Brooke
Los sentimientos encontrados que tengo en estos momentos son totalmente inexplicables. Sentí alivio al ver a la madre de Dylan frente a nosotros. Sentí tristeza al escuchar el disparo hacia el cuerpo de mi mejor amigo. Y luego, sentí asco al ver a mi padre siendo sacado a la fuerza de casa para llevarlo a la comisaría por cómplice de falso asesinato.
Luego de tantas horas, por fin supimos qué era exactamente lo que había sucedido. Como la señora Tazio había contado, el día del accidente Jack quedó solo en la escena del crimen durante un tiempo y el supuesto cuerpo sin vida de Margaret, la madre de Dylan, había sido extraído del hospital unos minutos antes que ella llegara. La teoría que pensamos que era la más factible, terminó siendo la correcta. El señor Riece, en un principio, quería asesinar a su esposa para cobrar la herencia que ella poseía. Mi padre iba a ayudarlo en ello y ambos creían que mi madre también. Milagrosamente, ella chocó a propósito el auto del señor Riece porque su intención era lastimarlo a él, no a Margaret. A fin de cuentas, la única que terminó gravemente herida fue ella.
Al ver lo que sucedió, Jack fingió la muerte de su esposa para que le corresponda a él la herencia que ella no quería invertir en la empresa. Luego, le mintió diciéndole que en realidad el que había fallecido era Dylan: por eso ella había actuado tan raro al escuchar cuando de su boca salió la palabra mamá. Solo cuando yo lo llamé por su nombre, se dio cuenta que verdaderamente era él.
Jack se llevó a Margaret a vivir a Piedmont convenciéndola que en Oakland iba a tener muchos recuerdos horribles del pasado e iban a hacerle mal. Tenía absolutamente todo planeado y estudiado. Por ejemplo, las cartas que había en el buzón de la casa eran todas del hospital de allí porque Jack había estado con su esposa un tiempo para que ella mejore de lo grave que estaba gracias al choque. Por eso mismo a Dylan le dijo que el que estaba gravemente herido era el mismo y por eso tuvo que quedarse unos días al cuidado de Julia y su familia.
A todo esto, mi padre ayudó en todo momento a su jefe a cumplir su plan porque a cambio tendría un ascenso de puesto. Cuando lo obtuvo, ambos necesitaban a una secretaria que controle los gastos de la empresa y que no sospeche de nada, como por ejemplo: del dinero en grandes cantidades que entraba y no correspondía a ninguna compra. Mi padre por una razón que no sé y espero nunca saber, creyó que yo podría ser una opción. Para ello, tendrían que haberme contado todo y también, que Margaret estaba viva. Justamente por eso, el señor Riece me había comentado que su mujer quería conocerme el día que lo conocí.
Antes que mi padre haya ingresado totalmente a la patrulla de policía, escuché su grito:
-Nunca quise que salgas lastimada, hija.- me miró con tristeza y con culpa para luego subirse al vehículo obligado por un oficial. En mi mente, las únicas palabras que quería pronunciar eran: gracias por lastimarme, con ello me he quitado la venda que tuve por tantos años sobre mis ojos. Gracias por dejarme verte como realmente eres.
-No lo escuches, ven conmigo.- dijeron detrás de mí antes de abrazarme por la espalda.- Todo va a estar bien.- me dijo y una vez más eso era lo único que necesitaba. Él siempre tenía las palabras correctas. ¿Qué hubiese hecho si la bala impactaba en su pecho y el chaleco antibalas no hubiese estado?
Pensando en eso y viendo a la patrulla alejarse cada vez más, me desplomé en sus brazos y mis ojos no pararon de derramar lágrimas ni un segundo. Con la vista un poco borrosa vi a Dylan a unos metros de nosotros. Él también estaba llorando pero el shock lo tenía más atrapado. Quise ir hacia él pero otros brazos me tomaron e impidieron que pueda hacerlo.
-¡BROOKE!- me gritó Claire en mi oído. Me di vuelta para tenerla en frente y la abracé. Su abrazo fue lo que más me reconforto en ese momento. Sus brazos me rodearon como lo hacían cuando éramos pequeñas y yo me raspaba mi rodilla andando en bicicleta.- No puedo creerlo, pero te juro que vamos a salir juntas de esta. Te lo prometo.- se separó un poco de mí para tomarme el rostro entre sus manos y luego besarme la mejilla. Ella estaba totalmente destruida al igual que yo. Ella era como mi hermana. Mi casa era su casa. Mi padre era su padre.
Solo asentí a su promesa y ella volvió a formar un abrazo conmigo. Sentí que su pecho vibraba y su risa inundó mis oídos.
-¿De qué ríes?- me reí junto a ella sabiendo que cualquier cosa que le haga gracia, a mí me ocurriría lo mismo.
-Son los mejores amigos más tiernos que vi en mi vida.- me soltó y me hizo girar. Cameron había llegado junto a Dylan y ambos se estaban abrazando como si fuese la última vez que pudiesen hacerlo. El novio de mi amiga le dijo algo al oído y Dylan se rio mordiéndose su labio inferior negando con su cabeza.
Luego de haber estado unos minutos más en frente de mi casa junto a Claire, llegaron Melody y Felicity. La primera fue directo a su mejor amigo antes de llegar a mí. De todos modos la entiendo. Felicity me apoyó muchísimo y me dijo cosas totalmente alentadoras. Me di cuenta la manera en la que miraba a Garret, sin lugar a dudas quería ir a verlo y a preguntarle cómo estaba. Le hablé innumerables de veces acerca de él y de lo buena persona que es. No me gustaría volver a hacerlo para que vuelva a responderme lo de siempre, pero hoy fue un día distinto. Jugamos todas nuestras fichas a algo que no sabíamos qué era, no sabíamos a qué nos estábamos enfrentando y sin embargo salimos adelante. Ella tenía que hacer lo mismo y seguir adelante.