Fuego (inmarcesibles 1)

Capitulo 1

Riri

Otra vez llegaba tarde y eso qué me había quedado en la casa de la Abu. No se como se me puede ocurrir acompañar al idiota de Sam a esa estúpida partida cuando se que tengo clase al día siguiente. Aunque me este quejando ahora, la es que verdad lo habría hecho porque cada vez que va a una de esas no puedo dormir hasta que la abuela me dice que ha llegado, pero prefiero evitar que se meta en líos como siempre, por eso voy con el. La razón de mi enfado es que el muy cabrón se fue a la universidad y no me despierto, claro él no puede llegar tarde pero a mi que me den.

Debería dejar de lamerme las heridas y ponerme a correr, justo cuando doblo la esquina veo la puerta cerrándose. 

Mierda.

Me van ha expulsar, castigar o  llamaran a mis padres y lo último que quiero es darles otro disgusto. No hay tiempo para lamentarse, cabeza alta y a formular la mejor excusa posible. 

-¿Otra vez tarde?- Me dice la conserje al abrirme la puerta.

-Buenos días Rosa! Pero qué guapa estás hoy, ¿Te has cortado el pelo?-intento hacerle la pelota, aunque sinceramente nunca cuela. Ya ni sabía porque lo intentaba algún día debería colar ¿No?

-Hoy tampoco cuela Sirin

-Una nunca pierde la esperanza

-Venga a  jefatura de estudios

-Valeeeeee

Estar en el despacho de la jefa de estudios no era nada nuevo al fin y al cabo es la madre de mi mejor amigo, lo cual implica que se preocupe de más, aunque no pase nada.

- Riri, sabes qué desde que ha empezado el curso no ha habido ni un solo día en el que no hayas llegado tarde.-se le ve bastante enfadada y yo no se qué decirle- Entiendo que estos últimos meses hayan sido difíciles, pero tirar tu vida a la basura no va a servir de nada. Si Omar estuviese aquí no le gustaría verte desperdiciar tu vida, que el no pueda estar contigo no justifica el como te estas comportando. Estarás castigada durante dos semanas.

-¿Cual es el castigo?-No replico, no me quejo, porque me lo merezco, puedo ser muchas cosas, pero siempre admito mis errores.

- Vas a quedarte después del instituto a ayudar al personal de limpieza, y antes que intentes quejarte ya he hablado con tus padres y les parece una idea genial-como no-Ahora si no hay nada más, puedes ir a clases.

-Vale- me justo cuando estaba por salir me volvió a llamar.

-Riri... Deja de culparte, no puedes cargar con el dolor y la culpa a la vez, no es sano ni para ti ni para las personas que te rodean.-Simplemente me voy.

Me estaba planteando si tocar la puerta de la clase o entrar sin más, cuando un chico aparece, nunca lo había visto en el instituto. Es cierto que hay muchas personas en el instituto, pero si lo hubiese visto antes no me olvidaría de el. Es alto, muy alto, o es que yo soy  pequeña , con un pelo negro azabache que cae como cascada sobre su frente, el que lleve una camiseta que le aprieta los brazos me da a entender que lo más probable es que debajo de toda esa ropa habría un cuerpo esculpido por el mismísimo Miguel Ángel. Y esa mirada, esos ojos que no se si son color miel, amarillos o avellana.

-Oye vas a entrar o...-espera, esta hablando. Me esta hablando. Reacciona estúpida.

-Y tu eres...?-

-Soy Alessandro, soy nuevo- agarró el pomo de la puerta-Y al parecer esta es mi nueva clase-señala a la puerta-¿Ibas a entrar?

-Si, pero se supone que la clase ya ha empezado y me estaba mentalizando para la bronca que me va a caer- suelto una risita- Aunque creo que gracias a ti no me va ha prestar tanta atención el profe. Le encanta los alumnos nuevos.- Me encojo de hombros.

Gira el pomo y se gira hacia mí- Las damas primero.

-No.- Me rio en su cara- Anda tira pa' alante .

Se rio, le había hecho gracia. Qué mono

Justo lo que creí que iba a pasar, pasó. El profesor se olvidó de la sintaxis, de los complementos del verbo y de qué había llegado tarde. A este hombre le fascina conocer la vida de los demás. Es como la vecina chismosa o la vieja del visillo.

-Y Alessandro te puedo hacer una pregunta personal-Le dijo el Sr. Navas

-Claro-Se había sentado delante mía, el segunda fila y yo atrás.

-¿Por qué esta ciudad, no me malinterprete la costa del sol es preciosa, pero un chico como tu que viene de vivir en Las Vegas qué le ha traído aquí?-como le gusta meterse en la vida de los demás.

-Soy de aquí- lo sabía, se le nota-Pero por el trabajo de mi padre siempre hemos estado lejos de la familia, por eso cuando tuvimos la oportunidad de volver aquí, ni lo pensamos.

El profesor se quedó callado, más bien creo yo que pensando.

-Tengo una idea- madre mía, cada vez que este hombre decía eso me entraban escalofríos. Y no solo a mi si no a toda la clase

-Vais a hacer una investigación, quiero grupos de cuatro y si no os ponéis de acuerdo yo haré los grupos-avisa- El trabajo consta de los choques culturales, la mayoría habéis vivido fuera, viajado, o vuestros padres o abuelos han emigrado. Id haciendo los grupos, os pasaré las pautas al correo. ¿Alguien ya tiene su grupo?

Levante la mano ya que aunque Ricci no había venido siempre nos ponemos juntos con Mairena.

-Ricci, Mai y yo-esperaba que no nos separase, a veces mandaba a uno de nosotros fuera. Solo para fastidiar.

-Os falta uno- mira al nuevo- Alessandro ponte con ellos seguro que os llevaréis muy bien- si tu lo dices.

- Una cosa ¿Qué le ha pasado a Ricci? El nunca falta

-Esta malo- Mairena le respondió-Dice que ha pillado la gripe, pero qué está mejorando.

-Vale venga poneros en grupos y empezad a trabajar.

Empezamos a mover las mesas para poder sentarnos todos.

-Sabes, aun no se como te llamas-me dijo Alessandro-sin embargo tu si sabes el mío.

-Me llamo Sirin. ¿Empezamos?-dije feliz de no tener que analizar frases

 




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