Get Me Out Of Hell (sácame del infierno)

Prólogo.

5 de Febrero, 2016



 

—¡Mamá! ¡Mamá!

—Por Dios hija ¿qué sucede? ¿Por qué gritas así? —Esa hermosa mujer de ojos verdes, piel blanca y cabello rubio es mi madre. La tonta que grita es mi hermana; Rosie. Tenemos la misma edad pero soy mayor por cinco meses.

No nos llevamos bien, ella siempre ha sido la mimada y para que negarlo, la preferida. Mamá no se olvida de recordármelo todos los días, si no me lo dice directamente me lo demuestra con hechos.

Como esa vez que Rosie dañó mi proyecto de ciencias, no tuve tiempo de hacer uno nuevo y el maestro me reprobó y además de eso llamó a mis padres. Papá como siempre no fue, y mamá solo lo hizo por obligación, me dijo que por ningún motivo le echara la culpa a mi hermana de mis torpezas o descuidos.

En fin, siempre ha sido así, de hecho ahora mismo estoy preparada para recibir un nuevo regaño por algo que no hice pero aún así es mi culpa. Porque Rosie no rompe un solo plato, ella es un ángel.

La observo, sus ojos cafés iguales a los de papá están llenos de lágrimas, es una mente diabolica ya hasta sabe cómo hacer para que le salgan lágrimas y parezcan reales.

Lo único que me consuela es que no nos parecemos en nada, lo único que podría decirse que compartimos son las pecas, aunque yo tengo más pero aún así tiene.

Su cabello es castaño al igual que sus ojos, es de baja estatura y su rostro es redondo, parece un circulo.

En cambio yo tengo los ojos azules igual que los de mi abuelo materno, el cabello rubio, herencia de mi queridísima madre, también soy bastante alta.

Casi todos mis rasgos son heredados de la familia de mi mamá, ellos son británicos igual que ella, mi padre es latino y le heredo sus rasgos familiares a mi hermana.

Rosie es más curvilínea, tiene el cuerpo grueso, no digo que sea gorda porque admito que es hermosa a pesar de todo. En cambio yo soy más delgada, mis caderas no son gigantes pero podría decirse que dentro de unos años llegaré a tener la forma de una guitarra.

—Clarisa se besó con Stephen —¿Quién jodidos es Stephen?

Mamá la mira sin comprender de quién está hablando, acaricia su cabello tratando de "tranquilizarla".

Yo bufo cruzándome de brazos porque de verdad que esto me tiene harta.

—¿Quién es Stephen, Rosie? —Mamá articula la pregunta que había querido hacer. Espero a que Rosie siga fingiendo que llora y sorbe mocos antes de hablar.

—Mi novio o bueno... exnovio —vuelve a llorar—, que importa, de todas formas me dejó por las fabulosas tetas de Clarisa. Es una arrastrada mamá, mira que bajarme al novio utilizando sus atributos, que pena me da.

¿Qué?

No entiendo, no conozco a ningún Stephen y no sé cuándo nos besamos. Hasta el día de hoy según lo que sé, jamás he besado a alguien, soy más virgen que el aceite de oliva.

No importa de todas formas, ya que mamá me echa una mirada de "ahorita tú y yo hablaremos seriamente". Ruedo los ojos largándome de la sala.

De verdad estoy cansada de esta rutina.

Papá ignorándome, mamá me odia sin razón aparente y mi hermana también.

Eso de las tetas fue bajo, Rosie siempre se ha sentido acomplejada porque según ella mis senos son demasiado grandes para mi edad y los de ella apenas y se ven.

Me encierro en mi habitación tirándome a la cama para ver el techo.

No recuerdo el día que comenzaron a comportarse así, solo pasó.

Apenas tengo un leve recuerdo del momento en que mis padres reían con ambas y Rosie me decía que era su mejor amiga para siempre.

Todo eso quedó en el olvido y yo no entiendo por qué.

Suspiro rendida y cierro los ojos intentando dormir.

***

Un golpe en mi puerta me sobresalta, me incorporo y la abro encontrándome a mi madre.

Laurent Stone.

Modelo más cotizada en los 90, retirada para ejercer de madre ejemplar, y ahora es una de las empresarias más ricas del mundo junto con mi padre.

Vivimos en México, la ciudad natal de mi padre. Su nombre es Gerardo Stone Cortez, ya lo sé, rara combinación, pero mi abuelo era estadounidense así que mi padre tiene doble nacionalidad.

—¿Me quieres decir por qué siempre le quitas los novios a tu hermana? Por Dios Clarisa, tanta envidia le tienes —¿Envidia? ¿Por qué envidiaría a mi hermana? sí, ella tiene el cariño completo de mis padres pero no por eso la odio, ni siquiera la odio, solo ya no la tolero.

—No le tengo envidia y tampoco le he quitado ningún novio —respondo, sin inmutarme en lo más mínimo por su mirada seria.

Se cruza de brazos.

—Claro que le tienes envidia, qué más explicación para lo que haces —repite mordaz.

Estoy cansada.

—¿Qué más explicación? Mamá, no envidio a Rosie —le digo con voz firme, ella intenta replicar pero no se lo permito—. Ahora, si lo dices porque ella es la favorita y esas cosas, quiero que entiendas que prefiero el cariño de una jodida cucaracha a el de ustedes, he vivido casi cinco años bajo la sombra de Rosie la "perfecta" —muevo mis dedos sarcásticamente—, como para que eso me importe.

Sus ojos están abiertos de par en par, no se esperaba que le contestara así, se ve sorprendida y la entiendo yo siempre he sido muy dócil, siempre dejándome pisotear por ellos.

Pero ya no, estoy harta.

»Quiero que te quede claro que jamás le he quitado ningún novio a Rosie, que ellos la dejen porque ella es una perra no es mi problema.

Oh joder, nunca había llamado así a Rosie. Mamá tiene el rostro rojo y crispado por la rabia, casi puedo sentir el picor en sus manos por las ganas de cachetearme.

»En fin, no te debo más explicaciones.

Está cabreadisíma se nota en la vena que palpita notablemente en su cuello.

—¿Cómo te atreves a llamar a tu hermana perra? Eres una malcriada, grosera y desagradecida. Deberías aprender de Rosie, es menor que tú por meses y aún así es más madura.



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En el texto hay: comedia, romance, demonio

Editado: 06.01.2022

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