Buscando al asesino

Dejó la ciudad de Los Cedros dirigiéndose hacia el norte a la ciudad de Leo, camino todo el trayecto viendo el mundo que no pudo conocer o desconocía atravesar montañas, fincas ganaderas, verdes paisajes calmando su corazón a la ciudad llegó a las seis de la tarde debía, descansar después de un largo trayecto, alejándose en una posada se dio un baño y se recostó a dormir. La mañana siguiente pago su habitación adentrándose en la ciudad hecho una miraba, al GPS de su celular viendo el tamaño de la ciudad avanzando con su búsqueda.

Primero, segundo y tercer día nada de suerte todo tranquilo, lo único que encontraba era peleas de familia, parejas nada en que pudiera intervenir.

El cuarto día mientras revisaba su celular, lo arrancharon de su mano en tipo corrió rápidamente. Josué no se quedó parado emprendió la carrera tras él, el ladrón era rápido, pero Josué ya lo alcanzaba dos cuadras más y lo agarró de la camiseta el tipo saco un puñal y atacó a Josué, pero él se lo quito tumbándolo al suelo. Recuperó su celular, el ladrón de incorporó, pero se detuvo no podía moverse la mala vibra de Josué, reinaba. El ambiente a muerte se sentía. Con los dedos índices y medio golpeó la frente del delincuente y dijo – no lo vuelvas a hacer. Asentó con la cabeza y salió corriendo de ahí.

Quinto y sexto sólo encontró delincuentes comunes, asaltantes, abusadores, pero ninguno dio la respuesta que el buscaba y quería escuchar.

Avanzó al norte a la ciudad de Candor el viaje era más largo tardaría todo el día en llegar a la ciudad. La noche aterrizó, Josué debía atravesar un túnel de aproximadamente quince metros, casi al final un pequeño grupo de seis individuos se encontraban al verlo solo se acercaron a Josué cada uno fumaba. Uno de ellos dijo – debes pagar para cruzar nuestro túnel… son doscientos dólares por cabeza en total son mil doscientos… y si quieres te vendemos regalos, que te llevarán al cielo.

No gasto mi dinero en estupideces… y mucho menos en traficantes – lo dijo con voz calmada.

–  Debes pagar… si quieres cruzar.

– Josué avanzó hacia delante el tipo atacó lanzando en golpe, el cual fue bloqueado y de una patada en el pecho lo empujó para atrás los tipos se pusieron agresivos sacando cuchillos, el del suelo saco una pistola. Josué al verla corrió rápido hacia él, logrando desviar el disparo quitándole el arma, la pelea comenzó el pequeño grupo de delincuentes atacaban, Josué evadía sus ataques y al ver una abertura los golpeaba dejándolos fuera de combate. Pero uno de ellos se llevó la peor parte el, del arma cometió el error de llamarlo – Hijo De Perra… culminándolo con un – te voy a matar. El ambiente cambio el delincuente sin importar lo atacó, Josué bloqueo su ataque dando un golpe bien centrando, con gran fuerza en el área del corazón. El sujeto soltó un grito de dolor, Josué no se detuvo golpeó dos puntos de presión del corazón cayó al suelo, no se pudo levantar. Tomó a uno de los que podía usar la razón tomo su celular llamo a la Policía, informando lo sucedido y donde se encontraban, al cabo de unos minutos llegaron Josué estaba oculto, pero podía ver y escuchar los miembros del grupo eran micro traficantes, puesto se encontraban con drogas. Todos fueron detenidos excepto uno de ellos, que fue trasladado al hospital.

Pasó la noche a la intemperie, pensaba haber entrenado lo suficiente para dominar, sus emociones, pero estaba equivocado oír hablar mal de su madre. Lo descontrolaba su único pensamiento era asesinar, a cualquier persona que se expresara de forma despectiva de su madre se llevaba la peor parte. No obstante, era tarde para retroceder, lo comenzó y debía terminarlo. Los rayos del sol lo despertaron, continuando su camino a la ciudad de Candor.

Llego alrededor de las diez de la mañana, desde la ciudad comenzaban los rumores, de la banda de micro traficantes golpeados y uno de ellos al borde de la muerte debido a los ataques al corazón. La gente opinaba – diciendo que se lo merecían. Otros que no eran para tanto… como para dejar a uno casi muerto. Palabras a favor o en contra, no significaba nada, sólo un objetivo cumplir su promesa al precio necesario. En la ciudad de Candor su semana de residencia fue simple ningún problema, las autoridades de la ciudad hacían un buen trabajo, en el cuidado a la ciudadanía. Lo único o rara vez ocurría era problemas familiares, o peleas callejeras. Aparte de eso no había nada donde sacar información o ayudar.

Nueva semana, nuevo destino la capital. Sumamente extensa, tardaría más de una semana en recorrerla completa. El camino era largo no tomaba transporte para llegar, prefería recorrer todo contemplando el mundo, avanzaba y la neblina comenzaba a caer al igual la noche. Veinte para las siete necesitaba refugio los truenos, indicaban tormenta donde encontrarlo en medio de la nada, avanzó más a la distancia se observaba una casa grande. Corrió hasta ella, sin embargo, no era una casa sino, un paradero de comida, un restaurante entro no había nadie sólo una señora y tres ayudantes hombres y dos mujeres totales seis.

La señora se acercó era la dueña del local, lo llevo a una mesa – Buenas noches joven, que desea servirse. Hablo con mucha amabilidad.

Algo ligero, nutritivo que me sacie… y también una posada para pasar la noche, pagare por todo – contesto Josué.

La señora aceptó trajo unas empanadas de verde, café con sopa de verduras. Terminó de servirse le dio la llave del cuarto atrás del local, todos comenzaron la limpieza. Josué ayudó en el mantenimiento, tal vez pensando recibir un descuento por el cuarto. Treinta para las diez todo listo en su lugar, impecable los ayudantes se iban vivían algo lejos al Sur de la capital al salir las luces de unas motocicletas se escucharon y los propietarios entraron como perro por su casa. Ocuparon las mesas colocando sus botas sobre ellas, la dueña del restaurante les pidió salir, ninguno era bienvenido en su establecimiento.