6 de Agosto. Eran las 11:00 de la mañana, Edith, Yuko e Ilonka estaban jugando a las cartas en el salón. Mientas que Melody y Lyra estaban viendo la televisión.
—Y volví a ganar—Dijo Yuko.
—¿Otra vez?—Preguntó Edith.
—Me encanta este juego ¿Otra partida?
—Estoy empezando a pensar que haces trampas.
—Aunque parezca extraño no las hace, es una AS de las cartas—Dijo Ilonka.
—Voy a por algo de beber, ¿quieres algo?—Preguntó Melody.
—Zumo de manzana, creo que todavía queda—Respondió Lyra. Melody se levantó y abrió la nevera y cogió su refresco y el zumo de Lyra, al cerrar la nevera vio por la ventana una mujer, un fantasma que la seguía estos últimos días.
—La mujer todavía está ahí fuera, no se a que espera—Dijo Melody volviendo al sofá.
—Eres como un imán para los fantasmas ¿Cómo es? Descríbela.
—Pues—La miró a través de la ventana, sentada en el sofá. —Es blanca, obvio es un fantasma, pero bueno, es pelirroja, lo tiene medo largo por encima de la cintura y lo tiene ondulado. Sus ojos son azules, muy, muy azules como si fuera el azul del mar y viste…
—¿Y sabes lo que quiere?—Interrumpió.
—¿Cómo quieres que se lo pregunte? ¿Sabes las malas experiencias que he tenido por culpa de los fantasmas que veo a todas horas?
—¿Y qué quieres hacer?
—¿Cómo se puede librar de un fantasma?
—¿Con un exorcismo?
—No, algo más sencillo, con magia.
—¿Y dónde vas a sacar la magia? Tu poder es ver a los fantasmas no a desaparecerlos ¿no?
—Alomejor tengo más poder de lo que pienso, el devora almas me dijo que era descendiente de los atrapa espíritus, no me quiso decir nada más y se quienes pueden decirnos algo más de información.
—Ya sé por dónde vas—Lyra y Melody se levantaron y se fueron a la tienda de artilugios misteriosos y antiguos.
—¿Otra vez aquí? ¿Ahora qué pasa?—Preguntó Desmond.
—Quiero que me cuentes todo lo que sabes de los atrapa espíritus.
—Melody ahora no tengo tiempo, tengo que ordenar muchas cosas.
—Es super importante que me lo digas, tengo un fantasma que me está siguiendo desde hace días y necesito librarme de él.
—¿Has probado en hablar con él?—Preguntó llevando una caja grande.
—No gracias, tengo muy malas experiencias con los fantasmas.
—Lo siento mucho chicas, pero estamos hasta arriba de trabajos y por si fuera poco queremos ir otra vez al templo a coger más información, todavía tienes la moneda ¿verdad Lyra?
—Por supuesto la tengo en un sitio muy bien guardado.
—Más te vale porque es la única que queda para entrar—Dijo entrando dentro.
—¿Entonces no nos ayudas?
—Prueba en hablar con él. Este es mi consejo.
—Esto es una pérdida de tiempo—Dijo Lyra saliendo de la tienda junto con Melody. —¿Y ahora qué hacemos?
—No pienso hablar con ella. Parece tranquila y preocupada pero los fantasmas que tiraron a Ilonka al pozo también lo parecían y no lo eran.
—Mientras planeamos otro plan ¿podemos entrar en esta tienda?—Señaló. Era una tienda de cosas marinas, ropa de marinero, objetos del mar etc. Melody aceptó y entraron. —Mira qué bonito todo—Miro para otro lado y se quedó parada. —Este móvil de cuna…—Se acercó a él, tenía tres cuerdas, un cangrejo, un delfín y una estrella y encima de estas tres cuerdas había una bola que funcionaba con pilas, iluminaba la habitación con un azul de mar con el sonido de las olas.
—No me lo creo.
—¿Qué pasa?—La miró.
—Está aquí delante.
—¿Me puedes ver?—Preguntó la fantasma. También veía el móvil de cuna, delante de Lyra.
—Primer contacto—Pensó. —Sí, te puedo ver y me estas agobiando mucho, no quiero que me vuelva a pasar como antes que gracias a vosotros casi perdemos la vida.
—Ya has hablado con ella, qué más da ayudarla—Melody cruzo sus brazos. —vamos a preguntarle que quiere al menos.
—Está bien, ¿qué te pasa? ¿Qué te impide irte al más allá?
—Mi marido y mi hija.
—¿Están vivos?—La fantasma aceptó. —La isla es muy grande, ¿estás segura de que están aquí?
—Estoy segura.
—Vale, vamos a buscar a su marido y su hija—Dijo Melody al salir de la tienda seguida de Lyra.
—¡Melody!—La señora Diddria la llamó. —Recuerda que Baxy se tiene que hacer examen médico mañana.
—¿Ya ha pasado un mes y medio? Que rápido, em, claro lo llevaré sin falta.
—Gracias, que tengáis un buen día niñas.