CAPÍTULO 7: “ LA FALLIDA HUIDA DE CACHITO“

Repentinamente, una miríada de chocolatines, avanzaban al compás del viento. Me llamó a la atención que los chocolates volaran. Pero como tenía un hambre “pampa“, no me importó. A fin de cuentas, darse un atracón de golosinas, no es algo de todos los días. Y, por otro lado, era lo más cercano al paraíso .

Inesperadamente, una de las golosinas desembocó en sus manos. La partí en dos y una pícara abejita salió disparada de su interior.  ¡Ahora verás, culoncito! _ chilló el insecto, y le picó el aguijón en el culo.

Yo, reboté con mi barriga en una nube y caí estrepitosamente desde las alturas. ¡Auxilio! !Me voy a hacer puré! “, aulléa aterrado, mientras una lágrima de tiza se desvanecía entre mis ojos. Pero como dicen en el pueblo, ser una piñata tiene sus ventajas.

“Fue así como salvé mi vida. Estallando con el culo el asiento de mi bicicleta. De la que sólo se salvó el asiento y la ruedita delantera.

_ ¡Ahora, chicas! _  exclamó la abejita principal. Y un kilómetro de golosinas voladoras, se dispararon como la pólvora. Entretanto, yo avancé,  a paso de caracol en mi chatarra. Mientras tanto,  las abejas me mordían los talones.

_¿ Cómo demonios haré para escapar ? _ pensé.

Cuando súbitamente, un nauseabundo pedo explosivo, aceleró la máquina hasta límites insospechados.