Brooke
¿Alguna vez les pasó que se despertaron en el medio de la noche con todos los ojos llorosos? Bueno, exactamente eso me había pasado a mí. Esa foto de mi madre, unos días antes de fallecer, conmigo en sus brazos me hacía mucho daño. Me acuerdo perfectamente de esa situación. Lo que no entendía era por qué estaba soñando con ella y aparte con ese señor que conocía algún lado junto a Dylan. Siempre dicen que si aparece un hombre desconocido en tus sueños anuncia nuevos encuentros y éxitos amorosos. ¿Será una señal?
Una vez ya despierta bajé a desayunar algo muy rápido así ya podía irme a la Universidad. Segundo día allí vamos.
No tenía pensando contarles a Felicity y a Melody lo que pasó con Dylan. Iban a insistir con que le hable y eso era lo que menos quería hacer. Con suerte me lo iba a cruzar en la cenas de mi padre y por lo que tengo entendido todavía no se acerca ninguna.
Cuando llegué a la Universidad hice mi rutina de siempre: preparé las cosas que necesitaba para cada clase, me encontré con mis amigas y cada una se fue a la clase que le correspondía. La verdad es que no estaba mucho tiempo con ellas porque siempre teníamos horarios distintos, ya que no estábamos en la misma cátedra. Pero de igual modo, habíamos arreglado que todos los martes a la noche nos juntábamos a comer en algún lado o en la casa de alguna de las tres. Solíamos ver películas de nuestra infancia para recordar buenos momentos.
-Hoy podrían venir a comer a casa.- les dije mientras caminábamos hacia la entrada, ya que nos habíamos encontrado en la puerta. Sinceramente, casi nunca venían a mi casa porque preferíamos comer afuera, pero de tanto salir se nos habían acabado los lugares, así que ¿Qué mejor que comer pizza, helado y ver películas?
-Yo no tengo problema. Lo único: no puedo irme muy tarde, tengo que cuidar a mi primo mañana a la mañana. Por eso no iba a venir a cursar.- comentó Melody. Yo tenía que comprar unas cosas para mi habitación pero por la tarde.
-Se pueden quedar a dormir y se van mañana temprano. Mi papá no va a tener problema, nunca le molesta que vengan a dormir.- no les tuve que insistir mucho porque accedieron sin problema. Todavía no había preguntado y si mi papá se tenía que ir a algún lado no iban a poder venir: a él no le gusta que vengan cuando no está. Oakland no es peligroso pero todos tememos alguna vez.
En el día no pasó nada interesante. Cuando llegué a mi casa me comenzaron a llegar todas las notificaciones que había estado recibiendo en la mañana porque lo había dejado apagado para que no me interrumpa en el medio de una clase y todos piensen mal de mí. O mejor dicho, para que el profesor no piense mal de mí.
En esas notificaciones había un mensaje de mi papá, que si no lo hubiese visto, hoy sería un gran día: "Hoy vamos a cenar a lo del Señor Riece, a las 8 salimos, estate lista."
¿No había manera que mi padre me quiera menos, no? ¿Era necesario estar como dedo y uña con su jefe? No digo que esté mal pero no hace falta que yo vaya. Tal vez Dylan no iba a estar y no tengo de qué preocuparme. Sacando eso, también me molesta porque tengo que cancelar la noche de chicas y era lo que más me gustaba de los martes.
Ya sabía que no tenía posibilidad de no ir porque mi papá no es de esos padres que si no quieres hacer lo que él dice no te dice nada. Al contrario, por poco no te obliga a seguir al pie de la letra sus reglas.
Ya eran pasadas las 8 y mi padre todavía no se dignaba a llegar. No tenía idea si él tenía que cambiarse y luego nos iríamos, o si simplemente tocaría bocina y nos iríamos.
Por las dudas ya estaba lista, cambiada con un pantalón de cuero negro y una blusa blanca. Ya sé lo que están pensando, ahórrense comentarios como "Prendas blancas, mala suerte". Sí, lo sé, son de mala suerte y más estando cerca de Dylan o de algo relacionado con él, pero todo mi placard era blanco o al menos la gran mayoría.
Después de esperar media hora más, mi padre llegó y me explicó razones sin sentido por las cuales había llegado tarde que no tenía muchas ganas de escuchar así que solo me digné a seguir viendo las luces de la calle por la ventanilla del auto.
Cuando nos encontrábamos en la puerta, me sentí totalmente inferior al jefe de mi padre y su hijo. La casa era inmensa, le faltaba muy poco para parecerse a un hotel. La mía creo que no llega a ser ni la mitad de lo que es esta.
-Perdón la demora, tuve que hacer miles de trámites antes de venir.- dijo mi padre apenas alguien abrió la puerta. Que lindo, ese alguien era Dylan Riece.
-No se preocupe Robert, nosotros tampoco somos muy puntuales para algunas cosas.- dijo y recién ahí me miró desde que abrió la puerta. Aunque como era de esperarse, fue una miraba fría que no mostraba absolutamente nada.- Pasen, por favor.- y se hizo a un lado de la puerta. Claramente, como soy educada, me acerqué para saludarlo y algo que me gustaba de él era que siempre tenía la costumbre de no saludarme chocando cachetes; sino dándome un beso en la mejilla. Pero en este momento hizo todo lo contrario, por poco siquiera roza mi mejilla con la suya. Realmente no entendía qué le sucedía a este chico conmigo y me molestaba bastante esta situación.
Cuando llegamos a la mesa ya estaba tendida y había algo de comida sobre ella dándonos a entender que ellos hacía vario tiempo nos estaban esperando.
-Disculpe, ¿Puedo pasar al baño así lavo mis manos?- le pregunté al señor Riece luego de saludarlo amablemente y antes de sentarme en una silla. Me dí cuenta que no fue una buena idea en el momento que dirigió su mirada a su hijo y ya sabía lo que iba a pasar.
-Claro que sí Brooke. Dylan guíala al baño de arriba, por favor.- le pidió y él suspirando fuerte asintió. No hacía falta que me acompañara, con tal de indicarme dónde era yo lo iba a poder encontrar. Digo, si tanto le molesta.
Mientras subíamos las escaleras, él iba adelante mío y yo lo seguía sin que me de ninguna indicación. En un momento, después de pasar por tantas puertas, me dio a entender que estábamos en frente de la correcta y me hizo un gesto para que pase.