Gedymo — En La Última Página De Ayru

Capítulo. — 14

Luego de varias horas comiendo logran ver con claridad la imponente torre blanca que había en el medio de la ciudad, resplandecía entre todas las estructuras que había en aquel lugar, daba una vista bellísima para quien llegaba por primera vez a esta gran ciudad.

 Se aproximan a la entrada y ven a varios gurnamentales, se unen a la fila con las demás personas.

 Al entrar entre la gente Máron y Hastel se toman una pastilla sin que nadie los viera, sin crear sospecha y despertar la curiosidad.

 Llega su turno y los cuatro se aproximan al gurnamental que los invitaba a acercarse con movimientos simples.

 —Buenos días chicos, ¿Que hacen en Fáttima?.

 —Somos estudiantes de Melisma.

 Melcifer respondía con gracia a la inquietud de aquel hombre.

 —Por favor los papeles.

 Los cuatro entregan la carta de admisión en mano de aquel sujeto.

 Mientras que observaba los papeles escucha por el megáfono que una niña se había perdido y que solicitaban a los padres en la entrada.

 Entre los pensamientos de aquel aviso se escucha un grito de una joven muy ofendida, al parecer la habían confundido con una niña, todos voltean en busca de estos gritos.

 Se ven interrumpidos con las palabras del gurnamental.

 —Acerquense de a uno para tomarles la temperatura.

 Uno por uno iban pasando, la tensión se sube cuando era el turno de Máron.

 Estira ambas manos, aquel hombre las toma con delicadeza mientras la observaba, le toma el pulso y la temperatura de ambos brazos, luego la ve fijo a los ojos, esto hizo que se pusiera nerviosa, pero lo camuflada con su sonrisa y la seguridad.

 —Adelante señorita, bienvenida a Fáttima.

 Con Hastel el procedimiento era el mismo, pasa igual que su hermana, todo había salido según lo planeado, toman distancia de aquel hombre, cuando estaban lejos suspiran para aliviar el estrés que acumularon en ese momento.

 Estaban en un pasillo largo donde la luz apenas llegaba, la única vista que tenían eran las paredes de piedra y una puerta enorme de madera al final de este.

 Al abrirla ven por primera vez los colores de la ciudad, toda su gente estaba con una sonrisa, elegante y fina, las luces combinadas con la tenue luz de la de puesta de sol hacia que se sintieran dentro de una novela poética.

 Todas las personas que lo veían lo saludaban y los felicitaban, sabían que eran estudiantes debido al gafete que los caracterizaba de los demás.

 —Por fin llegamos.

 Máron gritaba al cielo, era su pago después de haber estado de viaje durante siete días, gritaba con orgullo bajo las sonrisas que la observaban.

 La toma del brazo a Melcifer y se la lleva lejos de ambos.

 —Nos vamos de compra.

 —Máron no hagas ningún problema.

 Hastel le gritaba mientras ellas dos se iban del lugar.

 —Bien Hastel, vamos a buscar chicas.

 Hastel ignora la propuesta de Loren y se va del lugar.

 Maron y Melcifer se pasean por todos los negocios, veían ropa, pergaminos, libros y demás.

 —Mira ese vestido Mel.

 Melcifer se acerca hasta ella para saciar su instinto.

 Gira la etiqueta revelando el precio.

 —¿Treinta mil semons? Que caro, ya mo le gusta.

 Deja el vestido sin ningún remordimiento y se va del local.

 Ingresan a otro donde había todo tipo de artículos de magia, comienzan a observar con determinación.

 Veían pociones, pergaminos y tintas, al igual que un libro donde albergaba varios decifrados de signos, pero lo más que llamo la atención de Melcifer fue un muñeco de pargo, una mezcla de un pato y una tortuga, se moría de las ganas de comprarlo, estaba fascinada.

 —Mira Máron, es super tierno.

 —Es muy lindo, pero esta muy caro.

 —Que triste mi vida de pobre.

 Melcifer lo toma y lo observaba con deseo, se reflejaba las ganas de que estuviera en su posición.

 Mientras estaba perdida en sus pensamientos escucha el golpe de la mesada, ve de donde venía ese sonido y ve a un chico elegante de cabello negro.

 —Yo se lo pago señorita, cobrese de aquí por favor.

 Melcifer lo observaba con mucho amor, ya que  se había preocupado por aquella necesidad, este gesto hizo que su corazón se derrita.

 —Lamento que sean pobres, debe ser feo no tener dinero para comprarse lo más básico.

 Toda estas emociones que tenía a flor de piel se vienen abajo al ofenderla con ese tema, su humor cambiaba con cada palabra que salía de su boca.

 —¿Disculpa?.

 —Llevátelo, es lo mínimo que puedo hacer por personas como tú.

 —¿Como yo?.

 —Si, que apenas pueden comprar para comer, las personas como tu no pueden darse estos lujos tan básicos.

 Aquel chico se retira del lugar dejando a Melcifer con el ego en el sueloby su humor destrozado.

 Sale del local y se acerca a toda velocidad, lo toma del brazo para frenar sus pasos.

 —Disculpa, no te dije mi nombre.

 Aquel joven le regalaba la mejor sonrisa siendo cortez, reflejaba su amabilidad, en lo que en su mente estaba bien y estaba haciendo lo correcto.

 —No necesito, ni me interesa tu nombre, ten.

 Melcifer le entrega aquel muñeco que le compró, en su rostro se reflejaba todo su odio a las palabras crueles que le dedico, estaba furiosa, pero aún así logró manejar sus emociones para no rebajarse a su nivel.

 —Esas cosas nunca se dicen.

 Se da media vuelta y se retira delnlugar, dejando a aquel joven mudo, nadie le había hablado en ese tono antes, ni mucho menos dirigirse a él de esta forma, mostrando su malestar debido a su propia culpa.

 Él se queda observando como toma a Máron y se retiran del lugar, solo le quedaba aquella imagen grabada en su imaginación y la leve culpa junto a la duda del porqué, en su cabeza todo estaba correcto, todo lo había hecho a pie de la letra, aún así salió mal, por primera vez el libreto estaba equivocado, Melcifer cambió la escena y escribió un nuevo final a su historia imaginaria, donde era el bueno del cuento.



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En el texto hay: amistad, racismo, peleas epicas

Editado: 13.09.2023

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