Trabajo

Ese mismo día en la Universidad Ester pasaba por lo mismo estaba distraída a sus clases, por los que recibió varios llamados de atención, ella y sus amigas terminadas las clases fueron a la cafetería de la Universidad se sentaron en una mesa junto a la ventana y ordenaron unos Capuchinos.

– Qué te pasa, Ester hoy estás más distraída que nunca, – opino Aurora

– No me pasa nada… sólo

– Sólo estabas pensando en Juan. – dijo Diana

– No… yo

– Por favor Ester. Desde que volvimos estas así. – aclaro Aurora

– Así es, es más que obvio. – dijo Elizabeth

– Está bien, si y me gustaría volver a verlo

– ¿A quién? ¿A mí? Las palabras salieron de atrás.

Era Bruno estaba para justo detrás de ella sin que lo notará, junto con otros dos. Bruno de alto de cabello rizado negro, de ojos cafés con la piel bronceada y se notaba su condición atlética, estudiaba leyes y era miembro del equipo de natación

– Hola chicas, no les importa si me uno

Elizabeth dijo – Claro que no. – Aurora y Diana estaba complacidas todas ellas menos Ester.

– Que hay, chicas acabo de regresar del entrenamiento para la competencia de natación del viernes. Espero verlas ahí.

– Por supuesto que iremos. – dijo Elizabeth

– Por cierto, Ester a ¿Quién? Te encantaría ver. Pero apuesto que soy yo lo dijo con un tono picaron.

– Si claro, lo dijo levantándose de la mesa en tono burlón, tomo su bolso y se retiró.

– ¿Qué le pasa? Está más rara. – pregunto curioso Bruno

– Nada, claro que iremos el viernes a la competencia. – Respondió Elizabeth

Todas se levantaron y fueron tras Ester.

– Espera… Ester, – alzando la voz para que la escuchara

– ¿Qué ha sido eso? Actuase más cortante con Bruno. – opino Elizabeth

– Si, amiga. – replico Aurora

– Por qué no me gusta que siempre, que lo veo se ponga a coquetear y siempre habla que estuvo entrenando.

– Bueno está bien, olvida tu mal trago. Nos acompañaras el viernes a o competencia, ¿verdad? – dijo Elizabeth.

– No, porque desde el jueves comienzo a trabajar de asistente en el hospital Esperanza, para pagar mi tesis

– ¿Por qué? Sabes que tus padres te pueden ayudar con eso. – opino Aurora

– Si, pero quiero pagarlo yo misma

– Apuesto, a que tu papá te consiguió un puesto ¿no? – pregunto Diana

– Si, estaba en contra de ello al igual que mi mamá, pero logre convencerlos

– Entonces… vendrás con nosotras. – dijo Elizabeth

– No

– ¡Por favor! La competencia es en la mañana, y tu trabajaras por la tarde – Elizabeth comenzó a, sacudida para que aceptará.

– Está bien iré, lo dijo con tono fuerte. Elizabeth fantasea con la victoria de Bruno. Por cierto, Elizabeth porque no vas tú tras él. Se nota que te gusta. Está palabras hicieron que Elizabeth se sonrojara. Ahora vamos tengo tarea que hacer.

El viernes llego finalmente, la piscina de la Universidad estaba llena de espectadores universitarios. Los participantes estaban al pie de la piscina la competencia, constaba de tres categorías.  Mejor clavado de la tabla a una altura de siete metros, cien metros estilo mariposa y trecientos metros libres.

Había seis participantes y entre ellos Bruno, cada uno de ellos realizaban todas las categorías de la mejor manera para ganar, sin embargo, Bruno no perdía tiempo para lucirse. Los jueces evaluaron a cada participante, pero al final, sólo puede haber un ganador y ese era Bruno quien destaco en las tres categorías.

Las barras de Bruno se hicieron notar. Bruno tenía algunas estudiantes locas por él entre las cuales a encontraba Elizabeth, pero a él la única, que le interesaba era Ester. Terminada la competencia ellas lo encontraron afuera de la alberca y lo felicitaron con un abrazo.

– Y tú, Ester

– Ah, sí claro. Felicidades Bruno. Bueno chicas… yo tengo trabajo así que me voy.

Ellos la vieron subir a su auto y marcharse, el trabajo en el Hospital la tenía ocupada, sacar a pasear a los pacientes, cambiar vendajes, sábanas, poner inyecciones y aparte dedicarse a sus estudios. Los días pasaban esta que cumplió un mes de trabajo administraba bien su tiempo para no tener conflictos ni en el trabajo, ni en la Universidad.