~ N A R R A T I V O ~
Esa mañana Mía se levantó bastante más temprano de lo habitual en épocas de vacaciones, luego de darse un buen baño y cambiarse de ropa, corrió al primer piso de la casa, donde escuchó las voces de su padre y Alex, era tan extraño realmente tenerlo ahí, no podía creer que el hombre había viajado tantas horas y, además, aguantar la cuarentena que le hacía pasar al viajar.
—Bueno días —Saludó la joven asomándose a la habitación. Tenía un buen humor ese día gracias a la sorpresa que le habían dado el día anterior. Alex estaba ayudando al padre de la joven a cocinar el desayuno, él no era experto, pero llevaba años viviendo solo así que tenía que hacer lo posible para que sobrevivir sin tener que siempre pedir comida a domicilio, el hombre le vio y caminó hasta ella para dejar un beso en su mejilla.
—Bueno días, guapa —Él la saludó haciendo que la joven se sonrojara. Mía saludó a su padre después de eso y se sentó en la isla para ver como ambos hacían la comida.
—¿Y que han estado hablando? —Mía habló cuando estuvo sentada viendo como ambos parecían estar en bastante confianza tan pronto.
—De muchas cosas, tu padre ha estado haciéndome preguntas de mi vida y yo solo me he limitado a responder… También siguiendo sus instrucciones para este desayuno —Alex tenía las manos llenas de harina y su delantal estaba también lleno de manchas. Mía sintió pena por su novio, ya que sabía que su padre era un poco celoso y seguramente se estaba asegurando de que el hombre fuera alguien decente para su hija, pero estaba lejos de la realidad, en realidad, el hombre solo estaba conociéndolo, quería saber más de lo que ya sabía sobre su vida. Ya sabía que Alex era alguien decente y no había por que ponerle aprueba para eso.
—Papá no seas tan malo con Alex —Dijo la menor haciendo una pequeña mueca, no quería que Alex se sintiera incomodo con las preguntas de su padre.
—No, no… Tu padre no está siendo malo conmigo, solo quiere conocerme —Alex había respondido rápidamente, él se sentía tan bien de estar ahí, sabía que no tardaría tanto tiempo en considerar la familia de su novia como parte de la suya—, además que estoy aprendiendo a preparar algo nuevo para repetirlo en Londres…
—No mal interpretes mi pregunta, pero ¿Cuánto tiempo vas a quedarte? —Mía tenía curiosidad. Alex bajó sus hombros al escuchar la pregunta de la joven y le sonrió.
—¿Ya quieres que me vaya? —Ella negó con la cabeza tan rápida que hizo reír a ambos—. Me quedaré hasta el 3 de enero, es mi plan, ya que tengo que estar en Londres para un evento que tenemos el 10 de enero y tengo que llegar para organizar todo, además que debo hacer cuarentena por una semana antes de volver a salir de casa.
—¿Ya te dio covid? —Markus preguntó de repente.
—No, por suerte no me he enfermado, pero estoy tranquilo, aunque me cuido un montón ya que he estado viendo a mis padres que ya son mayores y no me gustaría que ellos se enfermaran —El hombre explicó. Ahora que le había encantado a Alex desde el principio era que el hombre siempre había sido muy propio, le gustaba como usaba las palabras y como siempre tenía algo que decir.
—Mi madre apenas se está recuperando del todo, pero ya está mejor, tiene algunas secuelas extrañas, pero ella no hace caso… Hablando de ella… ¿Dónde está? —Mía apenas se había dado cuenta de que su madre no estaba por el lugar.
—Tengo que irla a despertar, después de desayunar, tenemos que ir a visitar a Gael y su familia… Ella no quería ir a hacer eso… —Mía no se dio cuenta de que hizo una mueca de desagrado—. Ustedes no irán, tranquila, Alex tiene planes para ambos —Markus había leído aquella mueca de su hija y la chica solo se río.
El inglés se estaba lavando las manos mientras Markus iba a despertar a la madre de su novia, cuando el hombre listo limpio se quitó el delantal y fue hasta donde estaba su novia para robarle un par de besos en los labios.
—Había estado esperando por esto toda la mañana… —Dijo él, mientras tomaba las mejillas y daba fugaces besos en sus labios. Algo que había hecho sonrojar a la pequeña, pero aceptó gustosa, le encantaban los besos del mayor y como podía llegar a ser meloso. Le encantaba. Después de una sesión de besos se abrazaron con fuerza—. Hoy no tenía nada planeado, pero quería que hiciéramos algo juntos, podríamos tener una de nuestras citas de películas, podemos ir a comprar algunas cosas para cocinar más tarde y pasar todo el día en pijamas… ¿Qué dices?
Mía asintió animada, le encantaba el plan, no tenía ganas de salir y cuando su padre le dijo que irían a visitar amigos, su ánimo cambió, además que hoy tenía sesión con Donald, no podía faltar ya que tenían que hablar de ciertas cosas. Después de planear bien que haría, desayunaron los 4, la conversación fue tranquila y animada, entre risas se pasó la comida y aún era temprano.
—Cualquier cosa, nos llaman —Celeste estaba colocándose su abrigo, ya que tendrían que hacer un viaje de dos horas para llegar a la casa de sus amigos—. Nosotros esperamos regresar temprano, ahí tienes las llaves del auto… —La mujer abrazó a su hija con fuerza. Markus la estaba esperando fuera mientras que Alexander hablaba con el hombre—. Y ya sabes lo que hablamos…
—Mamá, tengo 23 años, ya lo sé…
—No quiero ser abuela aún, así que por eso te lo repito tanto… Me parece encantador Alexander, pero tampoco me gustaría que ambos tuvieran que hacer cosas que no quieren —Celeste vio cómo su esposo y el inglés hablaban animadamente afuera.
—Ya hemos hablado de eso, ninguno de los dos quiere niños… Al menos no por unos cuantos años… Y yo quiero estar segura de que esto tendrá fututo —Mía no podía dejar de sentirse desconfiada, no por qué Alex le haya dado razones para desconfiar, sino que ella no podía evitarlo.