—Odio esto —lloriqueo probando vestidos y más vestidos, me invitaron al Rome Fashion Week y según 5 no puedo faltar.
—M & M, sólo quedan 5 vestidos más y son los que me gustan. Prometo que luego podemos hacer cualquier cosa, incluso huir del país —me lanza un beso desde mi sofá y niego viéndome al espejo.
—Tenemos que ir a Canadá, Drake, además ni siquiera se que haces aquí aún.
—Es miércoles, viajo mañana a mediodía —le robo un poco de los dulces que nos gustan y que por esas casualidades de la vida coinciden con mi nombre.
Vuelvo a la oficina donde tengo los vestidos y donde me cambio, así no los daño con la humedad del baño ni nada por el estilo, además algunos son prestados. Miro el próximo, viene hasta con instrucciones, mis asistentes se preocupan de todo. Es un vestido de Elie Saab, el número 15 de su colección Otoño Invierno 22/23, de partida es negro y ya no me gusta.
—No me gusta —grito apenas me veo en el espejo, se ve bien pero no creo que diga Marion Di Vaio.
—Entonces el próximo.
—¿No te quejas?
—¿De qué color es?
—Negro.
—Por eso, otro —río porque ya me conoce, me lo quito y lo devuelvo a la caja.
Veo la otra bolsa, es un diseño de Zuhair Murad, los diseñadores libaneses son top en mi closet desde siempre a partir de hoy. Es el vestido 13 en su colección de Primavera 23, es de color celeste casi turquesa que me gustaría si tuviera mas piedras, otra vez, no grita mi nombre.
—¿Marion?
—No me lo quiero probar, no es adecuado —viene a mi oficina, me ve y le muestro el vestido—. ¿Ves?
—Otros, quedan tres y nada más, Marion.
—No me gusta la falda —digo nada más abrir la caja en la que viene.
—Marion —lloriquea y me viene a abrazar—. Por favor, decídete. Quedan dos y no puedes ir desnuda, mujer.
—No puedo —digo entre risas y beso su barbilla antes de besar sus labios, se que ya está perdiendo la paciencia.
—Miro, abro los otros dos y cuando los veas el primero que llame tu atención será.
—Bien.
—Cubre tus ojos.
—Espera —grito y se gira a verme otra vez—. Otro beso y ya.
Niega pero se acerca para besarme, me podría volver adicta sólo a sus besos. Palmea mi trasero y nos separamos, suspiro y me cubro los ojos.
—Ahora —cuando los descubro es ver a Marion Di Vaio en ambos, ahora no sé cuál me gusta más—. ¿Cuál te gusta más?
—Para ser mi primera presentación en el mundo de la moda a este nivel, me voy por el azul.
—¿Ya decidiste?
—Drake —golpeo su brazo con suavidad y me acerco al vestido—. Me lo voy a probar.
—¿Segura?
—Lo amo —susurro viendo el rojo del vestido 2765 de la colección Otoño Invierno 22/23 por Ziad Nakad.
Me pruebo el vestido y ya me imagino el peinado, incluso los accesorios. Me encanta y es la primera vez que me pasa algo así con un vestido que estaré obligada a usar. Salgo y modelo para quien espero pase a ser mi novio en la cena que tendremos hoy luego de todo esto, de hecho mi vestido para la cita está decidido desde hace más de una semana.
—Te ves tan guapa cómo el primer día que me puteaste.
—Jamás te insulté, Drake Martin.
—Se te da bien mentir —abro la boca fingiendo estar ofendida, se levanta del sofá y abraza mi cintura besando mi mejilla y respirando en mi oído—. Vamos a cenar, tengo hambre.
—Me cambio y nos vamos.
Corro a mi habitación y busco mi vestido, es un vestido de satén color negro, falda campana, de tirantes, escote drapeado y espalda descubierta. Me pongo el vestido y suelto mi cabello, me calzo las sandalias Loubi Queen de Christian Louboutin y ya estoy lista, si yo lo dije que tengo todo planeado.
—¿Vamos?
—¿Cómo es que estás lista tan rápido?
—Porque ya tenía elegido lo que usaría.
—Pero —se corta y nada más niega con la cabeza divertido, ya sé, no había invitado a ningún lado hasta ahora.
—Vamos —apuro tomando mi bolso y una chamarra liviana en caso de que luego me de frío.
Cierro la puerta y vamos al DiV deportivo que he estado usando todos estos días, me encanta y lo mejor es que me puedo jactar de que lo hice yo. Soy yo quien conduce y él se oculta en caso de que me estén espiando, en todo caso igual tenemos a esa chica para despistar. Conduzco y sigo sus indicaciones que me tienen dando vuelta y si volvemos a girar otra vez sin llegar a ningún lado frenaré y bajaré del auto.
—No lo hagas —me advierte cuando bufo ya con la intención de frenar.
—Imbécil.
—M & M, no te molestes, pero mira.
—Imbecil, eso dice Milan, no Monza —me tapo la cara para que no vea como me río de él, pero es que su carita de inocencia, no puedo más con él.
—Pero busqué desde mi ubicación. Lo siento mucho.
—Bueno, deja busco alguno aquí que tenga reservación —me inclino sobre él y tomo mi celular de mi bolso.
—¿Acaso tus asistentes te atienden a cualquier hora?
—Ja ja, muy chistoso —mascullo buscando el contacto de 1, ella debe saber. En eso me entra una llamada de mi abuela Isabella, hago callar a Drake y contesto—. Nona ¿Pasa algo?
—Hija, voy en la ambulancia con Abby, no se ha sentido bien y se desmayó en el living.
—Nona, voy para allá —mi corazón late con fuerza y le tiendo mi celular a Drake para fijarme en los espejos.
—Espera, yo conduzco.
—No drake, no entiendes, tengo que llegar rápido.
—La idea es que llegues viva y tranquila, no al borde de un colapso —sale del auto y lo rodea, me hace una seña y cambio al otro asiento—. Dime a donde.
—Gracias.
El camino de Monza a Milán nunca se me ha hecho más eterno como ahora mismo me pasa, me dan ganas de llorar y además tengo que decirles a mis primos y a mi tía Patty, es su mamá.
—Hola Cariño ¿Cómo estás?
—Amber, oye.
—¿Estás bien? ¿Pasa algo, Mar?