Capítulo 1.

Voy caminando por un sendero de cristal. Gritaba ¡¿Hay alguien aquí?! Pero lo que se escuchaba era un silencio sepulcral. Veía a mis alrededores y todo era de hielo puro.

Dando grandes zancadas voy hasta una ventana y observo cada parte, todo era de un blanco puro, un blanco hermoso. A lo lejos veía pequeñas casa cubiertas de hielo.Me apoyo de la ventana y saco mas la cabeza, enfocando mi vista hacia arriba, veo grandes paredes, como si estuviera en un castillo.

Me regreso donde estaba segundos antes, localizando unas escaleras me dirijo a la punta, subiendo un escalón y alzando la vista. Y sin ma.

 La  veo,

 Una mujer alta, delgada, con un vestido largo y blanco puro, con un cabello dorado. Bajando las escaleras se sitúa al frente mío. Me quedo estática en mi lugar. Esperando una acción o reacción de parte de las dos.

Hasta que ella me sonríe, una sonrisa que me parece muy familiar. Una sonrisa cálida y hermosa.

—Está llegando tu hora, mi pequeña. —Anunció ella con aire melancólico. —Te extraño tanto, Tienes que decirle a tu familia que te cuente todo, mi pequeña, es ahora o nunca.

Muchas preguntas rondaban en mi cabeza tales como. ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? y sobre todo ¿Quién es ella?

—Tienes muchas preguntas y por supuesto que las voy a contestar. —Hablo ella, agarrándome de los hombros, veo que alza su mano al centro de la habitación y de pronto algo blanco sale de sus delgadas manos. Es hielo, mucho hielo, la veo mover su mano con agilidad y elegancia. Aun Hipnotizada por el hielo que sale de su mano, alzó la vista y veo unas sillas y una mesa con decorados de hielo. Aun en estado de shock, no me doy cuenta cuando ella ya está sentada, titubeando me dirijo hacia la mesita de hielo, me siento y la miró fijamente para empezar a hablarle.

— ¿Quién eres?—Digo ya soltando las preguntas que rondaban en mi cabeza. — ¿Cómo pudiste hacer eso con las mano? o mejor dicho ¿Dónde estoy?

—Son muchas preguntas, pero sin duda responderé a cada una. —responde ella con una gran sonrisa, supongo que por tantas preguntas que le solté como si no hubiera un mañana.—Soy tu abuela Lidia, no me recuerdas, te encantaba venir al reino del hielo, hacías muchos muñecos y siempre iniciaban una guerra de bolas de nieves.
—Asiento para que continué su explicación.

<<Que donde estas ya te la respondí estás en el reino del hielo,mi niña, que fue lo que hice con la mano sencillo, hice hielo. —Levantó la ceja—Si lo siento. —Suelta una gran carcajada y yo uniéndome con ella. —El reino te esta llamando, es por eso que tienes tanto sueños de este lugar, pero pocas veces las recuerdas. 

Trago saliva.—  ¿El reino? 

Sonrió.— Si, el reino esta llamando a su futura reina. Te voy a contar todo, ya que tu hermano tiene miedo de que estés en grave peligro.

Abro la boca para preguntarle de que estaba hablando, peligro de que, sin embargo me calló cuando. Sin previo aviso, Muchas llamas de un gran fuego ardiente aparecen en mi campo de visión. 

Aturdida me levantó de sopetón, girando mi cabeza a todos lado, tratando de localizar a mi abuela, pero no la veo, solo las llamas extendiéndose más y más. Hasta que aparece un hombre entre las llamas.

— ¡El reino caerá destruido, junto a todos los habitantes, Hasta tu!— Ruge el hombre. —futura Reina.

Todo el hielo se derrumba, el techo, los adornos, mientras que la paredes se van agrietando. Salgo corriendo por la puerta principal, yendo hacia las escaleras y bajándolas, pero no puedo avanzar mas porque una gran grieta se ha abierto frente mio y el ha salido fuego a montones.

Volteo para dar marcha atrás, mas las escaleras se derriten quedando así, simples charcos de agua.

Estoy asustada, no sé qué hacer, ni a dónde ir. Tengo miedo. Un extraño sentimiento se instala en mi ¿Temor? Si temor de que este bello lugar de hielo, sea destruido ¿Por qué si es la primera vez que estoy aquí? 

Aun paralizada en mi lugar, viendo como todo se consume, como mi reino se consume. Dolor, miedo abarcan en mi. Las llamas al rojo vivo se acercan a mi, pero antes de que me alcancen por completo, empiezo a ver todo borroso.

—¡Leila!—Doy un pequeño salto en mi lugar por el susto ocasionado por el grito en mi oreja.—Lo siento, no te quería asustar pero estabas toda agitada y sudada.

Mi respiración es pesada, mi corazón late muy rápido y mis manos están mas frías de lo normal. Un ligero pitido se instala en mi oído junto que un horrible dolor de cabeza.

— ¿Algo no esta bien, cierto?

Un suspiro cansino sale de los mas fondo de mi estómago.— No.