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Chapter 23

CAPITULO 23

 

~ N A R R A D O R ~

 

 

Aunque las cosas parecían no haber cambiado, esos siguientes días estaban tensos, Mía apenas quería salir de su habitación, hacía su vida ahí, Alex estaban al tanto de lo que pasaba y más que nunca tenía ganas de estar ahí con ella, solo quería abrazarla y decirle que todo estaría bien, a veces es lo que una persona quiere al pasar algo como eso. Mía no sabía qué hacer, la pandemia había llegado para arruinar todo lo que tenía construido, aunque había logrado pasar de años y ahora le quedaba algo menos por realizar, tampoco era algo que estuviera bien dentro de ella.

 

—Solo quiero que todo mejore otra vez, conseguiré un trabajo y me iré de este lugar —Anunció Mía mientras hablaba con Alex por video llamada, desde hace días que la joven estaba desanimada, pero se mantenía positiva por el apoyo que recibía de Alex, Donald, Blaire y hasta de su padre, quien estaba en desacuerdo por lo que hizo su esposa el otro día—, pero esto de estar encerrada acá ya no me gusta...

 

—¿No tienes otro lugar a donde irte? —Preguntó Alex curioso, él quería ofrecerle dinero, pero él sabía que Mía era demasiado orgullosa para aceptarlo, así que mejor se quedaba callado.

 

—No quiero molestar a Blaire, no es que viva muy lejos de acá y sus padres seguramente no dirían nada, pero tampoco quiero estar en un lugar donde a los días sea un estorbo, ya sabes lo que dicen que al tercer día el muerto comenzar a oler y sinceramente no quiero que eso me pase —Aunque las restricciones realmente habían cambiado y ahora era un poco más libre el asunto, tampoco quería arriesgarse a que le diera covid solo por un "berrinche"

 

—Espera un poco mar querida, capaz tu madre esta arrepentida de lo que pasó y lo hablan... Sabes que lo mejor que pueden hacer es hablarlo —Durante esos días Alex solo era un soporte emocional para la joven, eso de la distancia era horrible para los dos, más que se necesitaban el uno al otro.

 

El hombre regresó a la ciudad, no porqué hayan abierto los lugares, pero sí porqué tenía que hacer un par de cosas en su departamento, ya había pasado un par de meses en el campo y esperaba regresar pronto ya que le había encantado pasar tiempo con su familia, sobre todo con los niños.

 

—No lo creo, pero creo que tendré que esperar realmente, sin ellos no podré pagar la carrera... Pero tampoco es que quiera seguir dependiendo de ellos, yo debí irme hace mucho tiempo y creo que es momento para que yo haga eso —Era momento, ella lo habló con Donald y el hombre estaba completamente de acuerdo con el hecho de que la joven debía tomar su vida adulta en serio. Aunque estaba estudiando y por el momento la facultad era algo que le consumía todo el día, sabía perfectamente que podía hacer un poco más en sus tiempos libres, solo que tendría que sacrificar sus hobbies o hasta tiempo con Alex para hacer eso.

 

—Hermosa, yo tengo que ir a dormir, mañana tengo una reunión temprano y quiero desocuparme lo más pronto posible para tu sorpresa —El día siguiente sería el cumpleaños de Mía y el ya tenía todo listo, solo que quería estar lo más presente posible para coordinar todo y que saliera perfecto.

 

—Está bien querido —Respondió ella lanzando un beso a la pantalla. Poco después la joven se durmió para despertarse un poco más temprano para hacer algunas cosas, además que Blaire estaría en casa como a las 10 de la mañana y ella quería tener todo listo para ese momento.

 

La mañana pasó lo más tranquila. Algunos familiares llamaron a la joven para felicitarla, algunos compañeros de la universidad le dejaron mensajes para felicitarla y nada más. Blaire estaba contenta por pasar ese rato con su amiga después de todo lo que había pasado en el mundo, no se habían podido ver hasta ese momento.

 

La madre de la morena esos días se había sentido triste por lo que le había dicho su hija y se sentía mal así que intentaba al menos preparar algo bonito para ella. Pero al medio día tomaron la puerta principal, era un repartidor de comida. Alguien había enviado unas cosas y ya no servía de mucho que estuviera cocinando. Ella se vio en la necesidad de revisar quien lo envió y tenía el nombre de Alexander Kirkman, seguía sin confiar en esa persona, pero tampoco podía decir nada. Los padres de Mía habían decorado la sala, con algunos globos, cortinas brillantes que caían y cuando la luz les pegaba se veía todo muy hermoso.

 

En la tarde noche cortaron el pastel y mientras tomaban fotos de ellos, volvió a llegar un repartidor con un envío, había rosas rojas y blancas y además un paquete pequeño envuelto con papel dorado, unos de los colores preferidos de Mía. La joven lo recibió pensando que sería una sorpresa de sus padres, pero cuando vio la carta que tenían las flores, se dio cuenta de que eran de Alexander.

 

"Espero que haya gustado tu sorpresa, por favor lee la carta que está pequeña al regalo.

Alex"

 

Ella hizo eso, no era una carta larga, pero fue tan emotiva que la hizo llorar. Todos la miraron mientras la leía, pero esperarían a que la chica hablarla.

 

"Sé que muchas veces no soy comparto las cosas que tengo en mi cabeza, pero eso no quita que me sienta completamente enamorado de ti, ni siquiera 6.766 km fueron lo suficiente fuertes para evitar esto que siento por ti, o la edad, los diferentes husos horarios. Nada me ha impedido que sepa que eres la mujer que quiero ahora y por mucho tiempo.

Te amo Mía Sánchez Hillman... Me habría encantado hacer esto en persona, pero ya no puedo aguantarme a llamarte mi novia.




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