Wonder- Shawn Mendes
La mirada de Gea estaba sobre Eros en ese momento, habían pasado casi dos horas en las que ellos se veían fijamente sin ni siquiera decir una palabra, ella lo extrañaba y al parecer él lo hacía también, pero la imagen que se le fue regalada al llegar no fue de su agrado. Ver a su hembra en los brazos de un vampiro diciéndole que lo amaba, era doloroso.
—Dime lo que piensas, estoy dispuesta a escucharte. Insúltame si así lo quieres. —Los ojos de él fueron hasta ella, había agotamiento en ellos.
—Nunca lo haría. —Sus palabras la hicieron sentir culpables.
—Somos adultos, ¿ok? Eros, estoy contigo y con Xel solo somos amigos. Tiene su alma en casa y yo estoy aquí contigo. —Su voz salió bajita, pero audible.
—¿Somos adultos? ¿estoy contigo? —Él se puso de pie exhibiendo su 1.88 metros. Ella se acercó lo suficiente a él, pero dándole su espacio al mismo tiempo. —Esperaba más de tu boca que eso, no puedo creer que eso es lo que tienes para decir —Una de las manos del alfa paso por su rostro en señal de frustración.
—Es que no sé qué decirte, te lo he dicho todo. Él y yo somos amigos, tus celos no tienen justificación, sé que...
—¿Celos? —Él se carcajeo en su dirección sin embargo esta no era de burla, sino más bien de tristeza —Es decepción lo que siento, el hecho de que mi mujer, mate, mi Gea, mi deseo —Una sonrisa se deslizo por los labios de ella mientras aquellas palabras salían de sus labios, pero este la miro serio y se le borro de inmediato, pero no del todo. —Estaba en mi habitación abrazada a un hombre, diciéndole que lo ama.
Fue en ese momento en el que ella supo que no estaba lo suficientemente enojada y el ser su mate la ayudaría. —A él lo amo de una manera, a ti te...—Los labios de ella se sellaron rápidamente. Había pasado desde que lo conocía y si estaba enamorada de él desde siempre el amarlo sería algo que nacería.
—¿A mí qué? —Fue momento de él acercarse y tomarla en sus brazos haciendo que enredara sus piernas en su cintura quedando cara a cara. Ella ignoro su incógnita y miro sus ojos depositando un casto beso en el proceso. —Tus labios son tan suaves. —Ella froto su nariz con la suya.
—¿Estas muy cansado? ¿me quieres contar como fue tu semana —El cuerpo de Eros se dirigió hasta la cama tirándose ambos de lado quedando así frente a rente.
—Tuve que hacer varias cosas como rey, papeles, nuevas manadas, alfa en desobediencia. Esto es agotador. Pero si el tenerte así todos los días será la recompensa lo acepto. —Ella sonrió en su dirección. La confianza se había hecho dueño de ellos desde hacía varias semanas, sin contar aquella semana perdida.
—¿Te sientes muy cansado? Apagare la luz. —Ella intento levantarse, pero él la detuvo.
—¿Y si tenemos sexo? Solo para liberar el estrés. —Lo miro coqueta.
—¿Podríamos? —Los ojos de su alfa brillaron con deseo, su amigo se hizo sentir al momento haciendo que ella sonriera maliciosa.
—He esperado doce años para eso. —Los labios de Eros fueron hasta los de ella poseyéndolos al momento, la posición cambio haciendo que ella quedase arriba y que la fricción los hiciera desear mucho más. —Desire—Una sonrisa se desplazó por los labios de ella escuchando el apodo. Significaba deseo.
—Te sientes bien Eros, pero te sentirías mejor en otro mes. —El la miro extrañado—Tengo la regla.
—¿Qué regla? Yo no sigo las reglas. —Ella se carcajeo bajando de él y caminando hasta el interruptor para apagar la luz.
El cuerpo de ella se recostó a su lado dispuesta a dormir no sin ante decir —Tu también eres mi único deseo Eros, me gustas solo tú y por favor. —El cuerpo de ella giro, encontrándose frente a frente, sus ojos se veían reflejados por la luz de la luna que se colaba por la ventana. —Haz todas mis noches de buenos besos. —Él sonrió bajando sus labios a los de ella, tomándolos. Como serian todas sus noches.
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Los ojos de ambas hermanas se encontraron. Isa por su parte no estaba del todo alegre de tenerla ahí, pero agradecía que estaba bien.
—Debemos ir a casa —Los ojos de Isa estaban sobre Analí.
—No, tú debes ir a casa—La sorpresa en su rostro fue evidente.
—Mira Isa, no me importa cuán sobrenatural sea este mundo. Eres menor de edad y yo estoy al cargo de ti. —su hermana la miro mal. Enojada mas bien.
—Tú no sabes nada— Los ojos de la mayor miraron a la menor con confusión.
—Por favor, mueve ese culo y vamos a casa. —Su voz salió más que enojada, tenía ganas de tomarla del pelo y darle cuantas bofetadas sea posible.
—No puedo irme contigo, estoy amarrada a Xel.—Y no mentía, pero en alguna parte de lo dicho se equivocaba. No se habían besado, no hubo sexo, no había tomado de su sangre, no había una marca. Ni un poco de unión.
—Tienes dieciséis años Isa, eres una niña. No estas amarrada a nadie, deja de decir tantas estupideces.
—Eres igual de pesada que en tu vida pasada.
—Deja tus metáforas, tus fantasías no te llevaran a nada. Déjalo ya.—Ambas se retaban, había demasiada tensión allí, ¿Qué carajos estaba pasando entre ellas?
—No estoy dando una metáfora, lo estoy afirmando. —Una fuerza extraña era participe en medio de ellas, no era odio, era mas bien resentimiento.
—Este lugar me hace sentir extraña, todo esto es extraño. Somos humanas y deberíamos estar en el mundo humano, no he entrado en pánico porque estas tranquila.—Y no mentía —Pero el hecho de ver a hombres convertirse en animales, vampiros o... no lo se, lo que aparezca, me asusta.
—Tu no sabes cuan jodida estas, Analí —Sus ojos la penetraron. —Estas mas metida de lo que crees.
—Para ya con eso, no te creo nada. Nos vamos.
—Tu no puedes obligarme, no eres mi madre. Nunca has rencarnado como mi madre.
—¿Qué carajos estas diciendo? —Su conversación había tomado ese rumbo. Estaba lista para revelar el secreto, ya que, él vendría pronto y sus visitas no son tan agradables.