Genesis

#3: Meissa

—¿Como que no saben lo que es? —Hay una voz que invade mi sueño profundo, una voz que me llama para salir de aquel sueño, que me hipnotiza de una manera abrumadora — Te he dicho todo lo que he visto y aun así no puedes saber que es.

—No, mis poderes no son tan poderosos —Puedo escuchar mientras abro un poco mis ojos pero los vuelvo a cerrar al ver la iluminación del lugar — Nunca en mis años de bruja había escuchado algo como lo que tu me has contado —Mantengo los ojos cerrados para no llamar la atencion de las personas que se encuentran a mi alrededor.

—¿Nunca habías escuchado de alguna especie capaz de paralizar a un génesis? —Vuelve a preguntar aquella voz que tanto llama mi atencion como si de un imán se tratara.

—No, nunca nadie ha podido hacer eso porque ustedes son lo mas poderoso que hay dentro de este mundo, sea lo que sea ella, tienes que tener cuidado, mucho —Suelta en un susurro como si supiera que yo estoy mas que despierta — Ya puedes abrir los ojos, se que estas despierta —Me dice y de inmediato intento correr lejos de el lugar en el que me encuentre pero soy detenida por el mismo chico rubio de ojos azules de anoche.

Pero algo cambia dentro de mi cuando toma mi mano tratando de detener mi andar, una fuerza invade mi cuerpo y en un abrir y cerrar de ojos tengo al chico tirando en el suelo mientras mantengo presionado su cuello con mi antebrazo al igual que sus manos con mis pies.

—¿Puedes ayudarme? —Pregunta el chico lo cual me desconcierta hasta que siento algo pesado en mi cabeza, lo cual me hace caer al piso en seguida tocando mi cabeza buscando la manera de aliviar el dolor en mi cabeza.

—Perdón no he podido utilizar ningún hechizo con ella —Se disculpa la anciana a la cual no logro ver.

—Es mejor que la amaremos —Sentencia el chico antes de tomarme de mis brazos, a lo cual no me apongo,  pues ni yo se de donde he aprendido a hacer esa clase de movimientos.

Puedo sentir la presencia del chico, también puedo sentir la forma tan acelerada que va su respiración mientras amarra mis manos y mis pies, puedo sentir tanto su presencia que me causa escalofríos por cada una de mis extremidades. Mi sistema esta activo, las alertas en mi interior suenan descontrolada mente pero aun así el aura que imana el chico no me da desconfianza alguna como si lo conociera de años, una sensación que justo en estos momentos no se descifrar.  

—Es mejor que la lleves a la fortaleza, tal vez ahí alguno de los ancestros puedan ayudarte mas de lo que he podido hacer yo —Escucho decir a la chica y por primera vez me animo a abrir los ojos encontrándome con dos pares de ojos, quienes me observan fijamente.

—Si es mejor que lo haga —Asiente el rubio antes de caminar hasta donde yo me encuentro, arrodillándose frente a mi, conectando nuestros ojos sin ningún miedo por la sensación que causa ese simple acto —Es mejor que cooperes conmigo, te llevare a un lugar donde podamos saber quien diablos eres...

—Soy Meissa —Susurro mi nombre como si eso fuera ayudar en algo.

—Meissa —Acaricia mi nombre de una forma tan especial, como si siempre le hubiera encantado ese nombre —Yo soy Leo, no soy un enemigo solo busco ayudarte, ¿esta bien? —Me pregunta y de inmediato asiento con la cabeza como si no se tratara de la persona que no dudo ni un momento en amarrarme.

Pero a pesar de eso su nombre es lo único que mi cabeza explora como si de algo mágico, único y especial se tratara.

—Okey, es momento de irnos —Me dice antes de ponerse de pie ayudándome en el proceso —Te soltaría las sogas pero necesito tener precaución, ¿lo entiendes? —Me preguntan acariciando el borde de las cuerdas sobre mis brazos lo que causa una descarga eléctrica al instante, la cual parece recorrernos de igual manera, pues se separa inmediatamente de mi —Vayámonos —Me indica antes de tomarme de las sogas, las cuales se encuentran alrededor de mis muñecas,y jalarme de ellas  para empezar a caminar fuera de lo que parece ser una cansa antigua.

Al salir de la casa nos encontramos con un audi negro, el cual resalta al estar en un barrio tan bajo como en el que justo en estos momentos nos encontramos. 

—Tendré que ponerte esta bolsa sobre la cabeza —Me enseña una pequeña bolsa negra antes de entrar en el auto, a lo que simplemente asiento, pues es la única forma que tendré de poder terminar con todo esto.

Y aunque mi mente intente imaginar miles de escenarios peligrosos juntos al que ahora conozco como Leo, ninguno de ellos es creíble, pues mi corazón se niega a desconfiar de alguien como el. Así que simplemente entro al auto por mi propio pie sin ninguna resistencia.

—Todo estará bien —Me susurra tan cerca de mi rostro que me aturde por completo, su aromo, su fragancia, su presencia, logran confundir mis sentidos como nunca nadie lo había hecho y lo único que puedo hacer es mover mi cabeza de forma afirmativa antes de dejar de ver su rostro.

Puedo escuchar todo lo que pasa a mi alrededor, la manera en que afirma su agarre al volante durante cierto tiempo, la velocidad con la que late su corazón, las preocupaciones que invaden sus cuerpo, el aire al entrar por la ventana y su respiración constante, son lo único que puedo escuchar dentro de este auto. Y aunque en otra situación moriría por salir de este lugar parece que mi cuerpo no desea eso, sino todo lo contrario, cada parte de mi cuerpo me pide que me quede al lado del rubio, sin importar lo que pase, parece que el es el mas confiable.

—Hemos llegado —Avisa antes de escuchar el motor apagarse y la puerta al ser abierta y cerrada a la vez, avisándome que dentro de poco estará junto a mi.

No se demora en abrir mi puerta, ni mucho menos lo hace al ayudarme a salir del auto, su fragancia vuelve a invadirme y por primera vez retrocedo dos pasos lejos de el para poner distancia a aquello que el me hace sentir cada vez que lo tengo cerca.



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En el texto hay: angeles, demonios, seres sobrenaturales

Editado: 19.07.2021

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