"Felices son los de corazón puro, puesto que ellos verán a Dios."
Jesús "el Nazareno"
Cuando la luz se hizo presente, no era el mejor de los sitios, pues aquí entre las mazmorras de una cárcel, nadie escapa de la muerte. Creí ello, cuando desperté, en un sitio tan oscuro como lúgubre acompañado de las heces de las ratas, y otros presos que hacían de ello su lugar predilecto.
El calabozo tan omiso era una notoria evidencia de que la sociedad que conocíamos está en decadencia. Y era increíble el padecimiento a lo que se subyugaba el cuerpo y la mente de los condenados. Fueran o no culpables. Aquí los crímenes son un producto real del sistema que los alimenta con hambre, pestes, guerras. Si bien habíamos logrado tecnologías que exploraron el monte Olimpo de Marte, las cuevas de la tormenta de gas en Júpiter, no podíamos hacer frente a una gripe, o una malaria de fiebre amarilla. No podíamos, o realmente no deseábamos. Pues es costo es tal que enviar un satélite al espacio a captar asteroides para extraer sus recursos era más conveniente a nivel mercado global. La vida es pasajera, no es necesario económicamente hablando como Marx lo hubiera hecho si hubiera podido hacerles entender que a los mercaderes liberales y mercantilistas que aquel fantasma que rondaba por Europa del Este, era realmente un grupo de anarquistas que se dieron cuenta antes de tiempo que estafarían sus vidas avasallando su fuerza de trabajo. Todo es manipulado cuando dinero de por medio. Carlos sabía bien como un no vidente, vidente que los medios económicos manipulan y manipularan el universo. Es lo único que hasta ahora conocemos
Este iluso pensamiento es solo, una deidad que viene a mi mente, por lo que vendrá en delante.
- En delante podrán llegar muchas situaciones, pero ello no debe hacer de ti algo que no puede brindar amor, pues podrías lograr llegar al final de éste camino
Al escuchar esas palabras no podía dejar de pensar quien podría ser, pues en este lúgubre y solitario complejo, había otros presos, solos sus voces, pero estaban allí.
- Es lúgubre, pues fueron hechas para expirar de inocentes, culpas que solo ellos creen.
- ¿Quién eres?
Pensé en un momento en el ermitaño, no obstante, no podía ser. Su voz la del enigmático ser, es cálida, es pacifica, es tierna y concreta,
- ¿Quién eres?
- Soy alguien condenado, el cual sabe su destino. Y tu viajero debe salir de aquí. Esta no es tu historia. No eres del tiempo, el tiempo es de ti. Tú no eres de aquí. Tú, no iras conmigo.
Del otro lado del calabozo, había otras cárceles. Algunas vacías, y otras con almas quemadas. Y desde la que frente de mí, la voz se exponía con una frecuencia sonora tan agradable, que sentía su quietud en la paz.
- ¿Por qué estás aquí? – me atreví a preguntar
- Es mi destino derramar lo que mi padre me pidió. Hijo mío, te pido cambies de parecer a tu idea.
- ¿No sé cuál es mi idea? ¿Y cómo es que me conoce? – pregunté extrañado, frunciendo el ceño, luego de quitarme el casco para tener una mejor visualización, aunque la plenitud de las penumbras, solo me describían una figura sentada en una punta de las rejas con lo que parece una corona.
- Se de ti, viajero del tiempo. Se de tu odisea, y estoy contigo para ayudarte a llegar a casa, aunque solo lo harás con madurez y sabiduría. Solo así llegaras a tu familia, solo así vencerás al monstruo.
- ¿Y por qué me quieres ayudar? – me incorporo y me colocó contra las rejas.
- Hijo mío, es así como nos hacemos realmente humanos. Amarnos los unos a los otros. Estoy aquí por un beso y treinta monedas, estoy aquí por el descontento de quienes no entienden la palabra del señor. Un Caifás que guarda las palabras que expiran en el oído de Pilatos, y mis discípulos que llevaran la palabra cuando regrese y ascienda al cielo con mi padre. Los perdono a todos, los perdono. Y voy a derramar sangre por ellos, y por ti Gregor, para sigas tu viaje, y llegues a destino con la mayor plenitud.
Al oír sus palabras llenas de esperanza, no podía creer que estaba ante él, ante el señor. El hijo de Dios. Jesús de Nazaret. Mi rey. Vos se acallaba con quietud templada desde la penumbra.
- Tu viajero espacial, del universo, has de recorrer el cosmos, y a la vida, en las manos de mi padre.
- Solo sé que he llegado aquí, sin saberlo. Que voy cruzando lugares, que un
monstruo acabo con mi tripulación, y en un planeta que podría ser este estuve varado a pie de una montaña en su cima. Y luego las eras de la tierra, y la humanidad y sigo. Me absorta el deseo de perder y no regresar.
- No debes, creer lo que el miedo quiere de ti, sobreviviste al monstruo, para una
redención. Venciste a la altura a la gran montaña naranja. Tan inmensa que ninguna se compararía con el universo. Diste fin al miedo de una especie gigante dominante del mundo, y por ello es lo que es. Enseñaste, alegraste, y prosigues en tu determinación. Es tu confianza la que hará que regreses.
Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. (Proverbios 16:3)
- Llegaras tan lejos Gregor, que no darás cuenta, pues estas aquí para crecer, y evolucionar como la criatura que eres. Fui rescatado con mi padre José, y mi Madre María me llevaron desde la estrella que nos guió. Fui tentado en el desierto, ante el demonio el cual pedía mi ser en la traición que no lograría concretar. Fui culpado, y aquí me encuentro en mi destino ante una cruz que aguardo. Di y daré a todos lo que soy por el bien de un universo. Y ello querido Gregor es madurez, es empatía, es
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Editado: 11.10.2023