~ Inglaterra, Londres. 7 de Mayo 2018~
— Otra vez lluvia. Nos volveremos peces — bromeó Clary, ella no estaba acostumbrada a días nublados y lluvias sino al sol y calor. No me molestaba sus tonos sarcásticos sobre el clima, era divertido y, más cuando lo decía en español.
— Nunca te acostumbrarás ¿Verdad? Ya llevas un mes — dije abriendo el paraguas.
— No, 23 años de mi vida con sol, cariño. No es fácil. Prefiero quemar mi piel que otra cosa.
Negué con mi cabeza sin dejar de sonreír, aquella chica no se adaptaria rápido en el clima pero si en el trabajo. Su compañía era esencial. Mudarme de Olso a Londres me entristecía pero al poco tiempo Clary llegó y pude tomarlo diferente.
Ella había viajado a Inglaterra por pasantía, sus estudios se basan en saber ingles a la perfección y tener, como mínimo, un año viviendo y trabajando en un país de habla ingles. Yo, mitad británica y noruega, le ayudaba en detalles pero cuando ella me enseñaba su español, me perdía bastante en su idioma.
Ella trabajaba para una radio de la ciudad, yo en una biblioteca como auxiliar de una señora muy anciana que se negaba a dejar su puesto por el amor a los libros y la motivación que brindaban. La entendía, más que los demás.
— ¿Te veré a la salida? Hoy saldré a las 6 de la tarde, Josh quiere hacer unas horas de música moderna sin locutores. Solo música.
— Mmm te avisaré, pienso que no me harán salir muy tarde — suspiré "Ojala Miss Smith no me pida ver registros".
— De acuerdo "Chama" — dijo divertida y caminó hacía su parada de tren. Nuestros trabajos estaban alejados y aquella estación era el punto de partida y llegada.
Eran las 8:45 AM, mi tren salía a las 9 en punto. Me coloque los auriculares eligiendo a A-ha en mi reproductor. Me hacían sentir en casa, ya que, son noruegos y sus canciones, a pesar de que todas no eran exitosas, eran las mejores para un día de lluvia. Seleccioné "Scoundrel Days", subí el volúmen y comencé a observar a las personas que pasaban.
Mi tren llegó, subí eligiendo mi lugar favorito para disfrutar la vista de un Londres lluvioso.
Todo marchaba bien como de costumbre, iba perfecto al ritmo de "Manhattan Skyline" donde Morten Harket cantaba hasta el estribillo. Allí es donde todo se detuvo, se volvió oscuro y frío.
Me costaba abrir los ojos, el cuerpo me dolía. Se escuchaban gritos pidiendo ayuda, rogando que los sacarán del lugar. Suceden tantas maldades en el mundo pero jamás uno imaginaría que ocurriría hoy, en el tren donde habitualmente subía.
Algo apretaba mi cuerpo porque no podía moverme, mi cabeza no procesaba muy bien donde me había herido. Sentía frío, mojada quizás por agua de la lluvia o sangre. Fui quedándome dormida como si me apagarán automáticamente, solo quedaba rogar ese reinicio. Yo aún no quería decir adiós.
—Es increíble. Jamás en mi carrera vi algo como esto — escuchaba esa voz de forma lejana — Su recuperación es... — de nuevo pero más cerca junto con una luz que comenzaba a molestarme — Perfecta.
Abrí los ojos por culpa de aquella luz, la habitación era blanca a excepción de la puerta, que era beige, y del hombre quien su voz me había despertado. Aquel se mostró sorprendido apenas lo miré fijo y se acercó rápido cuando comencé a moverme para sentarme.
— Espere señorita, usted debe descansar — me detuvo.
— ¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? — pregunté, sabía que eran las típicas preguntas cliché cuando pasaba algo pero necesitaba hacerlas.
— Fue un atentado y ahora esta en el hospital, usted debe permanecer en cama por control.
— ¿Tengo algún traumatismo o herida? — me sentía bien, como en la mañana al levantarme pero me ardían los ojos por dormir tanto.
— No — negó rápido guardando su pequeña libreta en uno de los bolsillos de su uniforme — pero debemos chequear que este bien, Señorita Haugen — suspiró observando hacia la puerta y luego a mí — En mi carrera jamás vi a alguien que, solo en pocas horas, se recupere de heridas y traumatismos. Es como si usted... Tuviera una rápida regeneración, más de lo normal.
— ¿Bromea, verdad? — él negó y no pude evitar reírme — Soy completamente normal y no tengo eso de regeneración. Ahora debo irme.
— No puedes irte, menos sin un control.