_ PEPE LUIGGI: _ ¡Ni en sueños! ¡Las manzanas son coloradas!
_ DEM: _ ¡Las sandías, me juego por las sandías! _ afirmó con decisión Huesitos.
_ PEPE LUIGGI: _ ¡Ni daltónico que estuviera! !
_ PEPE LUIGGI: _ ¡Definitivamente , son de un color carmesí más fuerte! _ exclamó el anciano victorioso, mientras se afilaba los bigototes con la yema de los dedos.
_ ¡Me rindo! _ concluyó Dem, tras nombrar quince mil frutas distintas.
_ CACHITO: _ ¡Un momento, dije! ¡No tan rápido, Pepe Luiggi! _ musité, mientras el condenado Cocoliso, ya saboreaba de las mieles de la victoria.
_ CACHITO: _ ¡Conozco bien a la fruta de la que habla! _ espeté la frase, con una fe atronadora.
_ PEPE LUIGGI: _ (poniendo mi sabiduría a prueba) :
_ A ver , gordito … ¿cuál es la fruta que Dem no adivinó...? _ inquirió Calvito, con ojos inquisidores.
_ CACHITO: _ ¡La ciruela! _ chillé, pegando un brinco de alegría.
_ PEPE LUIGGI: _ ¡Bingo, chiquillo de aspecto redondo...!
_ ¡Acertaste! _ exclamó don Pepe con un airecito tristón, y lágrimas de cocodrilo en sus ojos.
_ PEPE LUIGGI: _ ¡Miren y aprendan! _ exclamó jubiloso el anciano , mientras presionaba un circulito de mantequilla. Acto seguido, una gigantesca fruta bordó, apareció en el centro del babilónico pastel.
Se trataba de una ciruela. Una lustrosa, faraónica y apetitosa ciruela, talla XXL.
_ PEPE LUIGGI: _ ¡Bien , jovencitos!
_ ¡Ahí está el secreto!
_ Si deseaias llevarse vuestros refrescos, deberéis engullirse sin chistar está titánica ciruela.
_ ¡Ah, y no vale tragarse el carozo!
_ ¡No creo que lo logren!
_ ¡Buena suerte!