Sorprendida, rápidamente me paro del pequeño asiento que sale deslizándose hacia atrás, y con un sonido seco cae detrás de mí, no volteo a ver el objeto para levantarlo.
Me quedo viendo sorprendida mente a la persona que está en la entrada pero no encuentro las palabras adecuadas para hablar.
Rápidamente pienso en algo que decir.
“Lo sentimos no pensamos que el lugar tuviese dueño, disculpe las molestias… ya nos marchamos”
De mi boca las palabras salieron nerviosas y rápidas.
El desconocido me respondió con el ceño fruncido.
“¿Tu acaso piensas que este lujo es mío?”
Señala alrededor, con el brazo derecho extendido mientras que la otra mano la tenía dentro de uno de los bolcillos de su pantalón.
“Bueno en realidad lo supuse por como se ve, señor”
Lo miro de arriba a abajo con atención. No puedo creer que llamara señor a un chico tan joven y apuesto como él. Es alto, blanco, su cabello liso es tan negro como el carbón, lo tiene desordenado, lo cual se le ve muy bien.
Lleva una camisa negra de manga larga, y las mangas las tiene enrollada hasta los codos, una corbata blanca cuelga de su cuello con uno pantalones del mismo color de su camisa, que a mi parecer no son tan baratos, bueno en conclusión nada de lo que lleva puesto es de bajo costo. Tiene en su muñeca derecha un reloj de color azul igual, que sus ojos azul intenso, son hermosos como los de un ángel, tienen ese aspecto de un mar incontrolable que arrasa con todo a su paso.
El desconocido responde contando con los dedos.
“Primero, no me digas señor, me haces sentir viejo, algo que no soy ni aparento, segundo, princesa… no soy el dueño de este lugar, así que puedes despreocuparte. Ha… y, tercero, ¿sabes?, como me vea no tiene nada que ver con que sea o no rico”
Su sonrisa es despreocupada y agradable.
“Es mi primera vez en este lugar, por cierto es muy hermoso”
Se va acercando a nosotras con su caballo negro caminando detrás de él. Ahora que miro bien, al animal le falta asiento, el cabalga a la antigua.
Qué raro.
Con pena, lo miro a los ojos.
“Lo siento por decirte señor. Es cierto, el lugar es una hermosa construcción”
Se echa a reír encantadoramente.
“No estaba ablando del lugar sino de tu canto y el tocar, es muy hermoso, al parecer eres una chica talentosa, me podrías enseñar algún día”
Mis mejillas ardieron por él alago, sonreí al escuchar le decir que cantaba y tocaba hermoso, no lo pude resistí.
Noto que el desconocido está mirando mi rostro, que ahora debe estar más rojo que nunca. Se le ve la cara de satisfacción, y supongo que él piensa que su alago funcionó, y lo peor de todo es que si, si funcionó en mí, lo cual me parece muy raro ya que este tipo de halagos no me hacen efecto.
Repentinamente Mine se interpone entre nosotros y dice con irritación.
“¿¡Quién eres tú!? ¿¡Y como encontraste este lugar si no eres el dueño de la propiedad!?”
El chico ignora la mala educación de Mine y prosigue hablando.
“Disculpen mí mala educación, me llamo Qiang, Qiang Huo Tanimoto, y mi caballo se llama Noir”
Acaricio al corcel cuando lo presentó.
“Un placer conocerlas… preciosas”
No me sorprendió oír esa palabra, ya que estoy acostumbrada a escucharla, porque toda mi vida la hoy salir de la boca de muchos chicos, pero a Mine nunca le gusto que un desconocido le dijera de esa manera, ni siquiera un amigo suyo, ella pensaba que era una falta de respeto decírselo. Abecés me parece que Mine viene del pasado, de un siglo donde todos los hombres son respetuosos de una manera diferente que en este siglo.
Mine prosigue hablando y, esta vez con el ceño fruncido.
“¿Nos acabas de llamar preciosas? pero no nos conoces quian u”
El chico raro miró a Mine con una ceja arqueada.
“Mi nombre no es quian u, es Qiang Huo. Acaso quisieras que te llame de otra manera, linda, en mi mundo eso es tener cortesía con las chicas, por si no lo sabías”
Ahora Mine se ve aún más irritada que antes.
“Mira quian u en mi mundo eso no es tener cortesía con las damas”
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Editado: 27.10.2018