"Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación"
Escucho la misma frase mientras caminamos bajo la tormentosa lluvia, aquella que no ha dejado de parar, desde la ultima noche en la que compartimos sueño. Desde aquella noche donde no solo había estado yo, la misma frase se repetía dentro de mi cabeza sin sentido alguno, recordándome el rostro de aquella mujer que llamaba madre, mientras trataba de comprender no solo eso, sino el hecho de que los chicos que caminan frente a mi se encontraran en el.
—¿Enid no puede amar los días soleados? —Pregunta Altair en dirección a Leonel, quien parece no tener humor para responder las preguntas del castaño que camina a su lado, algo muy normal en el, desde el incidente.
—¿Quien es Enid? —Pregunto tratando de despejar mi mente, consiguiendo un poco mas de información sobre ellos.
—Es la cuarta génesis —Responde Altair de manera amable —Ella esta encargada del clima y de las estaciones, pero es una mierda cuando ella decide lluvia en vez de sol, ¿no lo crees? —Me pregunta retrocediendo unos pasos hasta quedar a la par mía.
—Me gustan los días lluviosos —Me sincero con el, pues no importaba lo empapada que me encontraba, para mi los días mas hermosos eran estos —Son mejores que los soleados —Obtengo una mirada de incredulidad de parte de Altair, quien limpia los residuos de agua que hay sobre su quijada.
—Tu y ella seguro se llevaran de maravilla —Suelta con sarcasmo ante de que me detenga de golpe por la sensación abrumadora que a invadido el bosque de un momento a otro.
—¿Que haces? —Pregunta Leonel al percatarse de mi ausencia, deteniéndose a una distancia de mi.
—La energía ha cambiado —Le informo sin importar lo loca que pueda llegar a sonar.
—Yo no siento nada —Niega Altair mientras observa los alrededores con curiosidad.
—Por favor deja tus locuras a un lado y vuelve a caminar, estamos muy cerca de llegar —Suelta con fastidio Leonel, emprendiendo de nuevo el camino, alejándose de donde ambos nos quedamos hasta seguirle los pasos.
Las energías aumenta con cada paso que doy hasta que un León se detiene frente a nosotros, observándonos con curiosidad, antes de emprender de nuevo su camino por el bosque y es cuando me pregunto, ¿que es lo que hace un león en medio de un bosque mientras una gran tormenta cae?
—¿Ese no es uno de los animales de Baham? —Pregunta Altair a Leonel, quien asiente antes de aumentar el paso al ver la enorme nueve que crece en el horizonte a pesar de la constante lluvia.
—Algo esta mal, el no los invoca si no es necesario —Cuenta empezando a correr en la dirección en la que se dirige el león, que de igual manera a empezado a correr con ellos, logrando ir a la misma velocidad, dejándome muy atrás al sufrir uno de mis cuadros asmáticos, deteniéndome un poco antes de alcanzarlos, encontrándo con la fuente del humo.
La cual se trata de una pequeña cabaña en medio del bosque que arde entre llamas a pesar de la fuerte lluvias.
"Son llamas del juicio, el final se acerca".
Una voz susurra en lo profundo de mi cabeza al ver la magnitud con la que consumen las madera a su alrededor, sin perder ni un poco de su potencial.
—Baham —Altair grita al ver un cuerpo ensangrentado sobre el suelo, quien es rodeado por miles de animales de diferente especie construyendo una barrera alrededor de el para impedir que alguien se acerque de el.
—Por lo visto era cierto —Es lo primero que dice, el chico rodando para quedar boca arriba —Han llegado un poco tarde a la celebración —Suelta en forma de broma antes de recibir ayuda de un par de asnos para ponerse de pie, dejando el camino libre para dos par de leones se hagan cargo.
—¿Que diablos ha pasado? —Pregunta Leonel frente al pelirrojo exhausto frente a nosotros.
—Ángeles —Informa con dificultad sobre la tierra mojada a sus pies.
—¿Que diablos dices? —Pregunta Altair con sorpresa —Nadie a visto ángeles en su vida y mucho menos, nunca nadie ha luchado contra ellos.
—Pues creo que yo he sido el primero en presenciar un acontecimiento como esos —Suelta con sarcasmo, a quien llaman Baham, recibiendo ayuda para ponerse de pie de el par de leones que no se han separado de su presencia como si fueran fieles a el.
—¿Que diablos era lo que trataban de conseguir con atacarte —Pregunta Leo, observando a su amigo, quien se encuentra apoyado en uno de los leones, quien comienza su camino hasta donde nos encontrados —¿Que haces? —Corta el camino Leonel, al ver la cercanía que se encuentra de nosotros, recibiendo un gruñido de parte del León —Tu gato podrá atacarla —Hace referencia a la bestia frente a nosotros.
—El no tiene esas intenciones —Le informa Baham a Leonel como si entendiera perfectamente los pensamientos del animal.
—¿Por que no lo haría? —Pregunta Altair sin acercarse al animal, quien no parece ser muy amigable con nadie.
—Por la misma razón que los ángeles no lo han hecho —Nos informa antes de que el León vuelva a caminar en mi dirección, deteniéndose a pocos pasos de mi, inspeccionándome con sus hermosos ojos antes de bajar la cabeza para que yo pueda acariciarlo.
No dudo en hacerlo, pues el animal lo único que me trasmite es tranquilidad y poder. Así que acaricio su largo pelaje logrando que el león ronronea como un pequeño gato lo haría, disfrutando de las caricias que imparto sobre el.
—Estoy muy intrigado el saber el motivo verdadero por el que los Ángeles te buscan —Susurra muy cerca de mi, inspeccionándome con sus impresionantes ojos —Es mejor que continuemos antes de que alguno de nosotros se enfrente con cualquier otra amenaza —Ordena antes de que el León se aleje de mi para emprender el camino contrario del que hemos venido.
Para intentar encontrar aquella respuesta, la cual, pueda contener mucho mas secretos de los que imaginaba y de los cuales estoy empezando a dudar en querer averiguarlos.
Editado: 19.07.2021