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Chapter 25

CAPITULO 25

 

~ N A R R A T I V O ~

 

 

El día de Navidad estaba aquí. Finalmente, aunque para Mía era un día cualquiera, donde tenía que ver a los amigos de su madre, no todos podrían asistir, pero Rebecca y Matt asistirían, junto a sus padres y hermanos. No cual no era del todo malo, ese año, a pesar de todo lo que pasó, había sido relativamente bueno, ella había mejorado muchas cosas de sí misma y le gustaba como se sentía últimamente, seguía estudiando duramente, hacía ejercicio todos los días, había regresado a la música poco a poco y esperaba esa Navidad hacer lo que hace años no hacía que era cantar para los invitados. 

 

Mientras tanto Alex tenía todo listo, había preparado su ropa desde temprano y, aunque no había podido dormir por los nervios, sabía que ese día era demasiado especial, por fin iba a conocer a su novia en persona y no podía dejar la ocasión fuera menos que extraordinaria, tenía el regalo para Mía, flores y se vestiría completamente de negro. 

 

A mitad de tarde el hombre le escribió a su chica, durante esos días él se las había apañado para trabajar a la distancia y mejorar su ciclo de sueño, estaría un par de semanas solamente ya que para diciembre el hombre haría un evento grande, aunque las clases no había sido mala idea y lograba pagarles a todos sus empleados, si seguía así, no tendría dinero para pagar el siguiente año. Mía no sospechaba nada, como la mayoría del tiempo que hablaban por video llamada él estaba en cama o en una pared blanca.

 

Me estoy arreglando para la cena, en dos horas vendrán los amigos de mi madre y no quiero lidiar con ellos, los hijos son más o menos de mi edad y son unos idiotas. 

 

Mía le texteó a su novio cuando salió del baño, la joven había elegido un vestido negro hermoso que por fin se había atrevido a usar, era ajustado y no estaba acostumbrada a usar ese tipo de ropa, pero durante el año había estado mejorando su estado físico así que se sentía con la suficiente confianza para usar algo así, además que había sido un regalo de su padre. Al menos eso pensaba Mía, ya que en realidad había sido un regalo de Alex, quien lo había elegido hace un par de meses junto a su ropa, él quería que estuvieran combinados. Se vestirían ambos de negro, a él siempre le había parecido lindo cuando veía fotos de parejas vestidas igual o con una vibra similar y ese día podría cumplirlo finalmente. 

 

Tranquila hermosa, solo sé tú misma y verás que todo estará bien.

 

Él le respondió. Sabía que dentro de dos horas podría verla finalmente, sus manos sudaban. Pero debía distraer sino le iba a dar un ataque al corazón, sentía que su corazón latía demasiado fuerte y que los de la habitación de al lado escuchaban el bombeo impaciente, estaba paranoico, pero jamás había vivido algo como eso. Cuando quiso enviarle otro mensaje a su chica recibió una llamada de su hermano menor, George. 

 

—Hermano, ¿cómo estás? —Preguntó el hombre del otro lado de la llamada. Ellos estaban reunidos en casa del campo, pasarían las fiestas en ese lugar, le habría encantado estar con Mía en Londres, pero seguramente el año que viene se la llevaría consigo. 

 

—Todo bastante bien, estoy por prepararme para ir a verla, pero estoy muy nervioso —Confesó el hombre, Alex estaba sentado sobre la cama, se había duchado y afeitado hace poco, en realidad estaba listo, solo faltaba ponerse la ropa.

 

—Es normal Alex, pero debes pensar que, si llevan meses hablando y se quieren tanto, cuando las veas todo será hermoso, verás —Su hermano supo que palabras decirle para hacerlo sentir mejor. La llamada siguió un rato más ya que estuvo hablando con todos sus familiares, ellos ya habían cenado hace un par horas y abrieron los regalos, así que todos estaban agradeciendo los regalos de Alex. 

 

—¡No olvides los regalos que le hemos llevado a Mía! —Su madre se había hecho responsable de darle un par de regalos a la chica, apenas la conocía, pero por las cosas que le dijo su hijo, supo elegir unas cosas, además que la mujer sabía tejer y le hizo un sweater para la joven de colores cálidos, además de otra sorpresa. Henry y su familia habían enviado un par de detalles, esos paquetes ya no los tenía Alex, sino que Marcus se habían encargado de ponerlos todos debajo del árbol con los demás regalos, fue un trabajo importante evitar que la joven se acercara ese día al árbol, pero la excusa perfecta fue decirles a los invitados que enviaran a la casa sus regalos para que se viera bonito. Esa fue la excusa. El hombre le había caído bastante bien Alexander, había estado pendiente de cada detalle y se notaba el interés que tenía por su hija, así que no había ningún problema. 

 

Mía le había enviado esa foto a su novio cuando bajó por un vaso de agua. Era gracioso como su padre se había dedicado a planear aquello para el encuentro de Alex con Mía. Las horas pasaron, Mía estuvo lista para las 8 de la noche cuando ya todos estaban abajo en la sala tomando un par de copas antes de la cena. 

 

—¡Wow! Mía, estás hermosa... —Dijo la señora Megan, la madre de Rebecca no era nada como su hija, más bien era todo lo contrario. Era un amor de persona. La chica sonrió saludó a todos, la conversación estaba entre todos, Mía se había quedado de pie al lado de su padre quien la abrazaba de lado. Alex no había recibido el último mensaje que ella le envió, pensó que podría haberse quedado dormido, el jamás se iba sin despedirse. Pero tendría alguna explicación, ahora quería disfrutar de la copa de vino que tenía en su mano. Megan estaba con su esposo y sus dos hijas mientras que, Susan junto a sus hijos Matt y Martha. Celeste estaba a un lado de su hija y esposo quienes estaban escuchando la conversación, no se metían. Hasta que sonó el timbre, todos regresaron la vista a la entrada principal. 




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