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Chapter 48

~ N A R R A D O R~

 

Un tiempo después

 

La nueva vida Mía le había enseñado muchas cosas, entre ellas, a tener paciencia. Hace más de 7 meses que ya estaba en Londres, viviendo con Axel y la verdad es que no había sido nada sencillo para ninguno. Los primeros meses fueron de ensueño, ambos habían decidido que debían vivir de esa forma, evitar peleas innecesarias y cuando tuvieran una discordia iban a hablarlo, como adultos. Pero había cosas que Alex hacía y que Mía no dejaba de reprocharle, como el fumar. El hombre fumaba todos los días, se quedaba hasta muy tarde en el trabajo y, aunque ella también tenía que trabajar, habían descuidado el tema de la boda.

 

—No puedo hacer nada Blaire, tenemos mucho trabajo —Mía estaba llegando a casa del trabajo, llevaban un par de días con las cosas bastante tensos con Alex, se hablaban, pero no estaban haciendo nada para arreglarlo cosa que hacía sentir frustrada a la joven ya que no le gustaba estar en esa tensión, no había porque estar en esa tensión sabiendo que se habían prometido que lo solucionarían.

 

—Es que no pueden simplemente quedarse en ese estado donde apenas se están hablando —Blaire había alzado la voz. La morena buscaba sus llaves en la mochila mientras que hablaba con su amiga—. Sean adultos y hablen…

 

—Es lo que trato —Mía finalmente encontró las llaves y pudo abrir la puerta, encontrándose con una escena que la dejó sin palabras.

 

—¡Sorpresa! Pensé que llegarías más tarde, no he terminado de arreglar esto —Alex tenía en sus manos una bolsa llena de pétalos y estaba echándolos por el suelo, sobre la mesa estaba un bonito mantel color crema con un par de velas, platos y una botella de lo que parecía ser vino—. ¿Quieres darme 10 minutos y cuando entres parecer sorprendida? —El rubio se sentía apenado por no tener la sorpresa lista para su prometida.

 

Mía asintió y volvió a cerrar la puerta. Tenía una sonrisa en su rostro y había dejado de escuchar las palabras de su amiga por el teléfono. Se había quedado a un lado de la puerta completamente anonadada, no sabía cómo reaccionar ahora.

 

—¿Estás bien, Mía? —Por fin la voz de Blaire se hizo presente y sacó a su amiga de aquel trance.

 

—Perdón, arruiné una sorpresa de Alex y ahora estoy esperándolo…

 

—Uhhh, vas a tener acción está noche —Blaire soltó una sonrisita que hizo sonrojar a la otra—, creo que hablaremos mañana, me contarás todo… Por favor.

 

—Pero si tú no me cuentas todo, aun no me dices con quien estas saliendo…

 

—Pues no puedo, lo tengo como un secreto, pero pronto te contaré todo, sabes como es mi padre… Desde que se le metió la idea de que debo casarme con el hijo de uno de sus socios, no me deja en paz, así que debo encontrar el momento adecuado para hablarlo… Y sé que estaré contigo muy pronto, ahí lo conocerás —Blaire llevaba una vida de ensueño, era una princesita, pero eso la había llevado, también, a que su vida estuviera llena de responsabilidades. Se había hecho odontóloga porque su familia tenía generaciones de excelentes profesionales—. Sabes que te adoro, eres mi mejor amiga y me encantaría que sepas lo que realmente ha pasado desde el principio, pero conoces a mi familia y de lo que son capaces. Sobre todo, con el historial que tenemos.

 

Colgaron la llamada y Mía recordó que ahí dentro había un hombre preparando una cena sorpresa, nunca antes nadie había hecho algo así y la verdad es que Alex había sido su primera vez en muchas cosas, por eso lo amaba tanto.

 

—Listo mi vida —Alex abrió la puerta, tenía un ramo de flores en la mano— Perdón, quería que fuera sorpresa, pero sabes que a veces no soy muy bueno con eso —El hombre recibió el abrazo que le dio la chica y el gran beso—. Espero te guste…

 

Mía tomó sus flores y entró a la casa, había música lenta y la luz era tenue. Olía bastante bien, Angel fue hasta el sillón que ahora estaba del todo lado de la sala.

 

—No tenías por qué hacer todo esto —El hombre la abrazó por la espalda y dejó un par de besos en el cuello de la joven.

 

—Te lo mereces, merecemos tener esto y debemos hablar de muchas cosas… Siéntate cariño, traeré la comida —Mía se quitó el abrigo dejándolo en el perchero y se sentó en la mesita, era un bonito detalle que el hombre se haya tomado el tiempo para hacer todo eso.

 

Cuando la comida estuvo sobre la mesa y comenzaron a comer, estuvieron hablando de cosas triviales, eso le hizo recordar a cuando regresaba a casa del trabajo y siempre comía con sus padres, como os extrañaba.

 

—Bien, tenemos que hablar de lo que ha pasado… —Alex dejó su copa a un lado y la miró a los ojos, tomó su mano por encima de la mesa—. Sé que hemos tenido poco tiempo para planear la boda, lo hemos aplazado por mucho tiempo, por eso creo que deberíamos contratar a una persona que nos ayude con eso…




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