Aura paradójica.
Jueves, 19 de noviembre 1,863
13:33 h.
La estuve siguiendo por un buen tiempo entre toda la multitud, y aunque no me decía nada, parecía estar guiándome a un lugar apartado del discurso.
Ella seguía avanzando cada vez más, era imposible tratar de evitar sentirme arrastrado. Creía que estaba hipnotizado, como si parte de mi ser quisiera acompañarla, como si todas mis ideas fueran borradas y no pensara por mi mismo... Como si mi mente se quedara en blanco.
No sé cuanto tiempo estuve en modo automático, tampoco sé por qué me impulsaba a estar siguiéndola. Solo sé que nos alejamos demasiado del discurso, tanto que ya no podía ver a la multitud detrás de mí.
Todo a mi alrededor estaba desierto, no había ni una persona en todo el perímetro. Solo estábamos ella y yo, solo éramos los dos. Fue en ese entonces, que todo cambió.
El aura de esa niña, ya no era la misma.
Ya no mostraba esa alegría con la que me había arrastrado en todo el trayecto. Ahora se reflejaba como una angustia indescriptible, como si alguien aparte de mí la estuviese persiguiendo, como si estuviese huyendo de algo.
Parecía abrumada, no sabía como remediarlo. Creía que tarde o temprano se detendría y me diría algo, pero no fue así, fui contagiado con ese miedo y terminé preguntándome a mi mismo que era lo que realmente pasaba.
Solo quería descubrir el motivo que la hacía sentir tan miserable en ese momento. Sin embargo, ella seguía avanzando y negaba cada una de mis preguntas moviendo la cabeza.
No fue hasta algunos minutos más, que decidí quedarme quieto y no moverme hasta que ella me diera una explicación. En ese entonces, un silencio rotundo envolvió el clima.
Fue en ese instante, cuando entendí que ella realmente no quería hablar sobre eso y nos quedamos viendo un par de minutos, hasta que ella volvió a actuar amigablemente y esbozó una sonrisa de forma inesperada.
Entonces, se acercó lentamente y se dirigió detrás de mí, puso ambas manos en mi cara y con ellas cubrió mis ojos.
Entonces dijo:
—Entiendo, esto tenía que ocurrir a como dé lugar, ¿no? No te preocupes, yo lo solucionaré.
—¿A qué te refieres con "esto"? —pregunté confundido.
— Nada, no le tomes importancia. ¿Qué te parece si jugamos? —preguntó ella.
—Y... ¿A qué quieres jugar? —respondí aún no sabiendo que era lo que pasaba.
—Solo debes quitarte esos lentes, cerrar tus ojos y contar hasta diez. Si lo haces, tú ganarás —dijo ella con un tono que remarcaba su inocencia.
—¿Eso es un juego? —pregunté dudoso.
—Así me divierto yo —respondió ella riéndose.
—Bueno, ¿para qué cerraría mis ojos? Y... ¿Por qué exactamente debería de contar hasta diez? —pregunté desconcertado.
—Solo es un juego, no deberías de buscarle las cinco patas al gato; vamos. Quítate esos lentes y cierra los ojos —gruñó ella entre risas.
—No puedo quitarme estos lentes, prometí que no lo haría, lo siento. —respondí de forma seria.
—Sé que no puedes quitártelos y admiro eso, bueno... Me conformaré cubriendo tus lentes con mis manos, ¿te parece?
—De nada sirve preguntarme si ya lo estás haciendo, ¿sabes? —pregunté irónicamente.
—Sigues siendo un amargado hasta ahora, Anthie. Te hace falta un poco de humor.
—Solo pregunté por qué quiero saber a qué estamos jugando —musité y agregué confundido—. Espera... ¿Cómo es que sabes mi nombre? —pregunté de forma inmediata.
—Yo soy la que está dirigiendo el juego. Si deseas saber... ¡Juguemos! Pero no abras tus ojos —exclamó suavemente mientras seguía cubriéndome.
—¿Por qué debería de cerrarlos? ¿De dónde me conoces? ¿Cómo sabes mi nombre? —pregunté dudoso ante sus indicaciones.
—Mm... Son muchas preguntas, uh mm, un niño me dijo que te buscara y que te trajera hasta este lugar. Él me dijo tu nombre, ¿cómo se llamaba...? ¿Luc...? ¿Luck...?
—¿Lukk? —interrumpí su respuesta.
—Así es, ¡Lukk! Él me dijo que te trajera hasta aquí. Así que cierra los ojos y juguemos —farfulló ella mientras seguía cubriéndome.
—¿Por qué tanto afán con que los cierre? ¿Eres tú acaso una maníaca de la oscuridad o algo por el estilo? —volví a preguntar en tono burlesco.
—Porque eso te permitirá comprender mejor las cosas a tu alrededor —respondió un poco enojada y agregó bostezando—. Lo hago parecer como si fuese un juego, pero... ¡Si tan solo vieras las cosas desde donde las veo yo, sabrías la realidad de todo! Aun así, confío en ti... Sé que lograrás encontrar tu camino. ¡No te rindas por nada!
—¿Estás delirando? —Pregunté cansado de tanta insistencia y añadí—. Está bien, ¡los cerraré! Pero aún no entiendo de qué demonios hablas... no comprendo nada de lo que tratas de decirme. ¿Quién eres realmente? ¿Cuál es tu nombre?
—En algún momento lo entenderás, Anthie —respondió ella y añadió—. Ya te lo repetí varias veces... Lukk me ha dicho que lo esperes aquí. Y, ¿Mi nombre...? ¿Tanto quieres saber cómo me llamo...? —musitó ella entre risas y añadió con un tono suave—. ¿Te llama tanto la atención mi nombre? ¿Realmente quieres saberlo?