Kilian dejó de tocar el piano y llevó su mirada hasta la joven.
—Ya es hora de regresar a clases —le informó.
—¿Qué? —Adele reaccionó y miró a todos lados.
Kilian tomó las partituras que había llevado consigo y se levantó del puesto, caminó en dirección a Adele, la joven se asustó al verlo caminar con tanta seguridad, sintió que sus piernas empezaron a temblar, por eso mismo, dio dos pasos hacia atrás.
—¿Puedes darme un permiso? —preguntó Kilian.
—¿Ah?, ¿qué? —reaccionó y procesó la pregunta, rápidamente se hizo a un lado y dejó salir al joven, el uniforme de diario se le veía tan bien...
—Pero qué guapo es... —pensó, vio que Kilian dejó de caminar y la reparó de pies a cabeza, era como si hubiera escuchado su pensamiento. De la nada volvió a caminar y Adele lo observó de lejos— es tan... ¡Qué hermoso! —balbuceó mientras sus mejillas se sonrojaban en gran manera, llevó una mano a su pecho mientras recordaba cómo tocaba el piano—, ¿por qué estaría llorando?
Adele desde ese día se escabullía todos los descansos al bloque de arte para escucharlo tocar, aunque ahora sólo se sentaba afuera del salón, en esos días Kilian cambió a “Claro de luna”, lo tocaba una y otra vez, pero después volvió a tocar “Para Elisa”, Adele entendió que cambiaba las melodías por cómo se sentía, hasta un día tocó “El lago de los cisnes”, y una melodía la cual Adele nunca había escuchado, y por último, Mozart.
Así estuvo dos semanas, era tan ingenua que no creía que Kilian sabía que siempre esperaba fuera del salón de clases, el joven empezó a agradarle que Adele llegara a escucharlo tocar. Un día le escribió una nota y la dejó encima del piano, pero al regresar al día siguiente la encontró reposando en el mismo lugar donde la había dejado, al parecer Adele no tocaba el piano cuando él se marchaba.
—Esta chica es algo rara —pensó. Tomó la hoja que tenía escrito "Puedes entrar cuando esté tocando" y la guardó en su bolsillo.
Al salir vio que Adele corrió a esconderse en un salón, fue ahí cuando tiró el papel al suelo. A los días siguientes no volvió a verla en el bloque de arte, se preguntaba si se había enojado por lo que había escrito, sólo quería hacerse amigo de ella.
—Es demasiado tímida —se dijo.
Sí, era demasiado tímida, no sería capaz de hablar con él después de haber encontrado aquella nota.
—¡Qué vergüenza! —gritó en su mente mientras corría por el pasillo al ver que en la esquina estaba Kilian hablando con Brais.
De la nada sintió un fuerte golpe en su nariz, cayó al suelo golpeándose fuertemente en sus glúteos.
—¡AH! —soltó.
—¡Lo siento mucho! —gritó un joven, Adele abrió los ojos con un gesto de dolor, vio que un chico de cabello negro y ojos azul cielo le estaba mostrando su mano derecha, ella lo reconoció, estudiaban juntos, su nombre era Elián, el presidente de la clase.
—Estoy bien —Adele le tomó de la mano y cuando se levantó sintió que el fuerte dolor en su parte trasera la estaba torturando, dejó salir otro gesto de dolor.
—¿Segura que estás bien? —preguntó Elián algo asustado.
—Sí, tranquilo —respondió Adele con un hilo de voz y después empezó a caminar en dirección al salón de clases.
—¿Eres a quien llaman “La chica extraterrestre”?
—Sí, pero, ¿podrías no llamarme así?
—Oh... Lo siento mucho, no creí que te desagradara tanto.
—Dime, si te llamaran “El chico extraterrestre” ¿no te desagradaría?
—Bueno, la verdad es que no, me parece que es un simple apodo —Elián sostenía una gran sonrisa que estaba llena de algo de ternura, Adele dejó salir una sonrisa y se calmó.
—Mi verdadero nombre es Adele.
—Lo sé, recuerda que soy el presidente de la clase.
—Entiendo —soltó, pero por dentro se cuestionaba el por qué le había preguntado por su apodo si ya la reconocía, ¿se había burlado de ella?
Los dos jóvenes se dirigieron al salón de clases donde siguieron conversando; bueno, era Elián el que hablaba y Adele se limitaba a responder con frases cortas. Esto hacía verla como una estudiante más y no dejaba que resaltara por su forma de ser. Elián era muy abierto y no dejaba que nunca se cayera la conversación, eran temas generales, pero Adele disfrutaba del momento.
Antes de salir Adele acompañó a Elián a llevar unos libros a la sala de profesores, al regresar iban conversando. Sin embargo, Elián se concentró en el brazo derecho de Adele, estaba empezando a tornarse transparente, el joven entreabrió su boca algo sorprendido.
—¿Qué sucede? —preguntó Adele.
—¡Tú brazo, está transparente! —respondió Elián casi a susurro dejando de caminar, Adele alzó su brazo y dejó salir un grito lleno de horror al verlo.
—¡¿Qué es esto?! —preguntó.
Miró a Elián, el joven no dejaba de analizar la situación.
—¿No sabes lo que te está sucediendo? —preguntó con tono preocupado.
—¡Claro que no!, ¡no lo sé!, pe-pero… ¡¿qué es esto?! —las piernas de Adele empezaron a temblar.
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Editado: 15.02.2024