Green Eyes

Capítulo 21

**CORTO**

ENGEL

—¡Fue un buen día! —asiento sin dejar de ver como Susana se subía al taxi que había pedido para ella. No quiero que le pase nada malo. —¿Puedo pasarme al frente?

Ignoro la situación que estaba observando y sin dudar, hablo.

—¡Pensé que nunca lo dirías!

Palmeo el asiento del copiloto haciendo que ella ría. Quizá parezco más emocionado que ella por estar al lado del otro, pero no me importa. La veo por el retrovisor acomodar su cabello y antes de poder reaccionar sus dos manos ya estaban apoyadas en el sillón y su pecho… estaba en mi cara. Ahogo un grito y pienso en alejarme, pero mi cuerpo en automático lo interpretó, erróneamente, como una invitación al mundo del pecado evitando que me mueva y sintiendo el cálido calor de su cuerpo en mi rostro. Finalmente pasa sus piernas y se sienta ajena a su entorno, mientras yo trato de ignorar el calor acumulándose en mi entrepierna.

Cierro los ojos tratando de tranquilizarme y pensar en algo lejano a su pecho en mi cara, pero mi mente se empeña en mostrarme imágenes indecorosas y demasiado para mi propio cuerpo. Los abro de golpe para verla de nuevo.

—Listo. —Sus ojos eran sorpresa pura. Realmente me sentía avergonzado por tomarme ese atrevimiento, pero, fue un accidente ¿no? —¿Pasa algo?

Lo sería sino hubiera disfrutado su calor. Carraspeo y niego sin dejar de sonreír.

 

 

Sin poder evitarlo, mi vista se desvía constantemente hacia ella quien no quita la mirada de todos los carros que pasaban a una velocidad constante y alumbraban pequeños tramos del lugar. La manera en que se recargaba para apreciar la ciudad, que se veía mejor desde el lado del copiloto e invitándonos a soñar, me tentaba a querer acariciar su cabello. Sus suspiros llaman mi atención de vez en cuando, pero lo dejo pasar en cuanto analizo que son por la vista.

—¿Jane? —La llamo y sus hermosos ojos cafés se fijan en mí. —¿Te sientes bien?

Su mirada rehúye de la mía por lo que me tomo la libertad de tomar su cabeza y girarla para verle. Sus ojos se cristalizan y me altero demasiado, tanto, que a la primera oportunidad aparco casi frente a un puesto de comida para prestarle atención. ¿Por qué llora? Mi voz se atora en mi garganta cuando su cuerpo se desliza hasta quedar sobre mi regazo. Mis brazos rodean su cuerpo y sus sollozos se ahogan contra mi hombro. ¿Q-Qué sucede? Intento alejarla para preguntar, pero sus brazos se aferran a mi cuello evitando mi acción. Pego mi barbilla a su cabeza mientras acaricio su espalda.

—Y-Yo no quería… —me alejo tan rápido como puedo para poder ver su rostro y analizar que le pasa, pero me doy cuenta que su voz, apenas audible por la posición en la que estaba, se ahoga con el reciente llanto, —T-Te odio. —Abro los ojos  y la abrazo más escuchando su llanto nuevamente, como si mi abrazo la hubiera activado de nuevo. —Yo no quería saber nada de esa mierda de adultos. Soy mala E-Engel. —Me sonrojos al escuchar mi nombre y sonrío sin poder evitarlo. —¿S-Sabes por qué?

Absorbe por la nariz y se despega de mi hombro dejando una fina línea de baba en él.

—No Jane, dime.

Limpio sus ojos y ella quita mis manos sin dejarme terminar mi acción.

—N-No me toques. Y-Yo pued…

—Tú puedes Jane. Lo sé. —Vuelvo a tomar su rostro y lo limpio con delicadeza. —Pero déjame consentirte. De vez en cuando, ser un poco malcriado no está mal.

Sonrío. Sus ojos van hasta mi frente y me pego al asiento al momento en que sus labios se pegan en ella.

—Eres muy bueno, pero ¡maldición! —Brinco en mi lugar cuando sus manos golpean con fuerza mi asiento. — Aquí está el por qué. —Señala con su cabeza, refiriendose a su acción pasa.— No puedo darme este maldito lujo de estar sobre ti y besarte la frente porque tienes novia, y a pesar de eso sigo actuando como una…

Cubro su boca con mi dedo obligándola a callar y, a su vez, provocando que lágrimas se acumulen en sus ojos.

—No eres mala pequeña. Eres la niña más tierna y agradable que he…

—¡Ya cállate! —Sus manos presionan mi boca provocando que haga una mueca de dolor por la fuerza que ejerce mientras lágrimas abandonaban sus ojos. —¡No soy tierna!, soy una puta bestia. Es que… es que estoy, —inhala en busca de aire antes de continuar, —es-yo… me siento extraña.

Continúa con sus manos sobre mí mientras la escucho hablar.

—Jashsh…

Río contra su palma cuando su expresión se vuelve confusa intentando descifrar lo que he querido decir.

—Y me asusta. —Cierro los ojos al notar que se sonroja. Igual y si no la veo, hablará más. —Y-Yo…, creo que tú… es un gusto… yo…, —mis ojos se abren mientras un hormigueo se sitúa en mi abdomen. ¿Será posible?, ¿ella está intentado decirme que yo, yo, yo, yo le gusto? —Eres un idiota.

Frunzo el ceño y subo mis manos para quitar las suyas.



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En el texto hay: el primer amor, infinito, puro

Editado: 23.03.2020

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