Games || 2#

Chapter 44

~ N A R R A D O R ~

 

Aunque el viaje había sido demasiado largo para su gusto gracias a que tenía que tener el hombro sin muchos movimientos muy bruscos, pero había ayudado el hecho de que había estado sentada en primera clase y los asientos eran mucho más grandes que en económico. Agradeció mentalmente a Alex durante todo el vuelo por eso. La despedida se había alargado entre besos y hasta estuvo a punto de perder el vuelo, solo que había valido totalmente la pena. Ahora se sentía diferente, aunque había odiado el tiempo lejos con su novio, ahora sentía que pronto no tendrían que despedirse nunca más. Confiaba en las palabras que le había dado el hombre.

 

—¡Míaaaa! —Celeste y Markus no habían ido al trabajo ese día para ir a buscar a su hija, sabían sobre el accidente que había tenido la joven y estuvieron preocupados, por más que no haya sido nada de lo cual preocuparse, ellos eran sus padres y tenían todo el derecho a preocuparse por lo más mínimo. La pequeña de los Sánchez corrió a los brazos de sus padres.

 

—Ohhh, cuanto los extrañé —Dijo en medio del abrazo que la había recibido de regreso a Atlanta.

 

—Ten cuidado pequeña, déjame llevar todo esto —Su padre se había encargado de las maletas que traía la joven, además de que tenía a Angel suelta ya que no podía con todo—. Vamos, iremos a comer a tu lugar preferido, tienes que contarnos todo y como la pasaste —Mía sabía que Alex les ocultó la verdad sobre como sucedió todo. Decirle a Celeste sobre aquella agresión que vivió la joven solo la haría enojar y no era algo que quería pasar ahora.

 

El restaurante de comida tailandesa había en el centro de la ciudad y, aunque Mía estuviera cansada, disfrutaba de esa compañía de sus padres a quienes había extrañado a montones. Su celular comenzó a sonar por mensajes de Alex.

 

No sabes cuánto te extraño

 

Mía sonrió por ese mensaje sencillo, pero efectivo para su corazón, la llenó completamente.

 

—Acabas de estar 3 semanas con él, ya déjalo —Celeste bromeó dándole un codazo a su hija, haciéndola carcajear. Respondió el mensaje y lo guardó para darle toda la atención a su madre quien estaba haciendo preguntas sobre todo en el viaje—. Ahora quiero saber lo que realmente pasó con su brazo… Alex no nos dio mucha información y me cuesta creer que te caíste…

 

—Mamá, en el evento de la subasta hubo un accidente que yo causé y eso me llevó a terminar en el suelo cayendo sobre mi brazo, es todo —Odiaba mentir, pero tampoco quería dar todo el contexto de la situación, era demasiado incómodo para estarlo reviviendo cada vez que se le presentaba la oportunidad—, estoy bien que es lo importante y lo que dañé es algo que va tener arreglo.

 

Aquello no había sido una mentira del todo, en realidad por suerte Alex había conseguido un restaurador que podría ayudar, le iba a salir algo costoso, pero era eso o pagar una gran multa. En Londres Alex se había quedado trabajando la noche anterior cuando su novia se fue y esa mañana estaba nuevamente temprano en el lugar.

 

—El señor Frank está trabajando ahora mismo en la pintura… Dice que tardará unas horas, pero que la mancha no se notará… —Margarett había entrado a darle un café al hombre que estaba trabajando como un zombie metido en el pc, no se había despegado de ese lugar en varias horas, lo hizo solamente para hablar con el restaurador y ahora estaba nuevamente pegado al escritorio—. Señor, me gustaría preguntarle algo —La joven que había trabajado por 3 años en la galería y que tenía una estrecha amistad con Robbie estaba preocupada por si su amiga iba a ser despedida.

 

Alex la miró fijamente, sabía lo que iba a preguntar y aun así le dio la palabra, no podía negarse a pensar en la decisión que debía tomar. Lo que la mujer había hecho había estado muy mal, no tenía perdón alguno, al menos para Alex. Mía ahora era parte de su familia y que hayan lastimado a alguien de su familia había sido algo que no iba a permitir.

 

—¿Va a despedir a Robbie? Sé que no me incumbe, pero ella lleva trabajando mucho tiempo acá, creo que podría darle una oportunidad… —La mujer habló rápido para evitar, así, que la interrumpiera en su discurso. Alex no era un mal jefe, pero si era bastante estricto.

 

Alex se quitó los lentes que usaba cada vez que estaba en el computador y frotó su rostro con ambas manos, no sabía realmente que responderle a Margarett, era una decisión algo complicada de tomar, aunque lo que había hecho la mujer estuvo muy mal, sabía que no podría conseguir a una persona que trabajara de la misma forma en la que ella lo hacía.

 

—No voy a despedirla… Pero cada acción tendrá consecuencias, nadie de mi equipo va a comenzar a hacer este tipo de cosas y salir victoriosos… Espero que entiendas en la situación en la que me encuentro Margarett, no es algo fácil para mí —Él sabía que eso no le iba a gustar a Mía, así que debía hacer algo para ya no ver más a la mujer en la galería.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.