Edward.
Mi padre nos había puesto entre la espada y la pared en muchas ocasiones. Nunca creí que luego de marcharse lo seguiría haciendo, pero aquí estaba yo, pensando en la forma de decirle a mis hermanos que teníamos que trabajar de la mano con los Campbell, con los jodidos bastardos que quisieron negociar hace mucho con la felicidad de mi hermanita para ganar un par de acuerdos de negocios en el proceso.
Ellos siempre habían trabajado juntos, eran igual de imbéciles que papá. Y nosotros siempre estuvimos cerca gracias a ello, generando así que Emma se volviera demasiado cercana a Vanessa, la hija del señor Campbell. Ella no era ni de cerca como su padre y hermanos.
Ness era diferente a todos.
Vaya que lo era.
Cuando me enteré que papá amenazó a Emma con quitarle su apoyo si no se casaba con Jeremy Campbell, lo perdí. Quise matarlo con mis propias manos por hacer que mi hermanita tuviera que pasar meses lejos de nosotros, temiendo abrir la boca por nuestro bienestar. Ella no lo veía así ahora, fue gracias a esa situación que llegó a casa de Stevens, comenzó a trabajar para él y ahora era su esposa.
Emma era feliz.
Pero yo aún seguía culpándome por no ver las cosas que tenía al frente y solo dejarlas pasar sin notar la cantidad de banderas rojas que salían de la actitud de mi padre.
—Esto debe ser una broma, Marie. —Mi asistente tomó una buena bocanada de aire, dejando el café frente a mí. Elijah no iba a tomar esto bien y a Emma le preocuparía demasiado la situación, no quería eso para ella al final de su embarazo—. ¿No hay nada que se pueda hacer?
—Tus abogados han revisado todos los contratos y los Campbell supieron jugar sus cartas —comentó, cansada. Ella insistió en quedarse anoche y yo, luego de dejar a Elena dormida en mi departamento, solo salí rumbo a la oficina sin posibilidad de retorno—. Si rompen el contrato que hicieron con tu padre hace un año, se quedan con el cincuenta porciento de Brown Enterprise. Esa es la indemnización que deben pagar.
Me pasé las manos por el cabello, sabiendo que lo estaba despeinando mas de lo que estaba. Cancelé mis reuniones por esto, me aprendí esos malditos contratos como si mi vida dependiera de ello, pero no había fisuras allí, tendríamos que trabajar con esos bastardos por el tiempo establecido si no queríamos perder el negocio familiar.
A Elijah le importaría muy poco, pero a pesar de lo mucho que papá la había regado con nosotros, le prometí que no dejaría que lo que el abuelo construyó se cayerá en mil pedazos, y eso pasaría si dejaba que los Campbell se quedaran con el cincuenta porciento de nuestra empresa. Además, Elijah y yo nos habíamos fusionado con Brown Enterprise, si la empresa se jodía, nuestros negocios también.
—¿Qué piensas hacer?
—Nos detestan por lo de Emma y el sentimiento es mutuo —hablé, bebiendo un poco del café que me alivió por varios segundos. Estaba tan cansado que solo quería ir a casa y dormir—. Lo peor es que Vanessa está de por medio.
—¿No ha renunciado? —Marie reflejaba gran sorpresa no solo en su voz sino en su expresión. Ella, al igual que muchos, se encontraba asombrada por el hecho de que la hija favorita del viejo Campbell, podía mantenerle el ritmo a mi hermano siendo su secretaria—. Admiro a esa mujer.
—Si los Campbell se enteran que Vanessa está trabajando para un Brown y no cualquier Brown sino mi hermano, le van a joder la vida, y le prometí que le ayudaría.
—¿Conseguirle trabajo con el imbécil de tu hermano es ayudarla?
Le lancé una mirada que no hizo vacilar ni un poco la suya. Marie había trabajado con papá incluso antes de decidir venir conmigo, si había alguien que se conocía a la perfección las maneras de actuar de los hermanos Brown era ella. Amaba a Emma, no tanto como a mí, pero le tenía un gran aprecio. Pero con Elijah la situación siempre fue distinta.
Elijah nunca fue fácil de manejar, no solo por su rebeldía sino porque en lo que se refería a cuestiones de negocios, él y papá eran dos gotas de agua, completamente insufribles y despiadados. Yo siempre fui mas manejable, menos irritante que mi hermano menor y no le daba dolores de cabeza a Marie al lanzarle sus conquistas para que les dijera que no estaba disponible.
—Elijah es el mejor en lo que hace.
—El segundo mejor —me corrigió—. Y sí, tienes un punto, pero eso no evita que me preocupe por la pobre chica que lo está teniendo que soportar.
—Ella aprenderá mucho con él, eso es lo único que importa. —Aunque si que me preocupaba un poco, pero sabía que Ness no se dejaría molestar demasiado. Era tímida, pero tenía carácter, mucho mas que Emma y eso era decir mucho—. Además, si no ha llamado es porque está bien.
—Ella nunca te diría algo malo hecho por Elijah, lo sabes.
—¿Si voy a Atlanta a supervisar la situación te dejaría mas tranquila?
Asintió sin ocultar su alivio. Ella no confiaba en mi hermano ni un poquito, y temía que en cualquier momento, Vanessa se lanzara directo a un auto al no poder soportarle los arranques a Elijah Brown, el cual no estaría nada feliz cuando lo colocara al tanto de la situación.
Marie levantó la cabeza de los documentos frente a ella a eso de las cuatro cuando ambos escuchamos los toquecitos en la puerta. Frunció el ceño porque hace una hora mandó a desocupar la oficina, dejandoles el resto de la tarde libre a todos para que no nos molestaran.
—Adelante —su voz fue dura, debido a lo cansada que estaba. Ya la había enviado a casa tres veces y solo me ignoraba—. Es usted —escuché su susurro al momento en que vio a Elena asomando su cabeza por la puerta.
Sonreí sin poder evitarlo. A mi secretaria no le agradaba mi novia, eso no era novedad, Marie las detestaba a todas, pero con Elena era diferente. No le agradaba porque se sentía recelosa a su alrededor, creía que no iba en serio conmigo y no había podido sacarle esa idea de la cabeza. Además, seguía enojada con ella por la manera en que la hizo correr para llegar a mí antes de que comenzáramos a salir.
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Editado: 19.04.2024