenos días, Rose. - dice Claire tranquilamente mientras se estira sobre la cama.
– Eres una bruta. - le digo mientras me froto el pecho intentando disipar los efectos de su puñetazo. Si, este monstruo me ha pegado en una teta.
Claire se sienta sobre la cama y en cuanto abre los ojos se empieza a reír señalándome
– ¿Qué te pasa? - le pregunto tocándome la cara para ver si tengo más azúcar en ella. - ¿De qué te ríes?
– ¿Tú te has visto? - pregunta entre risas.
Me levanto del suelo y voy refunfuñando hasta el espejo que tiene en su habitación. En cuanto me miro veo a que se refería.
– No es para tanto. - le digo intentando quitarme los trozos de patata disimuladamente del pelo.
– Hay toallitas desmaquillantes en el baño, coge las que necesites. - me dice con una sonrisa.
– Gracias. - digo enfurruñada y yendo al baño a adecentarme un poco.
Tengo los ojos como si fuera un panda, el pelo lleno de enredones y adornado con trozos de patata.
Juro que yo no me explico lo que hago para tener este aspecto.
Cuando vuelvo, Claire me dice que se va a duchar al baño del pasillo y que yo puedo usar el de su habitación.
Tras unas duchas rápidas nos vestimos a la par y en cuanto estamos listas nos damos el visto bueno. Nos halagamos mutuamente haciendo bromas estúpidas hasta que la madre de Claire le grita que va a llegar tarde.
– ¿A dónde tienes que ir? - me pregunta Claire mientras baja las escaleras dando saltitos.
–Mi hermana necesita algunas cosas para el internado, así que voy a llevarla al centro comercial.
Pasamos por la cocina y agarro un cruasán rápidamente para poder seguir a Claire, que va hacia el despacho de su madre. Me dice que la espere mientras ella entra y yo aprovecho para comerme con ganas el cruasán.
Sale del despacho y retomamos la marcha hacia la calle.
– ¿Y tu madre? - pregunta cogiendo esta vez ella un cruasán
–Ya sabes, seguro que han abierto una nueva tienda de zapatos y no podía faltar–digo exasperada. Esto es una historia que se repite todos los dias.
Salimos a la calle y cuando veo que ella se dirige hacia su coche, me río.
–Te llevo yo. - le digo riendo. - Llegaras antes si no tienes que buscar donde aparcar.
–Sabes que podría aparcar en el garaje de la empresa. - protesta mientras se monta en mi coche
–Que yo sepa todavía no eres una empleada. - le digo picándola. Arranco el coche y pongo la radio inmediatamente. La música anima a todos.
–Tengo una tarjeta. –replica con retintín.
–Cortesía de papi. - digo riendo. Al principio esta seria, pero en seguida no puede evitarlo y se ríe conmigo.
–Cállate, ya sabes que me lo está poniendo muy difícil. - protesta mientras se calma mirando por la ventana.
–Es lo mejor
–Lo sé, nuevos retos y eso, pero eso no evita que me ponga de los nervios. Podría entrevistarme John, pero no, tiene que hacerlo el bulldog que tiene como secretaria. - Cuando Claire se pone a ladrar no se calla hasta haber terminado. - ¡Y encima me manda hacer un trabajo de presentación! - grita exasperada. - “Si la entrevista fluye bien junto con la presentación del grafico que has hecho tendrás un puesto de ayudante, si no, empezaras desde abajo. Y eso si tienes suerte”– dice citando a su padre, voz incluida.