Brooke
Decidí irme de esa horrible situación, ya que no quería quedar en el medio de dos parejas que no me querían incluir en su conversación.
Cuando estaba a punto de llegar a la barra, me di cuenta que Felicity no estaba: en algún momento se habrá ido y no me había dado cuenta.
Me lo encontré a Garret en la barra y comenzamos a hablar de la Universidad. Él ya había terminado su carrera y actualmente trabajaba junto a su madre.
-Y, ¿Cómo conoces al chico que organizó la fiesta?- le pregunté con cierto interés, ya que nunca me lo encontraba en otro lado que no sea su casa.
-Mis amigos y yo siempre nos enteramos de estas fiestas, no sé cómo.- respondió mirando hacia otra lado, como si quisiera encontrar a alguien, que era posiblemente lo que estaba haciendo.
-Ahhh, son así un estilo como Cameron y Dylan. -lo dije más para mí misma que para él, ya que no se conocían. Pero cuando terminé de decir sus nombres él me miró de manera extraña.
-Cameron y Dylan son mis amigos.- ¿Qué? ¿Garret era amigo del novio de Claire y yo nunca me había enterado? -Vine con ellos hoy. -dijo parándose de la silla en la que se había sentado anteriormente. -Voy a buscar a Feli, no sé a donde fue.-
-¿A Feli? -dije haciendo una mueca. No sabía que tenían buena relación volví a pensar.
-Sí. Aparte que la invité a esta fiesta, ni siquiera me presta atención. -dijo ya largándose medio apenado. Así que Garret, el hermano de Melody, era la persona que había invitado a Feli a la fiesta. No harían mala pareja, pero conociéndolo a él no creo que funcione.
Justo cuando ya me estaba parando para ir a divertirme, o simplemente hacer algo con alguien que conozca, un cuerpo se interpuso en mi camino, haciendo que quede parada entre medio de la barra y él.
-¿Ya se fue tu amigo? -y eso fue lo que me hizo levantar la vista y encontrarme a una cara desconocida, pero bastante atractiva. El chico tenía ojos marrones y cabello rubio, era de los típicos chicos de las series que a todas les gustaban, o como el estereotipo de chico perfecto en las novelas de LitNet.
-¿Ves a alguien más aquí? -le pregunté mirando hacia los costados, para hacerle saber que definitivamente se había ido, aunque él ya lo sabía.
El rió levemente y se acercó peligrosamente a mí, sabiendo sus intenciones. -¿Cómo te llamas? -intenté sonar educada y un poco disimulada para que no sea muy obvio que no quería besarlo.
-Aaron, ¿Tu eres Brooke cierto? -me dijo afirmando más que preguntando. -No me mires así. Mi amigo Dylan me lo dijo. - ¡¿Su amigo Dylan le dijo mi nombre?!
-Disculpa, tengo que irme a buscar a una amiga.-ya no quería saber nada con este sujeto. Y no porque haya dicho eso sobre Dylan, si no porque realmente ya no quería estar allí.
-Pero nos estamos divirtiendo, ¿Qué pasa, linda? - me preguntó y para que lo puedan imaginar, eso no sonó como los "linda" que te dice tu novio cuando están peleados, eso sonó como los "linda" que te dice un violador antes de abusar de ti.
Cuando intenté salir en busca de alguien conocido, Aaron me agarró fuerte de la cintura haciéndome chocar contra la barra, sin dejarme prácticamente escapatoria.
-Suéltame- dije tratando de safarme de su agarre, pero era imposible. Intenté empujarlo con ambas manos, pero el rubio fue más astuto y las tomó rápidamente dejándolas al costado de mi cuerpo inmovilizándome.
-¿Y sino, qué pasa? -dijo acercándose a mi boca con intención de besarme o seguir hablándome en esa posición. Intenté nuevamente safarme pero no pude. Estaba muy incómoda con este chico Aaron en frente mío, tratando de besarme o de ligar conmigo cuando en realidad yo no quería. Cuando pensé que se iba a rendir, comenzó a bajar sus manos desde mi cintura a la parte baja de mi espalda. Que no baje más, por favor. No puedo salir de este apretón y no sé qué hacer.
En eso, escuché esa voz que no pretendía escuchar esta noche.
-¡¿Qué no entiendes Aaron?! Dijo que la sueltes. -apareció Dylan tirando hacia atrás a su "amigo" diciéndole un par de cosas que no pude escuchar.
-¿No te enseñó a compartir tu mami? -habló Aaron. Y ya sabía lo que se venía después. - Ah no, cierto que ya no está- y luego de eso se rió tan fuerte que hasta yo tenía ganas de pegarle. Pero de eso se encargó Dylan, le dio un puñetazo en la mandíbula y pronunció unas palabras que me pusieron la piel de gallina.
-Vuelves a repetir algo como eso, y yo mismo me encargaré de matarte. -se acercó a mí, y sinceramente, no sabía si quería su cercanía. -Lo siento, Brooke. No sabía que si le decía tu nombre iba a venir a molestarte. -y se sentó en la silla que estaba al lado de la mía, ya que me había sentado en el medio de la pelea entre Dylan y Aaron. Pasaron unos minutos en los que ninguno de los dos habló, mientras Aaron se levantaba del suelo y se largaba.
-Seguro estabas muy ocupado hablando con Melody, que no tuviste tiempo de darte cuenta. -le dije rompiendo el silencio y pidiéndole un trago al barman. Me di cuenta que fue mala idea decir esa frase cuando su risa llegó a mis oídos.
-¿Celosa? -me miró sonriendo. Ya me había insinuado que yo estaba celosa en la casa de Claire con su falsa novia. Pero ahora definitivamente sí estaba celosa, ¿Por qué tenía que estar justo con mi amiga? Había tantas chicas lindas en la fiesta.
-¿En serio, Dylan? -le dije parándome con la intención de irme junto a mi trago -¿No sabes hacer otra cosa que no sea decirme "¿Celosa?" y tirarme botellas encima?- me enojé y cuando me estaba yendo, me agarró de la misma manera que lo había hecho Aaron, pero de manera leve y a diferencia que con Dylan no me disgustaba.
Iba a decirle algo como "Déjame salir" pero con sus labios sobre los míos iba a ser una tarea muy difícil.
Se terminó de acercar lo más posible a mí, y no movió sus manos de mi cintura en ningún momento. Nuestros labios estaban sincronizados y tranquilos, hasta que decidí dejar el trago que sostenía en mi mano sobre la barra y puse mis manos alrededor de su cuello, atrayendo su boca y su cuerpo más de lo que ya estaba. En ese momento todo lo que pasaba era culpa de la necesidad de besarnos y disfrutar lo que estábamos haciendo cada uno.
Una de sus manos se dirigió a mi mejilla, y me pareció el gesto más dulce que vi en él ya que justamente en este tipo de fiestas, las manos de los hombres no suelen ir en esa parte del cuerpo. Su otra mano comenzó a acariciar desde mi cintura, hasta mi espalda, la cual se encontraba descubierta por el estilo de la blusa.
Estuvimos perdidos en nuestros cuerpos mucho tiempo, y no quiero decir el número exacto de minutos porque posiblemente hayan sido más.
Cuando se separó un poco de mí, y pensé que se iba a ir, se acercó a mi oído y susurrándome me dijo algo que no tenía planeado escuchar.