Sábado llego su cita con Ester era a la una en punto, como de costumbre en él madrugo para dejar haciendo las tareas del rancho. Primero votar maíz para los pollos dejo bien esparcido en el patio de la casa lleno de maíz, segundo el ganado aun no tenía suficiente movilidad en el brazo como para ponerse a ordeñar por lo que dejo a los tres terneros amamantar y puso a sus diez cabezas de ganado en una zona llena de hierba para pastar. Terminado todo aquello se regresó a la casa suave, tenía más movilidad se podía desplazar mejor que cuando llego, pero aun sentía pequeños dolores en las áreas afectadas sobretodo en la pierna. En la casa miro el reloj eran las ocho de la mañana y tenía cinco horas más se quitó la ropa la puso en la canasta de ropa sucia, tomo una toalla y se metió en la regadera treinta minutos en ella bien aseado se esmeraba por su cita, salió de ella fue a su cuarto de su armario saco una camisa blanco de mangas largas, un pantalón jean color negro al igual sus zapatos se peinó, también lo sacudió para que su pelo este un poco revuelto tipo pelos necios.
Fue a la cocina tomo dos huevos los batió y los hecho directo al sartén calentó agua su tortilla estaba lista espero un poco más hasta que el agua comenzara a hervir lleno la taza y se preparó un café terminado de desayunar cepillo sus dientes, tomo una manzana y salió de la casa. Miro su reloj en el brazo y eran la nueve y cuarto llamo a don Jacinto para que lo viniera a llevar al pueblo, pero estaba ocupado en la mecánica así que envió a Arturo, al llegar lo miro bien vestido y además perfumado.
– No tienes cita médica, ¿verdad?
– Vámonos rápido no quiero llegar tarde.
Subió al carro, Arturo quería investigar más y siguió lanzando preguntas para obtener información sin embargo Juan se limitaba a responder las preguntas al llegar al pueblo lo dejo en vía para tomar el bus para ir la ciudad por la ventana le dijo a Juan.
– Suerte la vas a necesitar.
Juan respondió – tú la necesitas más.
Arturo solo lo miro y regreso su mirada hacia delante y dijo – para que lo sepas yo ya avance con ella. Tú eres el que se está recién comenzando. Estas palabras le dieron a Juan y repitiendo de nuevo ¡suerte! Arturo se metió en la mecánica, nueve y cuarenta y un bus finalmente llego subió a él sentándose en uno de los asientos vacíos junto a la ventana el viaje duraría aproximadamente una hora y quince minutos hasta la ciudad.
Cinco para las once llego al terminal de la ciudad de los Cedros fue el último en salir del bus para no causar problemas a los demás pasajeros el parque estaba a cuatro kilómetros del terminal por lo que decidió caminar hasta allá total aún quedaba dos horas tomo la avenida Salvador que lo dejaría a cinco cuadras del parque mientras caminaba pensaba a donde la debería llevar, no era muy bueno para ello era su primera cita y se molestó un poco al recordar las palabras de Arturo deseándole suerte. Termino de recorrer la avenida Salvador y solo le quedad las cinco cuadras seguía caminando en la quita cuadra bajo para abajo una cuadra más para llegar al parque al arribar miro su reloj y vio que asistió veinte minutos antes se acomodó en una de las bancas de la esquina del parque faltando cinco minutos se levantó caminaba alrededor del parque para ver por donde aparecía al situarse a la segunda esquina la vio llegar estaba vestida con un jean azul oscuro botas color café una camisa blanca y por encima de ella, una chaqueta negra con su cabello y su bolso también negro suelto realmente bella.
Ella se acercó a Juan lo saludo y dijo – pensaste que llegaría tarde.
A lo que Juan respondió – no usa mucho maquillaje. Al natural.
Siempre al natural contesto ella.
– Quiere ir a comer ¿Por qué? por esperarla a usted no he comido.
Claro tampoco he comido contesto ella.
Fueron a un restáurate a la vuelta del parque entraron por dentro tenía un estilo original. El camarero se acercó para tomar la orden ambos pidieron un estofado de carne con una ensalada con un jugo natural solo aquí fue diferente Juan pidió de mora y Ester una limonada, el camarero les dijo que dentro de cinco minutos traería su pedido.
Juan la miro fijamente quedando admirado por la belleza natural de Ester al no usar tanto maquillaje, Ester al notar su mirada fija y penetrante se sintió algo apenada.
– ¿Por qué me miras tanto? Lo dijo con voz tenue
– ¿Por qué me gusta cómo eres?… no te haces muchos arreglos para verte linda
– ¿Cómo estas con tus lesiones? Cambio el tema para no abrumarse
– Mejor, tengo más movilidad. Me he estado ocupando de las tareas de mi rancho
– ¡Ahh! Aun sigues actuando de forma, irresponsable.
– Lo he realizado con mucho cuidado. Tenía que estar bien para este día
Ester se sonrojo con aquellas palabras.
Terminado de comer salieron del restaurante pasearon por el parque y la ciudad Juan la invito, a los helados, se tomaron fotos en una pequeña Laguna artificial que había en otro parque a diez cuadras del centro en la cual Juan alquiló una canoa de pedales para navegar se divirtieron. Hacían bromas entre ellos, hablaban de su diario vivir.
Pero en toda primera cita siempre tiene que haber, un pequeño lío, un mal entendido y eso pasaría. Pero el malentendido sería causado por otra persona eran las cuatro y veinte, Juan la llevo al centro comercial donde había un cine estaban entrando al estacionamiento cuando se toparon con las, amigas de Ester Aurora, Diana y Elizabeth.