Ya estaba por cumplirse tres meses desde que Liza y Sam habían iniciado un romance. Liza se sentía inmensamente feliz, pues Sam la amaba mucho, la respetaba, era muy detallista con ella y siempre estaba sacándole alguna sonrisa. Ella consideraba a Sam, como la luz que iluminaba sus días pues gracias a él, ella pudo conocer el amor y olvidar sus temores, su pasado ese pasado que parecía que ya habían enterrado en “El Escollo” pues ya habían pasado algunos años y por lo visto ya no la seguían buscando pues Sam le había comentado de todos los casos que se presentaban en el pueblo incluso los pasados y nunca menciono lo del asesinato del jefe de la comisaría del pueblo. Liza y Sam se veían los fines de semana, a pesar de solo verse por dos días, el amor que ella sentía por Sam parecía crecer cada día más tanto así que ella había estado pensando en esas últimas semanas en la posibilidad de mostrarle al hombre que amaba su rostro.
Por su parte Sam estaba igual que feliz que Liza, el esperaba ansioso cada fin de semana para poder ir a verla al pueblo de “El Olvido”. Sam seguía inmerso en la investigación de la asesina de su padre de quien solo sabía el nombre y apellido, pero desconocía su rostro, rostro que parecía que no querer que él pueda ver, pues a pesar que los retratistas de la capital llegaron al pueblo para hacer el retrato hablado de la joven, no pudieron hacer nada pues el padre de esta había salido del pueblo y no sabían en qué fecha volvería, debido a ello los retratistas tuvieron que volver a la capital hasta esperar que este regrese.
Ello ha Sam le causo cierto malestar, pero todo parecía olvidarlo cuando estaba con la chica que amaba a quien el consideraba el amor de su vida, pues ninguna chica con la que había estado antes le hacía sentir los sentimientos que la joven de antifaz despertaba en él cada vez que la veía y ese día que estaba frente a ella viéndola cantar en el bar de Candela no fue la excepción.
—Oye amigo, eres muy afortunado, le ganaste a la Gatita al hijo del alcalde— decía un oficial de la Comisaría de “El Olvido” que estaba compartiendo la mesa con Sam mientras miraba el espectáculo.
—Sí, soy muy afortunado, nunca pensé que el venir a este lugar por una misión encontraría el amor, porque encontré el amor de verdad, un amor correspondido, un amor que me hace inmensamente feliz, y con respecto a lo otro que dijiste, yo no le gane nada a nadie pues el hijo del alcalde y yo nunca competimos por ella, ya que Gatica siempre fue clara con él— respondió Sam con calma.
—Si es cierto— dijo el oficial, al tiempo que el espectáculo termino y Sam tomo una rosa roja que estaba sobre la mesa en la que estaba, se puso de pie y camino hacia el escenario al llegar a este una linda jovencita castaña de antifaz que vestía un traje largo de color plateado se acercó a él.
—¡Sam¡ — pronuncio Liza feliz al llegar al borde del escenario al tiempo que se ponía en cuclillas.
—¡Hola mi amor¡ es para ti, dijo Sam entregándole la rosa a la castaña.
¡Gracias¡ esta hermosa, respondió la joven.
—No más hermosa que tú, eso te lo puedo garantizar— acotó Sam sonriendo.
—¡Sam¡ pronunció Liza, bajando la mirada.
—Es la verdad— dijo Sam acercando su rostro al de la joven para depositar un fugaz beso en sus labios.
—Voy a bajar del escenario— acotó Liza, al romper el beso mientras se ponía de pie.
—Bien amor, te estaré esperando en la mesa, respondió Sam mientras la joven castaña asentía.
Sam fue a la mesa que ocupaba mientras Liza se dirigió hacia el lugar por donde podía bajar del escenario.
—Tu príncipe te dio la rosa— dijo Estrella al ver la rosa que la joven de cabellos castaños llevaba en su mano.
—Sí—respondió Liza con una amplia sonrisa.
—Nos da tanto gusto, verte así de feliz—dijo Celeste que estaba junto a Estrella que solo asintió.
—¡Gracias¡ si soy muy feliz, nunca pensé que podría serlo, estos meses junto a Sam han sido tan felices que a veces me parece que estuviera soñando, añadió Liza, mientras una bella sonrisa se plasmaba en su rostro al tiempo que sus ojitos se iluminaban.
—Sí, lo sabemos Gatiquita, pero ve, ve con tu príncipe, no lo dejes esperando por ti— agrego Estrella sonriendo.
—Sí, voy con él— dijo Liza, feliz continuando su camino mientras desde una de las mesas un apuesto joven de cabello negro la miraba y le sonreía.
Luego de algunos minutos Liza llego a la mesa donde estaba Sam y se sentó junto a él no sin antes saludar de manera cortes al oficial que estaba también sentado en la mesa.
—Bueno los dejo, voy a platicar con unos amigos que acaban de llegar—dijo el oficial.
—Claro— respondió Sam sonriendo mientras su novia asentía. Una vez que el oficial se alejó Sam tomo las manos de su novia y agregó—¿Qué tal tu semana?
—Tranquila, aunque extrañándote mucho—respondió Liza con una dulce sonrisa.
—Yo también te extrañe amor y mucho—dijo Sam antes de posar sus labios sobre los de su novia para besarla con dulzura.
Editado: 24.07.2022