<< Crees que la lógica rige el mundo verdad? Que toda causa tiene una consecuencia previsible a tus actos... Ingenuo trozo de carne...
No sois más que títeres que se mueven por mis soplidos, mi deseo. Yo soy la única lógica del mundo. >>
Aquella tenebrosa voz empezó a resonar en mi cabeza. Pero estaba obligado a escucharla, no podía abrir los ojos; mis párpados se habían vuelto uno y por mucha fuerza que hiciera, no podía abrirlos, era imposible.
<< Yo controlo vuestro destino... Sigo mis propias reglas del equilibrio, pero vosotros... los humanos... lo habéis alterado todo. Quien os creéis que sois para tomar vuestro hado por cuenta propia, vosotros, mis creaciones... os pensabais que con destruir los libros acabaría la magia verdad? El poder de los dioses.... destruido por los humanos... Ingenuos trozos de carne...
Dentro de mi gracia y benevolencia compartí nuestro poder con vosotros, y así lo agradecéis? Destruyendo algo que nos pertenece... Pues no.. ha vuelto... nuevos magos... cuanta vitalidad estaréis dispuestos a sacrificar para convencerme de que debéis vivir.... Abre tus ojos, humano, y demuéstrame que eres capaz de dominar tu destino... >>
No sabía quien narices me estaba hablando, pero entendí hacia donde quería llegar. La gente nunca debió destruir los libros, retaron a los dioses sin darse cuenta. No me dio tiempo a preguntarle nada, poco a poco la voz se fue perdiendo en el espacio a medida que acababa su monólogo.
Cuando el eco desapareció por completo, mis párpados volvieron a ser independientes el uno del otro y pude abrir los ojos para ubicarme. Y allí estaba, en la misma posición que había estado el demonio minutos atrás masacrando todo lo que se le ponía por delante.
Los cadáveres estaban esparcidos por todo el suelo, la gran mayoría habían sido descuartizados, pocos estaban completos, y otros sepultados bajo las rocas que se habían desprendido de paredes y techo durante la carnicería.
En cuanto a mi, estaba haciendo algo que no había hecho en mi vida: Sujetar una espada, la de aquel monstruo para ser exactos, pero pesaba demasiado, por lo que se me cayó como un yunque al suelo.
Delante mío, arrodillado, tenía a un soldado destrozado por las heridas. Su armadura, hecha de acero de gran calidad, estaba fundida por la parte del pecho. Pero su brazo izquierdo... rebanado a la altura del codo chorreaba sangre sin parar.
Mi destino no estaba muy lejos de ser diferente al de aquel hombre, me encontraba dentro de un círculo perfecto de arqueros en formación de ataque apuntando hacia mi.
–¡ No disparéis ! – ordenó Shinji mientras se abría paso entre el hilo de saeteros que me rodeaban.
Se acercó en carrera junto a otro soldado hacia mi posición. Pensaba que venían a arrancarme la cabeza, pero lejos de hacerlo, centraron toda su atención en el guerrero que se encontraba luchando entre la vida y la muerte.
–¡Padre! – gritó Shinji entre lágrimas mientras comprobaba sus constantes vitales – Está muy grave, pero sigue vivo. Ha sufrido grandes daños por hechizos de fuego de muy alto nivel. Solo la magia puede curar lo que la magia ha destruido.
Aquel hombre sumido en la agonía, era el padre de Emiko y Shinji, el actual Majutsu del país del fuego y capitán de aquel ejército.
– Probablemente este fuera el hombre que le paró los pies durante un rato a la bestia – pensé.
– Dígame lo que podemos hacer por él y lo haremos, mi señor, cueste lo que cueste – respondió el soldado, que todavía no se creía que su capitán hubiera sido derrotado.
–Nosotros no seríamos capaces de ayudarle –dijo Shinji centrando su mirada en mí – Él es el único que puede intentar algo, depende de ti Pablo.
Aquella situación me superó por completo, me sentía el culpable de todo lo que había pasado, y rompí a llorar a causa de la impotencia, que no era poca.
–Sé que no tengo excusa para lo que acaba de ocurrir, pero créeme Shinji, esa cosa no era yo, te lo garantizo– le expliqué a entre lágrimas.
–Estas hablando con el anterior propietario del libro, sé a que te refieres. Pero toda esta gente armada no, así que por lo menos ayuda a su líder y redímete ante ellos, yo se que no podías controlar a aquel monstruo.
El que Shinji estuviera de mi lado fue un gran alivio, después de haber visto como me atacó por abrazar a su hermana, no me hubiera gustado ver la reacción por matar a su padre.
–En marcha va, dime que tengo que hacer y lo haré –Intenté parecer seguro de mi mismo, pero en el fondo tenía bastante miedo.
Shinji se sacó de su bolsa aquel estúpido libro. El verdadero culpable de todo lo que había ocurrido.
–Cógelo, ahora te pertenece, con suerte bastará para salvar a mi padre. .
Shinji me dio el libro, pero no me atrevía a tocarlo. Tenía miedo de que aquel demonio volviera a poseerme sin aviso y que las cosas todavía se pusieran peor.
–No volverá a aparecer, ya lo has controlado una vez, puedes estar tranquilo –dijo Shinji como si pudiera leer mi mente y saber que aquella era mi principal preocupación –Ábrelo, debo comprobar que los hechizos que tienes son los mismos que tenía yo, si todo va bien, podremos usar magia de recuperación.
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magia, caballeros y espadas, romance entre humanos y seres sobre naturales
Editado: 04.09.2018