Desaparecida
Kaia
Llevo ya dos minutos parada delate de la dichosa puerta debatiendo si debo llamar o no, tengo miedo de lo que me voy a encontrar al otro lado, solo llevo dos horas en este pueblo y ya me he llevado varias sorpresas.
Al final me decido, con la mano temblorosa doy dos golpecitos en la puerta y espero deseando que se abra rápido, tampoco es que me haga mucha gracia permanecer fuera por mucho tiempo porque está empezando a oscurecer y este maldito bosque me da escalofríos.
Agudizo el oído y oigo unos pasos lentos detrás de la puerta, que se abre al cabo de unos segundos dejando ver a una señora mayor, bajita y ligeramente encorvada, usa un bastón y lleva un pañuelo suelto cubriendo su pelo. Echo una mirada disimulada al interior de la casa y la apariencia del interior no dista mucho de la del exterior << Genial, voy a pasar un año en una casa en mitad de la nada donde perfectamente se podría rodar una película de terror >>.
—Buenas tardes, tú debes ser Kaia ¿Verdad?
—Buenas tardes señora Johnson, sí, soy Kaia. Disculpe que haya llegado a esta hora, sé que le dije que llegaría antes, pero tuve un pequeño inconveniente.
—No te preocupes querida, ven, entra, ya está empezando a hacer frio fuera—Me invita a pasar mientras se hace a un lado para que pueda meter mis maletas a la casa.
Una vez dentro me dirige al salón que es bastante amplio y tiene una tenue iluminación que le da un aspecto sombrío, el mobiliario se ve anticuado y por las ventanas se puede ver el jardín, un poco descuidado << Parece que nunca hubiesen cortado el césped, apuesto a que si salgo me llegará hasta las rodillas >>
—He preparado un té para que nos sentemos a charlar un poco, siéntate querida, estas en tu casa. —Me indica a la vez que se sienta en un sillón individual que se encuentra al frente del sillón de tres plazas en el que tomo asiento.
—Muchas gracias, señora Johnson.
—Bien, como ya sabes el único requisito para tu estadía es que me ayudes con las tareas del hogar, como puedes ver ya estoy mayor y me cuesta bastante mantener la casa limpia y en orden. —Dice para después tomar un sorbo de su taza de té.
Desde que hemos entrado al salón no ha dejado de mirarme fijamente y, a pesar de que ha sido bastante amable conmigo, su mirada me inquieta bastante, no sabría como explicarlo, pero resulta un tanto intimidante.
—También quiero darte un par de consejos antes de mostrarte tu habitación. —Se acomoda en el sillón. —No te recomiendo que camines muy tarde por el bosque, por aquí hay animales salvajes y cuando empieza a oscurecer salen a cazar, puede ser peligroso.
Se que al tratarse de un bosque puede haber animales salvajes y puede ser peligroso, pero no deja de darme la sensación de que me esta ocultando algo, tuve la misma sensación cuando hablé esta tarde con Adara.
—Está bien, no tengo problema, las clases de la universidad las tengo por la mañana y, por lo general, no soy de llegar muy tarde a casa. —Tomo un poco de mi taza por cortesía, sin embarco no soy muy amante del té.
—Genial, puedes explorar la casa cuando lo desees ya que supongo que ahora estarás cansada del largo viaje. Puedes entrar a todas las habitaciones sin problema excepto en el sótano. Esta cerrado con llave porque está bastante deteriorado y hace años que nadie entra allí. —A la vez que menciona esto, noto como se oscurece su rostro, pero lo dejo pasar, creo que estoy exagerando demasiado.
—De acuerdo.
—En cuanto a las tareas del hogar te puedes organizar como a ti te venga mejor. —Dice mientras se levanta con ayuda del bastón. —Vamos, te enseñaré la casa.
La media hora siguiente se la pasa dándome un recorrido por toda la casa. En la planta baja se encuentra la cocina, el salón y un aseo al igual que su habitación. Al fondo del pasillo en el que se encuentra su habitación hay una puerta que lleva al sótano pero no entra en mucho detalle sobre eso.
Luego me lleva a la segunda planta donde hay dos habitaciones, la que está a la izquierda parece más de trastero que otra cosa y por último nos paramos frente a la puesta de la otra habitación que supongo que será la mía.
—Bueno querida, esta será tu habitación. —Abre la puerta y me indica que pase al interior haciendo un gesto con la cabeza. —Espero que sea de tu agrado, es sencilla, pero cuenta con lo necesario para que estés cómoda.
—Es bastante acogedora, le agradezco que me permita pasar este año aquí. —Le dedico una sonrisa sincera.
—No hay de que, así también tengo algo de compañía. —Me devuelve la sonrisa y me relajo por primera vez desde que puse un pie en esta casa. —Por cierto, se me olvidó comentarte un ligero detalle. —Su mirada tiene un ligero toque de culpabilidad y se nota que está un tanto apenada. —La cobertura por aquí es un tanto inestable debido a que estamos en mitad del bosque y a veces se cae la señal, disculpa que no te haya avisado antes.
—No se preocupe, no tengo problema con eso. —Hago lo posible por parecer calmada pero la verdad es que internamente no estoy nada tranquila, ¿Cómo se supone que voy a dormir en paz en un lugar como este sabiendo que si pasa algo no voy a poder comunicarme con nadie? << Menudo panorama, para la próxima debo investigar mejor a donde me meto >>
—Muy bien, entonces te dejo para que te acomodes y descanses. Yo me retiro ya ha dormir. —Dice mientras camina hacia las escaleras. —Hay cena en la cocina por si tienes hambre y quieres comer algo.
—Lo tendré en cuenta señora Johnson, que descanse. —Cierro la puerta quedándome sola en la habitación.
Giro sobre mi propio eje y respiro profundamente antes de mirar detalladamente la habitación, la cama se sitúa en el centro y en la misma pared de la puerta hay un pequeño escritorio que queda en frente de la cama. Hay un armario a mano derecha y una puerta a la izquierda que supongo que será el baño.