CAPÍTULO 14: “TIZZIANA Y CACHITO: DOS CORAZONES EN LLAMAS“

Pocos minutos más tarde, retornó la atractiva jovencita, con los dos pedidos.

_ TIZZIANA: _ !Aquí tienes, nonno!, mientras le echó una fugaz mirada a Redondín que derritió hasta el Polo Norte.

Yo, me llevé la mano al pecho. Mi corazoncito latía a cien mil revoluciones por segundo. Jamás me había pasado esto con ninguna chiquilla. Pero esta irresistible muñequita de porcelana, aparentó ser un ser verdaderamente especial, puesto que conocía demasiado poco a las jovencitas, y las pocas con las que interactuaba, parecían rechazarlo, lisa y llanamente por su obesidad. Pero ella, no lo hizo.  ¿Y si realmente fuera ella...? _ me pregunté. “ Mientras mi desbocado corazón, corría como un potro salvaje, rumbo al fantástico jardín de su mirar. “ Ambos nos miramos, nos conocimos, nos deseamos, nos amamos.  

Con un deseo tan voraz, dulce  y apasionado como el de los adultos. O, quizás aún más. Pero solo éramos dos chiquillos. Dos ángeles de luna y tierra fértil, bebiendo a cuentagotas de los labios del amor. “ Sólo fueron quince segundos, todo sucedió como un relámpago.

Pero fue el tiempo del que precisó Pepe Luiggi, para percatarse de que lás cálidas flechas de Cupido, habían irrumpido con la potencia de mil huracanes, en los cósmicos corazones de nosotros dos. Y que en el retoño de sus mágicos y floridos amaneceres,  !ya nada! , absolutamente nada, volvería a ser igual.

_ PEPE LUIGGI: _ ¡Dem,  aquí tienes tu pedido! 

_ DEM: _ ¡Gracias, don Pepe!

_ ¿Y la soda...? _ inquirió Huesitos, mientras cogía con sumo cuidado, el tiramisú.