Green Eyes

Capítulo 7

Al día siguiente no veo a Steele en todo el día, por lo que siento mucha paz. Pero una paz que me recordaba lo sola que estaré por mucho, mucho tiempo, o quizá, solo por esta vida....

Ese mismo día en la noche, camino hasta mi escondite y me siento en la barda que dividia el miedo de la paz. La vista que este pequeño y solitario lugar me proporcionaba era tan hermosa, irradiaba algo que me volvía loca, me hacía sentir tantas cosas que ni siquiera podía describir con siemples palabras. A través de una reja metálica se extendía una ciudada llena de vida, con luces de todo tipo: en movimiento, parpadeantes y estáticas. Muchas veces la luna se posaba sobre la ciudad y justamente su luz bañaba este lugar..., y por una vez en la vida, sentía como si algo fuera solo para mí.

Cierro los ojos cuando siento el aire acariciar mi rostro y sonrío un poco. Esto era lo que quería, esta paz, pero... cuando me vaya, ¿habrá algo que se le compare? Niego lentamente y trato de concentrarme en este momento. De estos momentos no recuerdo haber tenido uno. Es más, ya no recuerdo que se siente sonreír o reír, ni siquiera recuerdo que se siente estar feliz. Bajo la mirada y me concetro en la luz lunar. Suspiro mientras me recuesto en la barda, pero cuando mi cabeza está apunto de tocar el frío pavimento mi mirada se encuentra con unos ojos verde sobre mí. Me empujo de inmediato y con pasos ágiles me situo a tres metros lejos de él.

—¿Qué haces acá?

Desvío la mirada al verlo sonreír de lado y coloco mis manos en mi pants. 

—¿Para qué crees que una persona vendría acá Steele?

Pregunto obvia, pero él solo se encoge de hombros. Solo quería un momento de paz, solo un pequeño momento lejos de toda esta peste humana.

—Quizá porque está esperando a ser encontrada.

Abro los ojos y siento como mi estómago empieza a arder. ¿Ser encontrada?, pero ¿qué estupidez es esa? ¡Joder! ¡Es mi maldito lugar secreto!

—E-Eres un..., —camino de nuevo hacia la barda y dudo en sentarme, porque para hacerlo tenía que brincar, y la vez pasada tuve que intentarlo más de dos veces..., si él me ve se va a reír. Me sonrojo y solo me recargo, —¡es porque quiero estar sola Steele!

Ruedo los ojos y volteo a otro lado. Escucho como se incorpora y siento como mis entrañas amenazan con explotar.

—¿Por qué no te subes?—Me sonrojo y fijo la mirada hacia el frente. Indiscretamente me barre. —Oh, no leo mentes pequeña Jane.

Volteo la vista rápidamente.

—¿Qué cosa...

Antes de poder terminar mi frase, me toma de la cintura y me sienta sobre la barda quedando a pocos centímentros de su rostro. Esta distancia era peligrosa, y no porque tuviera ganas de besarlo. Estas situaciones me enfurecían. Intento alejarme, pero pierdo el equilibrio y automáticamente pongo mis manos en sus hombros haciendo que su rostro quede a la altura de mi pecho. Abro mis ojos e intento alejarme de nuevo, pero él lo evita.

—Si te sigues moviendo así te vas a caer...

Mi mirada encuentra la suya y solo... me pierdo. ¿Qué es esto? Si siento, pierdo. Y yo ya no quiero perder, quiero ganar.

Sus manos hacen un poco de presión en donde se supone debería estar mi cintura provocando que brinque en mi lugar. Lo empujo con más fuerza, pero él se rehusa a alejarse. Sus ojos se llenan de un brillo casi igual que el de la luna y de repente me encontraba temblando. Tenía miedo, mucho miedo. Su mirada me transportaba al mismo lugar que la luna , la ciudad, la lluvia..., la soledad me llevaban, todo, en una mirada, en una persona.

—Eres muy bonita pequeña Jane.

Cierro los ojos con fuerza. El aire abandona mis pulmones y las lágrimas empiezan a salir. Pero aún así, no pensaba romper mi promesa: "Llora, pero no demuestres dolor". Peleando con toda la porquería que mi mente carga, logro domar mi expresión volviéndola neutra. No me iban a ver llorando, y si lo hacía, tenían que grabarse una imagen que les robe el sueño. Como unos ojos llorosos sin alma.

—Y a pesar de que en esos ojos cafés llenos de lágrimas parece ser que no haya nada dentro, para mí, sigues siendo hermosa. La niña más hermosa que haya visto.

Me niego a verlo a los ojos. Porque, ¿qué era él? Parecía un ángel, ¡un puto ángel!, y ¿yo?, yo parecía una niña que fue hecha sin alma, sin metas.... Ni siquiera tenía algo del qué sentirme orgullosa. Él es perfecto y si él estuviera conmigo, yo sería la inperfección. 



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En el texto hay: el primer amor, infinito, puro

Editado: 23.03.2020

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