Capitulo quince

Todo iba bien entre nosotras, se podría decir que éramos pareja, al fin. Hasta diría que nuestra relación era estable… hasta que volvió a pasar algo complicado y negativo, que hizo que las cosas se pusieran un poco intensas y tensas.

…

Agnes y yo estábamos en el mismo parque que siempre, comiendo helado y hablando de todo y nada, hubo un momento en el que ella y yo estábamos sentadas en el pasto, besándonos, y de la nada sentí como alguien me agarraba con fuerza del cuello y del cabello, esto hizo que me hiciera para atrás, lo único que vi fue el cielo azul, a lo lejos escuchaba una voz relativamente conocida, pero no pude relacionar la voz con una cara, después escuché a Agnes gritar algo, pero la verdad no entendí lo que dijo, solo sabía que era su voz.

Me había golpeado la cabeza, no lo suficiente fuerte para quedar noqueada, pero si para estar un poco aturdida, no sé cómo carajos me levanté, pero lo logré, lo primero que vi fue a un chico medio alto sacudiendo a Agnes con ambas manos mientras le gritaba, ella también le gritaba a él, pero él no más no la soltaba.

-Déjala en paz- le grité a él.

Al parecer esto a él no le pareció, es más hizo que se enojara aún más, ya que se volteó a verme y me lanzó un puñetazo a la cara, y nuevamente quedé un poco aturdida, caí de rodillas al piso, sentí como algo escurría de mi nariz a mi boca, me toqué y era sangre, al ver mi propia sangre hizo que me armara de valor o de estupidez, tal vez ambas.

Corrí hacia a ellos, y ahora empujé levemente a Agnes para que se alejara de él, de esta forma pude quedar cara a cara con él, y ahora fui yo la que lanzó el puñetazo, no sé cómo ni cuándo, pero el terminó acostado boca arriba en el piso, y me puse encima de él y le empecé a pegar una y otra vez, no podía parar.

-Jess, ya fue suficiente, Jessica detente, ya vámonos- me gritó Agnes. Ahí fue cuando noté que ella también tenía un golpe en la cara.

...

Agnes me lo contó todo, me dijo quién era ese tipo, era Mike, un chico cursando el último semestre, al parecer él quería con ella, una vez incluso se besaron, esto pasó cuando Agnes y yo no nos hablábamos, me pregunto si lo hizo por puro despecho, bueno eso no importa, el chiste es que cuando él nos vio besándonos perdió los estribos, pero no me molestó nada de lo que me dijo Agnes, sonará raro pero me sentía tranquila y liberada, le pegué a un idiota y eso me hizo sentir bien.

Después Agnes me fue a dejar a mi casa y después ella se fue, me quedé en el porche pensando cómo diablos le iba a decir a mi mamá que estaba toda golpeada por estar besándome con una chica.

Abrí la puerta.

-Hola ma. Hice todo lo posible para no mirar a mi madre a la cara y actuar de lo más normal de la vida. Pero fue inútil.

-Ven para acá muchacha- dijo mi madre. Mierda, pensé.  ¿Qué te pasó en la cara? Tienes sangre seca y moretones.

-Es una larga historia-contesté de manera indiferente.

-Tengo tiempo.

Le conté todo, no a detalle pero sí. Mi mamá en cambio me limpiaba la sangre y me curaba. 

-A las chicas les pueden gustar las chicas y los chicos también, y eso no es nada nuevo.

-Eso es cierto, solo quiero que estés bien y trata de no golpear a más gente Jess.

 Yo solo sonreí.  

-Lo digo en serio muchachita-dijo mí cautivadora y comprensiva madre.